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La pandemia deja zonas populares de Andalucía, en España con tasas de tuberculosis

Un informe epidemiológico de la Junta advierte del incremento de la enfermedad infecciosa en zonas desfavorecidas, lo que expertos atribuyen a una mayor desigualdad socioeconómica y al deterioro de la atención primaria.

La desigualdad también puede dañar seriamente la salud. Un informe de la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía refleja que casi el 21% de los casos de tuberculosis registrados en esta comunidad entre 2019 y 2021 se dieron en zonas desfavorecidas por su situación de pobreza y exclusión social. Y 27 de esos núcleos de población ya superan o se aproximan a las tasas de tuberculosis de países de África como Burundi, Ruanda o Senegal, con Índices de Desarrollo Humano y esperanza de vida bastante inferiores a los de España.

Un informe epidemiológico de la Junta advierte del incremento de la enfermedad infecciosa en zonas desfavorecidas, lo que expertos atribuyen a una mayor desigualdad socioeconómica y al deterioro de la atención primaria.

El informe publicado el pasado 24 de junio en el Sistema de Vigilancia Epidemiológica de Andalucía, de la Consejería de Salud, analiza la incidencia de la tuberculosis en 99 zonas desfavorecidas que «comparten niveles similares de paro, alfabetización, pobreza económica y material (viviendas en estado ruinoso, malo o deficiente)». Y en esas zonas –la mayoría barrios de municipios de más de 50.000 habitantes- viven un total de 1.141.116 personas, el 17% de la población andaluza.

EL estudio revela que de los 1.993 casos de tuberculosis declarados en Andalucía entre 2019 y 2021, el 20,8% -416- se registraron en las zonas desfavorecidas, sobre todo de las provincias de Almería, Sevilla y Cádiz, que aglutinan entre el 30 y el 15% de las incidencias notificadas en los núcleos de población más pobres. La Mojonera-Roquetas (Almería), con 37 casos; Tres Barrios-Amate (Sevilla), con 29; El Ejido Centro (Almería), con 27; Zona Sur de Algeciras (Cádiz); con 21, y La Plata-Padre Pío-Palmete y Polígono Sur (Sevilla) con 20 cada una, son las zonas con una mayor incidencia.

Esas zonas coinciden, además, con lo que reflejan las tablas de Indicadores Urbanos del Instituto Nacional de Estadística, donde 11 de los 15 barrios con la menor renta media anual por habitante y tres de los cinco municipios de España con menor esperanza de vida se encuentran en Andalucía.

Los autores del informe publicado en el Sistema de Vigilancia Epidemiológica de Andalucía destacan que 27 de las Zonas Desfavorecidas «superan el umbral de baja endemicidad» propuesto por la OMS (Organización Mundial de la Salud) -40 casos por cada 100.000 habitantes- y señalan que sus tasas «son similares a las reportadas por países como Marruecos o Bolivia». «La tasa de incidencia en las Zonas Desfavorecidas de Andalucía –añaden- alcanza e incluso supera en incidencia a países del segundo y tercer mundo».

De acuerdo con los datos del Banco Mundial referidos al año 2020, las tasas de tuberculosis de los 27 barrios pobres andaluces con mayor incidencia –entre 41,84 y 182 casos por cada 100.000 habitantes- llegan a duplicar la de Ruanda -58- y a igualar o superar en algunos casos con creces las de Mauritania -87-, las de Senegal -117- Bolivia -105- o Marruecos -98-, entre otros países.

Como recomendación para reducir estas tasas en Andalucía, los autores del informe subrayan que es «fundamental» entender que en los núcleos de población más pobres «los determinantes sociales y estructurales juegan un papel crucial en la adquisición y desarrollo de la enfermedad tuberculosa». «Estas Zonas Desfavorecidas –explican- vienen dadas por la existencia de grandes desigualdades socioeconómicas, que, a causa de la pandemia de la covid-19, se han visto incrementadas de forma alarmante». Y para solucionarlo proponen abordar de manera integral la situación, «priorizando y actuando sobre las Zonas Desfavorecidas».

Estos datos de los barrios pobres andaluces contrastan con los que figuran en un informe posterior que publicó en agosto el Sistema de Vigilancia Epidemiológica sobre la situación general de la tuberculosis en toda la comunidad andaluza, en el que se refleja una tasa de 6,27 casos por cada 100.000 habitantes entre 2019 y 2021, frente a los 9,19 del periodo 2013-2018, y en la que destaca sobremanera la de Almería, con un 14,27.

Los condicionantes sociales de una enfermedad

Antonio Escolar trabajó durante muchos años en la vigilancia epidemiológica andaluza, como jefe de sección en el Hospital Puerta del Mar de Cádiz, como investigador asesor en la Delegación de Salud de la Junta en esa provincia y como autor de varios estudios sobre mortalidad y desigualdad. Y lo primero que le ha sorprendido del informe de sus colegas es la cantidad de personas que viven en las llamadas zonas desfavorecidas: «¡Más de un millón de personas, un 17% de la población andaluza! Sólo eso debería de poner los pelos de punta a las autoridades», exclama.

A juicio de Escolar, lo que refleja este informe es una realidad que no se quiere ver, unas cifras de empobrecimiento que se han elevado aún más con la pandemia y que ayudan a propagarse a una enfermedad como la tuberculosis que encuentra su caldo de cultivo en la marginación, la mala alimentación y el hacinamiento. «La tuberculosis –explica- es una enfermedad indicadora de entornos sociales, habitacionales, en los que hay exclusión, abandono. Indica que si está creciendo en determinados lugares es porque no se están resolviendo las causas primeras que la originan».

Este experto, ya jubilado, que se denomina a sí mismo como «epidemiólogo social», considera esencial ir a las causas de las causas de la enfermedad, no limitarse a un enfoque puramente médico o biológico. «La salud –dice- es el resultado de una interrelación con los condicionantes sociales. Hay ya un consenso científico muy grande sobre esto, aunque la investigación sobre los determinantes sociales de la salud sigue siendo escasa. Se hace mucho hincapié en lo biológico, pero somos seres sociales, no vivimos en una burbuja, y dependemos mucho de dónde vivimos y en qué condiciones».

El informe de la Junta sobre la tuberculosis en las zonas más pobres es, según Antonio Escolar, muy contundente. Lo que viene a demostrar –añade- es que «las estrategias no están funcionando» para atajar la tuberculosis en esas partes de Andalucía. Las deficiencias de la atención primaria, agravadas por la pandemia, el aumento de la privatización del sistema sanitario y el deterioro general de los servicios públicos juegan en contra, a su entender, de hallar la solución para este mal.

T/Diario Público/LRDS

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