Columnas

Nueva Granada: el campo de batalla

Historia Viva

Los recientes acontecimientos en Colombia con el triunfo  de Gustavo Petro a la presidencia y Francia Márquez a  la vicepresidencia nos permiten reafirmar que se trata de un hito histórico sin precedentes desde que se disolvió el sueño de Bolívar con su muerte en 1830.

La historia no es cíclica, ni vertical, ni horizontal, es una línea sinuosa y diversa que no se ajusta ni a las figuras geométricas ni a las cuentas de multiplicar, por ser un asunto humano es disímil, sorpresiva a veces previsible a veces no, tal cual ocurría en 1822 cuando el Libertador Simón Bolívar cabalgaba miles de kilómetros al sur cambiando rutas y planes cuando iba a Quito junto a parte del ejercito libertador seguidos por llaneros veteranos de 10 años de guerra, andinos ansiosos de libertad, guayaneses, marabinos, corianos y orientales cuyos huesos aún están enterrados en la Bolivia, el Perú y el Ecuador de hoy.

Si bien Sucre partió con una vanguardia en 1821, antes del triunfo de Carabobo, los planes de la Campaña del Sur cada vez fueron ajustados a circunstancias imprevistas, a sorpresas militares de lado y lado, a las novedades de batallar en montañas abruptas, la gran diferencia fue la pericia guerrillera de las tropas del Ejército Libertador que salió de Carabobo con la moral alta, con un objetivo claro la liberación y la independencia del Sur.

Hoy a doscientos años de la Campaña del Sur, los escenarios que visionó Bolívar son los mismos que transita la América del Sur hoy, no porque se repitan hechos similares, sino porque no se han cumplido y están por cumplirse los anhelos y demandas del pueblo colombiano, de aquella república continental que diseño el Libertador con Venezuela, Nueva Granada, Quito, Lima y La Paz, entonces Alto Perú. Un inmenso territorio estratégico que los EE.UU. han tratado por todo los medios de dominar y que ahora lo están perdiendo palmo a palmo, tal cual lo perdió la monarquía española doscientos años atrás.

En una carta a su sobrino Fernando Toro, desde Cuenca el 23 de septiembre de 1823, Bolívar recoge una síntesis histórica donde nos podemos  retratar hoy para redibujar la doctrina bolivariana y tener conciencia del papel actual de Colombia en la geopolítica de Sur América:
“Yo imagino que Venezuela es nuestra vanguardia, Cundinamarca nuestros cuerpo de batalla,  y Quito nuestra reserva. La filosofía de la guerra dicta que la vanguardia sufra, pero que exija refuerzos de los otros cuerpos, que el centro auxilie a la vanguardia con todo su poder y que la reserva cuidando de su espalda, deposite en si la salud  y las esperanzas del ejército. Escucha y verás que esta reserva debe tener todos los elementos que ahora no tiene”.

Venezuela sigue siendo la misma vanguardia de hace 200 años, hemos recibido todos los ataques posibles e imposibles y estos últimos 20 años contrario a lo que dijo Bolívar, desde Nueva Granada y Cundinamarca no hemos recibido sino agresiones. Solo ahora en 2022 con la elección de Gustavo Petro se abren las ventanas de la esperanza de paz.

La época de Bolívar ahora es la épica de Chávez y Maduro con el pueblo venezolano, es histórica, le toca al presidente Gustavo Petro con el pueblo colombiano una jornada que debería ser épica también porque la situación en territorio colombiano es alto complicado.

Veamos solo algunos aspectos que el profesor Juan Romero historiador y analista estratégico nos ofrece sobre los retos de Petro en Colombia: “La estructura de poder, basado en la penetración de la narco-política y lo que representa en términos de participación, democracia e igualdad, será una de las pruebas más duras que deba enfrentar… Tiene 9 bases (militares norteamericanas)  formalmente reconocidas, pero a través de argucias legales tienes otras 9 más con presencia significativa de tropas norteamericanas. La concentración de la propiedad de la tierra en pocas manos es uno de los grandes problemas sociales en Colombia. Es la base de los desplazamientos forzados y la base simultánea de los cultivos de hoja de coca. Los propietarios de la tierra, los terrateniente colombianos han mantenido relaciones cercanas con los grupos paramilitares que cuidan y protegen los cultivos de hoja de coca, base de la cocaína comercializada mundialmente…”

A estos aspectos, Colombia con Petro y Francia deberán asumir desafíos a lo interno y externo, la alianza con Venezuela es impostergable para recuperar las relaciones comerciales legales cuando  el intercambio binacional montaba los 15 millones de dólares en 2010, la continuación del gasoducto transcaribeño desde Venezuela boicoteado por Uribe y Duque, la integración de Colombia a la CELAC, UNASUR y al ALBA TCP.

A Petro le tocará despejar maniobras peligrosas y ofensivas de la oligarquía y de los EE.UU.  en el tránsito a consolidarse en el poder con el ímpetu del pueblo pobre colombiano cuya organización y recuperación como tejido social debe fortalecerse para garantizar los alcances de la victoria del 19 de junio de 2022. La historia está del lado justo.

T/ Aldemaro Barrios Romero
venezuelared@gmail.com

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