Columnas

Evolución paulatina a un mundo multipolar

Luego de la reciente visita de Macron a Rusia, donde fue invitado a sentarse en una mesa tan larga como la esperanza, ha aparacido sobre el horizante mediático, la palabra «desescalada».

En forma similar a los tiempos de la Guerra Fría, donde se hablaba de «distensión», ahora la palabra «desescalada» ocupa un lugar en la agenda diplomática entre Rusia y occidente.

La declaración conjunta de los presidente Xi Jinping y Vladimir Putin, desde Pekín, ha marcado una diferencia sustancial.

Luego de reunirse en Beijing a inicios de febrero del corriente, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, y su homólogo chino, Xi Jinping, emitieron una declaración conjunta, en la que criticaron la expansión de la OTAN y pidieron a la alianza militar respetar «la soberanía, la seguridad y los intereses de otros países».

El texto de la declaración expresa que: «ambas partes se oponen a una mayor expansión de la OTAN e instan a la Alianza Atlántica a renunciar a los enfoques de la ideología de los tiempos de la Guerra Fría». Dicho comunicado agrega que ciertos países, alianzas y coaliciones militares y políticas buscan obtener «beneficios militares unilaterales a costa de la seguridad de otros Estados».

Por otra parte, ya no se trata de los tiempos de la URSS, donde ese país lucía aislado de la opinión pública occidental ante la omnipresencia de los medios occidentales en el orbe; ahora, la voz de Rusia, China, Irán, Cuba, Nicaragua y Venezuela, entre otros actores del mundo multipolar en construcción, se hacen presentes para contrarrestar la potencia de las corporaciones mediáticas occidentales, cuyo objetivo siempre ha sido mostrar a una sola voz, una sola perspectiva o visión sobre el planeta.

La desescalada debería llevar a retomar los acuerdos de Minks y enrumbar así, la solución a la crisis ucraniana. Ucrania, un simple peón para occidente, se juega su existencia en una guerra que a las claras Rusia ganaría, pero que no desea realizar y que potencialmente, a ellos los ucranianos, les costaría el país entero por moderado que un potencial conflicto, llegara a desarrollarse.

El alto gobierno ruso, ha demostrado su inmensa paciencia estratégica ante la desatada provocación de occidente y particularmente, de los dirigentes de los Estados Unidos, quienes proyectan sanciones a aplicar a la Federación Rusa, ante una «inminente» invasión, según EEUU, de Rusia al territorio ucraniano, calificativo por cierto, que ya la vocería del Departamento de Estado ha dejado de usar momentaneamente.

Para la dirigencia rusa, Europa desaparecería en una guerra. Vladimir Putin, presidente de la Federación Rusa, ha dicho con claridad que «no habría vencedores». De hecho, Rusia aventaja en calidad de armamento, capacidad de sus tropas, unidad de mando, recursos naturales y espacio geográfico, a cualquier nación que conforme la Unión Europea y a su conjunto. Pero a diferencia de occidente, el liderazgo y pueblo ruso, no desean una guerra fratricida que podría acabar con la civilización actual y menos en contra de un pueblo eslavo, que muchos consideran hermano, lo cual, ha quedado una y otra vez de manifiesto.

Así las cosas, y por lo que podemos observar, por ahora, no se plantea a corto plazo, una invasión de parte de Rusia a Ucrania como cacarea occidente y de allí, que los EEUU haya desatado la campaña mediática «goebbeliana», misma que hemos podido observar en los grandes medios occidentales, hasta el punto de que Reuters, agencia estadounidense, llegó a publicar recientemente, que Rusia había invadido a Ucrania, para luego retractarse media hora después, diciendo que fue un error de redacción o algo así.

El mundo unipolar poco a poco se desdibuja. El liderazgo occidental y principalmente, el de los EEUU, no sabe como vivir en un mundo no hegemonizado por ellos, concepción que se evidencia en las publicaciones de sus tanques pensantes. Ellos, siguen opinando como si nada hubiera pasado, como si siguieran en las condiciones existentes luego de la caída de la URSS en los años 1990s.

Ahora lo que les queda, es un largo proceso de aceptar la cruda realidad en un mundo donde las periferias se han venido a mas, es decir, países como Rusia, China, Irán, la República Democrática Popular de Corea, Sur África y varias naciones latinoamericanas como Cuba, Nicaragua y Venezuela, ya no siguen ciega y genuflexamente, las indicaciones del Tio Sam.

Por: Vladimir Adrianza Salas.

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