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“Carne mexicana”

#Opinión por: Alexander Torres Iriarte

¿Quién creería que un apartado sitio del terruño falconiano iba a estar asociado con la historia levantisca de México y Venezuela? Este acontecimiento, extraviado en la memoria de muchos y traspapelados en los amarillentos periódicos de nuestras hemerotecas, bien merece ser recordado para machacar sobre los vínculos históricos que unen a pueblos afectos a libertad y a la independencia.

Los gobernantes de México encontraron en la figura de Juan Vicente Gómez una persona detestable. Los diálogos altisonantes, los dimes y diretes entre los funcionarios de ambos países alcanzarían su culmen con el rompimiento de relaciones diplomáticas en octubre de 1923. Un acumulado de improperios de parte y parte tocaba fondo con un incidente en La Guaira contra unos artistas mexicanos. Este desencuentro se solventaría en julio de 1933, abriéndose nuevamente los canales comunicativos entre Abelardo Rodríguez Luján y Lázaro Cárdenas, respectivamente, y el dictador andino.

No obstante, hay una fecha digna de ser resaltada, enmarcada en el conflicto diplomático antes señalado, nos referimos a la toma de Capatárida ocurrida el 12 de octubre de 1931. Hablamos de un grupo de insurrectos integrados por mexicanos y venezolanos dispuestos a derrocar a Juan Vicente Gómez.

La cabeza más visible de esta intentona sería el exiliado venezolano residente en México: Rafael Simón Urbina, hombre embraguetado y de añejas charreteras que ya se había medido, poco más de una década, con el temible Tirano de la Mulera.

Se presume que la dirigencia de la nación norteña avalaba la acción guerrillera de líder coriano, financiándolo en la adquisición de armas y municiones para acabar de una vez por toda con el gobernante entronizado en el poder más de una veintena de años

Así, nacía una excursión armada conjunta de venezolanos desterrados con voluntarios del lar lindo y querido. Entre los contactos de Urbina, incluyendo importantes militares mexicanos, sería oportuno mencionar a los generales Saturnino Cedillo y Manuel Pérez Treviño, muy ganados para deponer al sátrapa tachirense.

Tanto Cedillo como Pérez Treviño se habían destacado en la Revolución Mexicana. Cedillo resaltaría en la Guerra Cristera, llegaría a ser gobernador de San Luis de Potosí, levantando sus armas a favor de la dupla Obregón-Calles. Treviño, por su parte, sería cofundador y primer presidente del Partido Nacional Revolucionario, germen del Partido Revolucionario Institucional. También sería exgobernador provisional de Coahuila, exsecretario de Industria y Comercio, además de precandidato presidencial.

A comienzos de décimo mes partía el vapor Superior desde el puerto de Veracruz: 137 mexicanos se confundían con 8 venezolanos llamados a lo indecible.

El día 12 de octubre de 1931, ya aludido, arribarían a costa venezolanas los revolucionarios, concretamente en Puerto Gutiérrez y de allí se harían de Capatárida, encaminándose a la ciudad de Coro. Sin embargo, tal objetivo no sería alcanzado debido a las fuerzas gubernamentales comandadas por el general León Jurado; hombre cercano al Benemérito, quien ya había sido comandante de armas, jefe civil y militar de Coro, además de varias veces gobernador del Estado. León Jurado le diría al general Gómez en un célebre telegrama: “Mañana los zamuros corianos comerán carne mexicana”. Rafael Simón Urbina, con un grupo importantes de insurgentes, conseguiría escapar a Colombia.

T/Alexander Torres Iriarte

¿Son huesos y no ratones?

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