Columnas

Continúa la confrontación entre el Occidente Global (OTAN) y la Federación Rusa.

A un año del inicio de la Operación Militar Especial rusa en lo que fue territorio ucraniano, las posibilidades de expansión del conflicto amenazan con extenderse hasta Transnitria y Moldavia, mientras ambos bandos, Kiev y Moscú, acusan a su contraparte de intentar iniciar operaciones en ese territorio, pero la realidad apunta a que Kiev podría intentar una operación de bandera falsa en la región citada.

Transnitria, pro rusa, Moldavia, con tendencia occidental, pudieran convertirse en un territorio a donde se expanda un conflicto que se iniciara con el «golpe de Estado» de 2014 conocido como «Euro-Maidán» planificado por occidente – EE.UU. – a juzgar por la participación de Victoria Nuland y John McCain, que costó según las declaraciones de Nuland, 5 mil millones de dólares a los Estados Unidos.

El analista y periodista, Thierry Meyssan, (Voltairenet.org 2023) señala que «muchos creen, erróneamente, que la derrota del gobierno de Kiev en Donetsk y ‎Lugansk, así como, en Jerson y Zaporiyia, marcará el fin de los combates».

Ante la ‎resistencia a la aplicación de la resolución 2202 (2015) del Consejo de Seguridad de la ONU, referente a la aplicación de los acuerdos de Minks-Bielorusia, ‎el presidente Vladimir Putin ha señalado que quedan por liberar las regiones de Odesa y ‎Transnistria, enfrentamiento que el Pentágono ha venido preparando y creando las condiciones desde 2019.

El conflicto que ya llega a su «Noveno año‎», ha costado la vida a mas de 15 mil personas habitantes del Dombas (niños y ancianos inclusive) y otras regiones cercanas, con mas de 40 mil heridos y un número millonario de desplazados.

Sin embargo, las negociaciones de paz han sido frustradas por la intervención de los socios occidentales de Kiev desde 2014 convirtiendo en una farsa los acuerdos de Paz de Minks, celebrados en 2014 y 2015, pretexto occidental para armar a Kiev en contra de Moscú, lo cual, se ha confirmado luego de las declaraciones de la Ex-Canciller de Alemania, Angela Merkel, hace escasos meses.

Mientras la prensa occidental nos habla de la expansión de la guerra, los nacionalistas neonazis ‎ucranianos se ocupan de restaurar los símbolos del nazismo, ideología de odio que amenaza por extenderse al mundo entero, debido a la tolerancia y ayuda occidental al régimen neonazi de Kiev, con repercusiones inclusive en los EE.UU.

Mientras tanto, EE.UU. aboga por el «orden internacional basado en reglas” desconociendo los principios de la Carta de la ONU y afectando el funcionamiento del Consejo de Seguridad de esa organización.

El vice-ministro de Relaciones Exteriores de China, Xie Feng, en julio de 2021 en conversaciones con Wendy Sherman (subsecretaria de Estado de Estados Unidos), en Tianjin, que la defensa del supuesto “orden internacional basado en reglas” de Estados Unidos es en realidad, «un intento de un número pequeño de países occidentales, incluido Estados Unidos, de empaquetar sus “preceptos familiares y reglas de bando” como normas internacionales», que sirven para restringir y reprimir a otros países.

Detrás de esto, subyace la tesis del «excepcionalismo estadounidense» para garantizar su hegemonía, violando el Derecho Internacional, justificando ideológicamente, sus acciones en el planeta.

Así las cosas, queda esperar que la duración del conflicto se extienda, así como, el territorio en que se ejecuta, rompiendo con 70 años de paz en Europa, aumentando las posibilidades de un conflicto nuclear debido a que la guerra en Ucrania, no es otra cosa que una «Guerra Proxy» o «Guerra Subsidiaria» que los Estados Unidos y occidente desarrollan contra la «Federación de Rusia» con el objeto de debilitarla y pretendiendo paralelamente, crear un conflicto entre la República Popular China y Taiwan, territorio que la primera (RPCh) considera como inalienable.

Según el portal estadounidense The Hill (Febrero de 2023), el costo de la guerra para Occidente, alcanza los US$ 77.5 mil millones de dólares a la fecha, cifra que va creciendo en la medida que el conflicto se extiende y no existan condiciones para los diálogos de paz, debido a las acciones de la parte occidental.

El canciller chino, Qin Gang, ha indicado el 7 de marzo de 2023, que «habrá conflicto y confrontación si EE.UU. sigue acelerando por el camino equivocado». El canciller también criticó la estrategia Indo-Pacífico de Washington, que busca «organizar una versión Asia-Pacífico de la OTAN».

Rusia posee aproximadamente, el 37% de los recursos naturales del mundo y es el único país que tiene la capacidad militar para detener la expansión de la OTAN. Sin embargo, Estados Unidos controla las grandes cadenas de información privadas mundiales y esto puede ser muy peligroso a la hora de simular una coyuntura que justifique una agresión de mayor dimensión a Rusia.

Henry Kissinger y John Mearcheimer han declarado sobre la necesidad de resolver el conflicto por la vía de la negociación, lo cual, es contrario a la posición de Ursula von der Layen y Josept Borrell de que la solución al conflicto se decidirá en el campo de batalla.

Recientemente, en la Conferencia de Munich-Alemania, celebrada en Febrero del corriente año, occidente proyecta la continuación de la guerra en Ucrania y el futuro del orden mundial, para continuar la hegemonía occidental prevaleciente en los últimos 500+ años en el orbe.

En dicha conferencia, los participantes han acordado «la necesidad de fortalecer la defensa de Ucrania para lograr repeler la «invasión rusa», sin dar a este país – Rusia – la posibilidad de presentar su visión del conflicto y señalando al Presidente Vladimir Putin de llevar a cabo «planes imperialistas», cuando es en realidad occidente, quien ha impulsado esta guerra desde al menos, las últimas tres décadas.

Todo indica que la guerra peligrosamente se extenderá sin saberse cuando podría finalizar.

Para cerrar, la humanidad y particularmente, el Sur Global, debe prepararse para rechazar la expansión del nazismo, pues amenaza la existencia de la mayor parte de los habitantes del planeta.

Dr. Vladimir Adrianza Salas.
Analista Internacional.
Investigador adscrito al Centro Internacional Miranda (CIM).

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