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Movimiento 5 Estrellas quita el apoyo a Draghi en Italia

El Gobierno de Italia vuelve a tambalearse. Los senadores del Movimiento 5 Estrellas (M5S), hasta hace tres semanas la primera fuerza política del Parlamento, han decidido ausentarse durante la votación de la moción de confianza que el Ejecutivo de Mario Draghi había puesto sobre la aprobación de un importante decreto, un paquete de ayudas económicas que prevé algunos puntos inaceptables para los grillini. Ninguno de los senadores de la formación votó y aunque el Gobierno haya obtenido la confianza, por 172 votos a favor y 39 en contra, con su ausencia los del M5S han decretado la apertura de la crisis y el primer ministro se ha dirigido hacia el Palacio del Quirinale para reunirse con el presidente de la República, Sergio Mattarella.

Después del voto de la semana pasada en la Cámara, donde al final el M5S votó junto al resto de la mayoría que apoya al Gobierno, las costuras de la heterogénea y tambaleante coalición transversal que apoya al ejecutivo -que reúne desde la ultraderecha de la Liga hasta el progresista Partido democrático- han vuelto a saltar en las últimas horas, tras días de especulaciones, idas y venidas y reuniones para encontrar una solución que evitara empeorar la crisis y permitiera a los M5S salvar la cara.

La tercera vía que la formación fundada por el cómico Beppe Grillo pensaba haber encontrado era esta: salir del aula y abstenerse. Pero el líder de la Liga, Matteo Salvini, había amenazado que para su partido el gesto del M5S equivaldría a decretar el final de la legislatura. Y Draghi llevaba días avisando de que no estaría dispuesto a liderar un gobierno con otra mayoría. “No hay Gobierno sin el M5S, y ya he dicho que no hay un Gobierno Draghi más allá de este de ahora”, dijo el martes. “El Gobierno ahora puede trabajar. Si no hay las condiciones para que pueda hacerlo, y lo digo también para quien amenaza con alborotar todo en septiembre, un Gobierno con ultimátum no trabaja y pierde sentido su existencia”, añadió en la misma rueda de prensa, en un mensaje claro dirigido tanto a los grillini como a Salvini, unos y otros unidos por el afán de revertir las malas tendencias de los sondeos que auguran para ambos importantes pérdidas de apoyo.

La crisis llevaba semanas gestándose. El punto de inflexión llegó en los días de la cumbre de la OTAN en Madrid, que el primer ministro Mario Draghi dejó un día antes de lo previsto. Aquella imagen simbólica de Draghi sentado en un banco del Museo del Prado, cansado y solo, hablando por teléfono mientras los demás líderes invitados contemplaban los cuadros fue el preludio de lo que vino después. “Il Governo non rischia”, el Gobierno no corre peligro, había dicho en los pasillos de Ifema contestando a los periodistas. Su predecesor, Giuseppe Conte, el actual líder del M5S, pocas horas antes había mostrado su enojo después de que algunos medios publicaran que el primer ministro había pedido su destitución a Grillo, alma mater del partido. Algo que Draghi desmintió intentando aplacar la crisis con un largo encuentro con Conte en víspera del voto de la semana pasada a la Cámara. Pero el runrún siguió. Las aguas seguían revueltas en el M5S, un partido herido gravemente por la escisión anunciada unos días antes por el que fuera uno de sus fundadores y exlíder, el ministro de Exteriores, Luigi di Maio, quien se llevó consigo 60 parlamentarios.

¿Qué pasará ahora?

A partir de ahora puede pasar casi de todo y mucho dependerá de qué hará el presidente de la República, Sergio Mattarella. En las crónicas políticas en la prensa italiana, la reconstrucción de los movimientos de los partidos entre corrillos y off the record, no se descartaba esta mañana ninguna hipótesis. Porque las opciones que parecen más improbables pueden resucitar en cuestión de horas.

Draghi ha repetido que no está dispuesto a volver a sondear la posibilidad de un ejecutivo de transición de unos meses para pilotar el país durante antes de las elecciones. Pero si el primer ministro remite su mandato y dimite sin más, se abre la vía del adelanto electoral. Las elecciones, previstas para la primavera de 2023, se celebrarían a finales de septiembre o primeros de octubre, algo inusual en Italia donde siempre ha primado la necesidad de asegurar la aprobación de los presupuestos. Una necesidad más acuciante aún ante las turbulencias de la economía y por las obligaciones que Italia tiene para seguir recibiendo los fondos del plan de recuperación europeo.

T/ El Diario/ LRDS

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