El 2021 inició de forma triste para Honduras, una nueva caravana de alrededor de 6 mil personas partió iniciando enero a buscar nuevos destinos para calmar su desesperanza. Se trata de los miles de excluídos que se cansan de decir que no tienen en la nación centroamericana ninguna certeza de proseguir una vida de verdad.
Como ha ocurrido en los dos años precedentes, la Caravana apenas pudo entrar a la vecina Guatemala, allí las fuerzas de seguridad del régimen de Alejandro Giammatei reprimieron con saña a sus hermanos. El retorno fue a la fuerza.
La situación en Honduras, sobre todo en el norte del país se ha agravado con motivo del recrudecimiento de la pandemia y de los destrozos causados por el paso de los huracanes Iota y Eta. Se estima que casi 500 mil personas debieron ser evacuadas de sus viviendas ante tal fenómeno. Y como siempre luego olvidados a su suerte. Muchas de estas familias siguen viviendo en endebles carpas.
A las tragedias naturales y la pandemia se suma la peor endemia que vive Honduras, la pobreza, más del 60% de la población se encuentra en situación de exclusión. La protesta social es recurrentemente reprimida y el país está gobernado por un presidente cercado por escándalos de narcotráfico pero aún amparado en la protección de Estados Unidos.
La Organización de Naciones Unidas(ONU), ha hecho especial llamado de atención en torno a la tragedia que viven los niños hondureños. La Unicef estima que en la más reciente caravana de migrantes viajaban unos 100 menores de edad, de los cuáles el 80% viajaban solos.
“Hemos observado que hay un significativo número de personas migrantes en situación de vulnerabilidad ante grupos criminales que pudieran estar aprovechando la coyuntura para el tráfico ilícito de migrantes o para la trata. Es muy importante que la población tenga acceso a fuentes de información verificada sobre los requisitos para migrar», señaló la Organización Internacional de Migraciones (OIM) en un comunicado sobre la situación registrada en este enero.
Mientras la hipocresía se dirige a visibilizar en exceso lo que le conviene a los gobiernos de Estados Unidos para favorecer sus objetivos injerencistas, con respecto a Honduras todo parece ser anecdótico. Más allá de la atención puntual que brindan agencias de la ONU, el problema para no interesar mucho a la mayoría de los Estados y a las organizaciones internacionales correspondientes.
T/ Chevige González Marcó/ LRDS
