El Mundo

Papa Francisco exhorta a «dejar de oprimir la conciencia de los demás»

Desde Canadá

El Papa Francisco volvió ayer a pedir perdón a los indígenas en Canadá por los abusos que cometió la Iglesia contra sus comunidades y llamó a dejar de oprimir la conciencia de los demás, al pronunciar su primera homilía mayor pública desde que llegó el domingo al país para una visita de seis días.

Al son de tambores y de canciones tradicionales de los pueblos originarios, el papa argentino Jorge Mario Bergoglio, de 85 años, arribó al Estadio de la Mancomunidad, de Edmonton, saludando desde su papamóvil. El pontífice se detuvo varias veces para besar y bendecir a los bebés, como es su costumbre, mientras entre la multitud había muchos nativos canadienses, algunos ataviados con trajes tradicionales.

Durante su homilía en español, ante unas 50 mil personas, según las autoridades canadienses, Francisco convocó a aprender, como individuos y como Iglesia, a no oprimir nunca la conciencia de los demás y no encadenar la libertad de quienes tenemos cerca. Volvió a pedir por “un futuro en el que la historia de violencia y marginación que sufren nuestros hermanos indígenas no se repita para nadie”.

Algunos fieles desplegaron una pancarta en la que se leía “Cada niño importa”, mientras otros portaban tocados tradicionales. Francisco usó una prenda que, según las autoridades, se inspiró en el arte indígena canadiense.

Por problemas en una rodilla, el pontífice ofició la ceremonia sentado detrás del altar, desde donde instó a los jóvenes a apreciar la sabiduría y la experiencia de sus abuelos como parte fundamental de su propio ser, y a atesorar esas lecciones para construir un futuro mejor.

Esta gran homilía coincidió con la fiesta de Santa Ana, madre de la Virgen María y abuela de Jesús en la tradición católica, una figura importante para muchas comunidades nativas canadienses. Durante varios meses, ha hablado sobre la necesidad de atesorar la sabiduría de los abuelos y no descartarlos como si fueran parte de la “cultura del derroche”.

Antier, el Papa pidió perdón ante una multitud de los pueblos originarios Primeras Naciones, Metis e Inuit, en Maskwacis, al sur de Edmonton, por los abusos cometidos en escuelas residenciales para niños indígenas gestionadas por la Iglesia católica en Canadá, como la Ermineskin, activa desde 1895 hasta 1975.

Más de 150 mil niños indígenas fueron sacados de sus hogares y obligados a asistir a escuelas cristianas financiadas por el gobierno desde el siglo XIX hasta la década de 1990, con el fin de aislarlos de la influencia de sus familias y su cultura. El objetivo era cristianizarlos e integrarlos a una sociedad que los gobiernos canadienses consideraban superior, pero muchos padecieron abusos físicos y sexuales de directores y profesores, y se cree que miles murieron de enfermedades, desnutrición o abandono.

El jefe Wilton Littlechild, quien asistió a uno de los mencionados internados, entregó antier a Francisco un tocado, colocándoselo en la cabeza en medio de los vítores de una audiencia en Maskwacis, Alberta, que incluía a muchas víctimas de los internados.

El Vaticano y el Papa apreciaron el gesto: Francisco besó las manos de Littlechild después de recibir el tocado, algo hizo en en otro momento como señal de respeto a los supervivientes del Holocausto, y que ha hecho en este viaje por las víctimas de los internados.

Críticas de líderes nativos al Papa y a Littlechild

Pero no a todo el mundo le gustó el gesto de Littlechild. Algunos miembros de comunidades indígenas dijeron que parecía incongruente con las transgresiones cometidas en el pasado en las escuelas gestionadas por la Iglesia, por las que Francisco se disculpó.

Russ Diabo, de la nación mohawk de Kahnawake y defensor de los indígenas, describió la escena como una “pompa”, y las declaraciones del Papa como “fáciles”.

Henry Swanpy, miembro de las Primeras Naciones Sagkeeng, dijo estar “decepcionado” porque el Papa habló en español. “Cuando fui al internado, me prohibieron hablar mi idioma, tenía que hablar inglés. Debería haber aprendido a disculparse en nuestro idioma, no es difícil decir la palabra ‘perdón’”.

Murray Sinclair, presidente de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación de Canadá para las Primeras Naciones, afirmó ayer que las disculpas no fueron suficientes para reconocer el papel del papado en la justificación de la expansión colonial europea y el apoyo de la jerarquía a la política de integración forzada de Canadá.

Este viaje, que el Papa calificó de “peregrinación penitencial”, está dedicado en gran medida a estas poblaciones indígenas del país. Francisco visitará hoy la ciudad de Québec antes de la última etapa del viaje, que concluirá el viernes en la norteña ciudad de Iqaluit, Nunavut.

T/ La Jornada/ LRDS

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