Columnas

Israel mata por matar y nos vende la historia de “lucha antiterrorista”

La violencia se intensifica en la ocupada Cisjordania, mientras los palestinos de la asediada Franja de Gaza se preparan para otra confrontación con Israel.

En mayo de 2021, los enfrentamientos en la ciudad de Al-Quds (Jerusalén) fueron la primera ficha del dominó en caer en una serie de eventos que provocaron una guerra sangrienta entre el régimen de Israel y las facciones palestinas de Gaza. 

Este año, la situación en Al-Quds sigue siendo tan tensa como siempre, por supuesto, pero esta vez los puntos de fricción están en otra parte. 14 colonos y militares israelíes han muerto en distintos ataques de represalia lanzados por jóvenes palestinos en el centro y sur de los territorios ocupados por Israel.

Al menos 15 palestinos en Cisjordania han muerto en enfrentamientos por disparos de soldados israelíes en las últimas dos semanas. Casi la mayoría de las víctimas palestinas eran civiles desarmados.

Las llamas que hierven a fuego lento en la ocupada Cisjordania han incendiado Al-Quds, hogar de cientos de miles de palestinos que ven esta ciudad como su futura capital. Aún más preocupante, el mes sagrado musulmán de Ramadán este año coincide con las principales festividades judías, de modo que el aumento del fervor religioso puede acrecentar las tensiones; Los funcionarios han advertido durante meses que la convergencia de estas celebraciones podría desencadenar una escalada de violencia.

Enfrentamientos en la Puerta de Damasco

La Puerta de Damasco es la más grande de las ocho entradas de la ciudad santa de Al-Quds y durante milenios recibió a peregrinos y comerciantes procedentes de Siria. La Puerta de Damasco, que vemos hoy en día, se reconstruyó en el siglo XVI, y se encuentra en el norte de la muralla y da acceso al zoco del barrio musulmán.

Todo ha cambiado el primer día de Ramadán de este año, cuando las fuerzas israelíes impidieron con barreras metálicas que los palestinos se reunieran alrededor de los grandes escalones de la Puerta de Damasco durante las largas y calurosas noches de este mes sagrado.

Los militares israelíes solo permitieron un estrecho acceso a pie a través de las pequeñas escaleras. Los palestinos denunciaron esta medida israelí y, al considerarla una provocación, organizaron manifestaciones nocturnas para rechazarla.

Las demandas palestinas eran claras: eliminar las barreras alrededor de las escaleras principales y reabrir el área de la Puerta de Damasco.

El punto de inflexión tuvo lugar cuando los colonos extremistas se reunieron y desfilaron coreando consignas contra los musulmanes con plena ayuda de las fuerzas israelíes.

El 22 de abril las cosas se precipitaron. Las fuerzas israelíes reprimieron las marchas palestinas y dejaron heridos a unos 120 palestinos. A partir de entonces, las manifestaciones se han multiplicado e intensificado. Dos días después, la policía israelí se vio obligada a eliminar las barreras y abrir las escaleras de la Puerta de Damasco.

El pasado 7 de mayo, las tropas israelíes irrumpieron en el recinto de la Mezquita de Al-Aqsa y abrieron fuego contra unos 7000 palestinos que rezaban en el recinto sagrado. Como consecuencia, más de 200 palestinos resultaron heridos, y uno de ellos perdió la vista.

La escalada puede venir de diferentes lugares

La policía israelí argumentó que las duras tácticas eran necesarias para reprimir efectivamente a los manifestantes palestinos en Al-Quds. Pero parecían tener el efecto contrario, impulsando a más palestinos a unirse a los enfrentamientos nocturnos y aumentando las tensiones en otras ciudades de la ocupada Cisjordania.

Conforme a los expertos, la escalada de tensión puede provenir de diferentes lugares, y podría ser una confrontación amplia en [la ciudad cisjordana de] Yenin, porque los israelíes están planeando vengarse de la ciudad, por las operaciones de represalia de los palestinos que viven ahí.

Los enfrentamientos armados entre los combatientes palestinos y los soldados israelíes en los últimos días se producen en medio de un aumento de las redadas, arrestos y asesinatos selectivos del ejército israelí.

Crecen los temores de una posible invasión israelí a gran escala al campo de refugiados de Yenin, donde viven miembros del movimiento Yihad Islámica Palestina. El 10 de abril, un portavoz del movimiento Al-Fatah advirtió que “la continua agresión israelí contra el campamento de Yenin conducirá pronto a una confrontación abierta y total”.

Por su parte, Hazem Qasem, un vocero del movimiento de Resistencia Islámica de Palestina (HAMAS), aseguró que el estallido se producirá en función de los acontecimientos sobre el terreno. “HAMAS respalda a los palestinos de Yenin, y no se quedará de brazos cruzados si los colonos israelíes continúan asaltando la Mezquita Al-Aqsa”, remarcó.

Matar por matar: El terrorismo israelí en Cisjordania

La capacidad de aguantar el sufrimiento, dolor y la injusticia es uno de los atributos de la naturaleza humana. Pero, en los territorios ocupados palestinos hay sucesos que llegan al límite. El asesinato de una mujer desarmada en la ocupada Cisjordania y el ataque a fieles musulmanes que rezaban en la Mezquita de Al-Aqsa es un crimen horrendo.

El asesinato de esa mujer y el fomento de la violencia sectaria son crímenes nefastos y repulsivos, que exigen una condena internacional. Son crímenes conmovedores. No hay palabras para definirlos.

Las tropas israelíes han dejado en Cisjordania una estela de crímenes, con la matanza indiscriminada de civiles. La política israelí “mata por matar”, es una guerra espeluznante que Estados Unidos y sus aliados están negando, a pesar de las evidencias. Que lo niegue Neftali Bennett o sus ministros es lógico. Que lo quieran desmentir organizaciones internacionales de derechos humanos es más que doloroso.

No se puede tolerar que los militares israelíes asesinen a los civiles palestinos para sembrar el terror y así doblegar la voluntad del pueblo palestino con la complicidad de las ONG, las Naciones Unidas, el imperialismo estadounidense y los regímenes reaccionarios árabes (los que normalizaron relaciones con el régimen de Tel Aviv).

Es inaceptable que el silencio de la comunidad internacional ofrezca una cobertura legal que permita al régimen israelí matar a sangre fría a los palestinos para poner de rodillas a un pueblo que lleva más de siete décadas sufriendo una ocupación asfixiante.

T/ Mohsen Khalif

 

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