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Hungría y Polonia afianzan alianza para vetar fondo de recuperación europeo

Hungría y Polonia se enrocan en su veto al fondo de recuperación europeo y escenifican un frente unido frente al resto de países. En toda negociación, la puesta en escena tiene su papel, y en este caso, Viktor Orbán y Mateusz Morawiecki se reunieron ayer en Budapest para reafirmar su oposición a que se condicione el presupuesto de la UE al respeto al Estado de derecho y piden que se debata en la cumbre del próximos 10 y 11 de diciembre.

Temerosos de que el resto de países consigan dividirlos, subrayan en una declaración conjunta que “ni Polonia ni Hungría aceptarán ninguna propuesta que sea considerada inaceptable por el otro”. Precisamente, una de las intenciones nunca confesadas de la UE es aislar al húngaro Orbán, al que consideran más radical ante un Morawiecki que intuyen que mostrará más flexibilidad en el momento final. No es el caso hasta el momento. Entre los dos anda el juego, frente a los demás 24 países y con una Eslovenia que juega un rol confuso, defendiendo de palabra los argumentos de los dos díscolos, pero sin vetar el acuerdo.

“Este debate no se puede resolver con dinero”, dijo Orbán, intentando quitarse de encima la responsabilidad que supone bloquear los presupuestos de la UE para los próximos siete años y el fondo de recuperación que toda la economía europea necesita urgentemente.

Los avisos contra este bloqueo llegan también desde España, que señala que si no hay acuerdo antes de terminar el año, se abrirá “una crisis insondable, mucho peor que la vivida con el euro, la crisis migratoria o el Brexit”, según Juan González-Barba, secretario de Estado para la UE, que pide a Hungría y Polonia un ejercicio de recapitulación.

Por el momento, no hay recapitulación a la vista, más bien lo contrario, doblan la apuesta y van a enfrentarlo abiertamente a la cumbre de líderes de la UE de diciembre. Aunque el objetivo de la presidencia alemana, y de la canciller Angela Merkel, es la negociación tranquila buscando vías alternativas, por el momento no se encuentra ninguna.

En la declaración conjunta de ayer, Orbán y Morawiecki reafirman sus tesis. Que este mecanismo de condicionalidad supone “un debilitamiento del Estado de derecho porque lo degrada a un instrumento político” y añaden que tal como está presentado, esta condicionalidad “burla el Tratado, aplica definiciones vagas y términos ambiguos sin un criterio claro en el que se pueden basar las sanciones y no contiene garantías significativas de procedimiento”.

T/ La Vanguardia/ LRDS

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