
El presidente de Bolivia, Luis Arce, advirtió que su país corre el riesgo de caer en cesación de pagos si no obtiene nuevo financiamiento.
«Estamos procurando no entrar en ‘default’. Tenemos toda la intención de pagar nuestra deuda, ¿Pero, si no tenemos los recursos?», señaló el mandatario izquierdista, entrevistado en la sede de gobierno por la agencia AFP.
Arce, en el poder desde 2020, no logra que el Parlamento apruebe los préstamos internacionales que solicitó a entidades multilaterales. Según él, la oposición de derecha y los congresistas afines al expresidente Evo Morales se han unido para bloquear sus pedidos.
Actualmente hay 1.800 millones de dólares en solicitudes de fondos internacionales que hasta ahora no han sido discutidas por los legisladores.
El país necesita hasta diciembre 2.600 millones de dólares para la importación de carburantes y el pago de la deuda externa.
«Estamos haciendo el peor negocio como país. Porque cuando uno tiene deuda externa, paga capital e intereses» al acreedor, y esa salida de dólares «se compensa con el ingreso de los nuevos desembolsos» provenientes de nuevas deudas, lo que no ocurre ahora, señaló Arce.
La deuda externa de Bolivia representa el 37,2% de sus ingresos nacionales brutos, según el Banco Mundial (BM).
Sus principales acreedores son el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF), el BM y China.
Bolivia casi ha agotado sus reservas internacionales líquidas para solventar su política de subsidios a los combustibles, que importa a precio internacional y vende subvencionados internamente.
La última vez que Bolivia dejó de pagar su deuda externa fue en 1984, durante el gobierno del izquierdista Hernán Siles Zuazo.
El actual mandatario, quien declinó presentarse a la reelección en las presidenciales del 17 de agosto, enfrenta el descontento popular por la elevada inflación, que se disparó en mayo a más del 18% interanual, el dato más alto registrado en los últimos 17 años, así como por una marcada escasez de carburantes y dólares.
A las puertas de una nueva elección presidencial, Bolivia podría ver un viraje en su modelo económico, después de casi dos décadas de la izquierda en el poder. La derecha lidera ahora las encuestas de intención de voto para los comicios, con el empresario Samuel Doria Medina y el expresidente Jorge Quiroga.
«Si estamos dando paso a la derecha para que entre en las próximas elecciones (…), es el pueblo boliviano el que va a sufrir, no va a ser Evo Morales», dijo Arce.
El Presidente aún cree que el candidato oficialista, el exministro Eduardo del Castillo, podría ser la gran sorpresa en las urnas, aunque en las encuestas está por debajo del 3% de la intención de voto.
T: Agencias
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Estará consiente el sr. Evo Morales que su egocentrismo va a llevar a Bolivia al caos que representa un gobierno de derecha y que la denominación de estado plurínacional desaparecerá; porque la derecha no perdona y él sabe que ellos odian a el pueblo indígena.
Lúla y Evo la misma barca cruzando el río. Que triste, después de viejos.