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El FMI vuelve a reducir el crecimiento de la economía española, al 4,8%, que no recuperará niveles precovid hasta 2023

El organismo internacional avisa que los daños colaterales de la guerra de Ucrania "se propagarán a lo largo y ancho" de la economía global, espolearán la espiral inflacionista y añadirán presiones sociales a los gobiernos.

La actividad económica en España se mantendrá como la más vigorosa de entre las potencias de rentas altas (un punto y medio por encima del promedio del G-7 para todo el ejercicio), aunque retrasará hasta al menos el último tramo de 2023, al término de la legislatura en curso, el restablecimiento de sus niveles previos a la Gran Pandemia. Las previsiones del World Economic Outlook (WEO) de primavera del Fondo Monetario Internacional (FMI) muestra una radiografía de situación todavía más preocupante que en su dictamen del pasado mes de enero, aún previo a la guerra de Ucrania, el factor que ha «agravado de forma severa la salud» de la economía mundial, cuyos efectos «se propagarán sin remedio a lo largo y ancho» del planeta, alerta en informe el consejero económico del organismo internacional y su director del Departamento de Investigación, Pierre-Olivier Gourinchas.

El diagnóstico aprecia una carga de profundidad sobre la actividad económica que «continúa sin recuperarse completamente de la Gran Pandemia» y que, «todavía antes del estallido militar en Ucrania», ya había revelado «notables muestras de inflación en numerosos países» debido a los «desequilibrios entre la oferta y la demanda» (en especial, en los mercados energéticos), y que han impulsado el inicio de unas políticas monetarias más restrictivas, explica Gourinchas quien, no obstante, se cuida de emplear el término estanflación (estancamiento económico junto a una subida de los precios y un aumento del desempleo).

El PIB global, según el WEO, crecerá un 3,6% este año, ocho décimas por debajo de su predicción de enero (achacable en su totalidad a los daños colaterales de la invasión rusa) y 1,3 puntos menos que en sus perspectivas de otoño, cuando emergieron las nuevas disrupciones en el comercio global, la crisis logística y, sobre todo, la escalada de los precios energéticos con el gas como su activo más intenso. Por su parte, la inflación en el conjunto de Europa (la UE, Reino Unido, Suiza, Noruega e Islandia) va a repuntar en un 12,6% este año, desde el 4,9% de 2021, y otro 7,5% en 2023 (con el IPC de la Eurozona subiendo otro 5,3% en este ejercicio y un 2,3% el próximo año), y Norteamérica se coloque a su rebufo, catapultada por la estadounidense, con un alza del 7,7%.

España, en este contexto de «ralentización económica con escalada de la inflación» en el que la guerra de Ucrania «ha aumentado abruptamente los riesgos y ha intensificado los desafíos de la sociedad civil hacia los gobiernos», como reconoce Gourinchas, ofrece una doble lectura para el Fondo. Por un lado, experimenta un drástico recorte, de un punto, hasta el 4,8%, el crecimiento de su PIB para este año (1,6 puntos menos que en su previsión de otoño y 1 punto menos que en enero) y de otro medio punto, hasta el 3,3% en 2023, aunque en este cálculo eleva en siete décimas la predicción de octubre.

Pero, por otro, el FMI sigue considerando a la economía española como el motor del dinamismo entre las potencias industrializadas que, en su conjunto (la suma de los PIB del G-7 más España) será del 3,3% en 2021; dos décimas por encima, incluso, del resto de naciones de rentas altas, entre las que se incluyen Australia, Nueva Zelanda o Corea del Sur, entre otras.

El PIB español superaría con creces, de cumplirse los pronósticos del Fondo, al repunte del 3,9% que sus expertos prevén para la economía Canadá y al 3,7% que anticipan para la de EEUU y la del Reino Unido. Los tres principales socios del euro (Alemania, Francia e Italia) navegarían por debajo de la cota del 3%, igual que Japón.

Por contra, el IPC español se mantendría en los mismos umbrales que los de sus aliados monetarios. En el 5,3%. El mismo incremento de promedio anual que en Alemania e Italia e, incluso, dos décimas por debajo del encarecimiento de la cesta de la compra francesa.

La coyuntura española se completa con otros signos alentadores. O, cuanto menos, de un cierto optimismo. Porque la tasa de desempleo seguirá descendiendo -del 14,8% en 2021, al 13,4% en 2022 y al 13,1% el próximo año- y con un comportamiento solvente de su balanza de pagos; de apenas tres décimas de superávit este ejercicio y una décima más en 2023.

También baja el déficit. Hasta el 5,3% este año, un punto menos en 2023 y en el 3,9% del PIB en 2024, lo que supone tan sólo un punto por encima de los niveles previos a la epidemia. Más compleja será la corrección de la deuda que pasará del 118,7% del PIB en 2021, al 116,4% de este año, al 115,9% en 2023 y al 114,7% en 2024, según constata el Fiscal Monitor del FMI.

T/Diario Público/LRDS

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