En una pequeña comunidad indígena de San Pablito, a más de 170 kilómetros de la Ciudad de México, tiene lugar una antigua técnica de fabricación de papel aún próspera, al punto de ser la marca de la localidad y una de las actividades que trae fortuna a los lugareños.
Ubicado en el municipio montañoso de Pahuatlán, en el estado central de Puebla, la comunidad acoge a artesanos indígenas otomíes que conservan la tradición de utilizar la corteza del jonote para hacer papel «amate».
Uno de ellos es Fausto Santos, quien aprendió la conocida técnica desde niño, bajo la enseñanza de su padre.
Con evidente orgullo, Fausto explicó a Xinhua que, para los artistas que se dedican a la fabricación del papel amate, lo más importante es conseguir la materia prima, fundamentalmente el jonote.
También detalló el proceso de fabricación, que inicia con el suavizado de la corteza para luego «esperar durante un día completo de estar hirviendo en una paila».
El artesano aclaró que la piedra volcánica es esencial para el logro del producto deseado, ya que piedras provenientes de otros materiales o utensilios como los metates, una herramienta de cocina muy utilizada en diversas culturas de Mesoamérica, «no sirven» porque descomponen la materia base que da forma al papel amate.
Cuando Fausto era niño y aprendió el oficio, el papel amate se usaba más para prácticas religiosas y de creencias populares que para la ornamentación, como actualmente.
Con dicho material, el artesano y sus familiares que dominan la práctica dan forma a cuadros monumentales, lámparas y artesanías de diversa índole que comercializan en su galería familiar en San Pablito, junto a otros productos elaborados manualmente con chaquiras y bordados.
Al otro lado del planeta, en Fuyang, en la provincia oriental china de Zhejiang, la técnica tradicional de elaboración de papel de bambú continúa enriqueciendo su larga historia de más de mil años.
Fuyang es conocida por ser la cuna del antiguo oficio de la elaboración del papel de bambú, que figura en la lista de patrimonios culturales inmateriales de China.
Actualmente, los artesanos que viven en esta aldea suburbana de montaña mantienen el antiguo arte de hacer papel y Zhu Zhonghua es uno de los herederos de este tradicional oficio.
Según explicó Zhu, la técnica de elaboración del papel de bambú de Fuyang debe seguir varios pasos. El primero consiste en cortar los bambúes y la época más oportuna del año para hacerlo es cuando llega Xiaoman (brotes de grano), un término solar del calendario tradicional chino que refiere a la parte final del mes de mayo.
Luego de medio mes de fermentación, el papel se somete a los procedimientos de machacar, dragar y asolear, todo un proceso que dura más de medio año, lo que hace que la producción sea relativamente baja.
«Debido a las características únicas de las fibras de bambú, los trazos escritos en papel de bambú parecen más nítidos y delicados, ya que su superficie es lisa y compacta», afirmó Zhu.
El papel de bambú es impecable, flexible, soluble, impermeable y muy fácil de conservar. Por esas cualidades, es popular entre calígrafos y pintores, así como muy utilizado por museos y archivos para la restauración.
Como herramienta importante para la comunicación y el mantenimiento de registros, el proceso evolutivo del papel ha sido objeto de atención constante por parte de la sociedad moderna.
Para Fausto, la continuidad a lo largo del tiempo de la fabricación de papel de bambú en China y de papel amate en México es una cuestión sumamente positiva.
«Para mí es padre (bueno) que haya una convivencia, un encuentro más que nada de dos culturas en ese tipo de técnica», dijo el artesano.
Por José Gabriel Martínez
T: Xinhua/LRDS