En su intervención, el Gobierno Bolivariano ratificó su firme apoyo al pueblo de Puerto Rico en su aspiración de soberanía y autodeterminación, derechos históricamente negados por Estados Unidos, al que denunció como potencia colonial.
Venezuela hizo un llamado enfático a la comunidad internacional para poner fin al régimen de tutela impuesto sobre la isla, al señalar que esta condición ha profundizado la desigualdad y ha afectado el bienestar de los puertorriqueños.
Asimismo, ratificó su posición en defensa de la independencia y la justicia para los pueblos que aún enfrentan el dominio colonial, además de instar a la ONU a fortalecer sus esfuerzos en la promoción de mecanismos de autodeterminación efectivos.
Con esta declaración, Venezuela consolida su papel en la escena internacional como un defensor activo de la soberanía de los pueblos y el respeto a sus derechos fundamentales, para reiterar su compromiso con la construcción de un mundo más justo y equitativo.
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