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Buenas noticias y esperanzas, luego de años de agresiones

En las últimas semanas, luego de que el Presidente Gustavo Petro y la Vice-Presidenta, Francia Márquez, arribaran al poder político en Colombia, hemos visto con agrado el acercamiento entre los equipos de gobierno de Colombia y Venezuela. La dirigencia política de ambos países estuvo ampliamente distanciada desde que Iván Duque, ocupara preocupantemente, la primera magistratura de la vecina nación, sin dejar de tomar en cuenta por supuesto, las acciones nocivas de las presidencias de Pastrana, Uribe y Santos en contra de Venezuela, durante los más recientes 22 años.

Hace poco más de un mes, ambas naciones y ambos gobiernos, han restablecido las relaciones diplomáticas, presentando sus respectivos embajadores ante ambas presidencias. Como embajador de Colombia en Venezuela ha presentado sus cartas credenciales ante el Presidente Constitucional de Venezuela Nicolás Maduro, el embajador Armando Benedetti; y como embajador de Venezuela en Colombia, ha presentado sus carta credenciales, ante el Presidente Gustavo Petro, el embajador Félix Plasencia.

El presidente Nicolás Maduro Moros, ha recibido inclusive al ministro de Comercio, Industria y Turismo de Colombia, Germán Umaña Mendoza, junto al resto de la delegación colombiana, constituida por el director de comercio exterior de dicho ministerio, Luis Fernando Fuentes, y el secretario de Fronteras y Cooperación Internacional de la gobernación de Norte de Santander, Víctor Alfonso Bautista.

Esto ha sucedido ante la presencia de altas personalidades del Ejecutivo nacional entre las que figuran, la Vice-Presidenta Ejecutiva de Venezuela, Delcy E. Rodríguez Gómez, el recién nombrado embajador de Venezuela en Colombia, Félix Plasencia, y los ministros de las carteras de Agricultura y de Petróleo, Wilmar Castro Soteldo y Tareck El Aissami.

El Presidente Maduro ha anunciado recientemente, que se estima que se alcance una cifra de 2 mil millones de dólares de intercambio comercial, antes de finalizar el año  entre las dos naciones, debido a la próxima apertura de la frontera, la cual ha de realizarse para el 26 de septiembre del corriente. También se restablecerán los vuelos desde Maiquetía y Valencia hacia Bogotá y viceversa, a partir de la fecha referida.

Para la fecha de publicación de este trabajo, el embajador Félix Plasencia (de Venezuela en Colombia) ha anunciado que «Colombia devuelve control de Monómeros al Gobierno Bolivariano». El embajador Plasencia celebró la recuperación de la empresa definiendo como «momento de júbilo», debido a que «se impone el curso de la ley, el orden, el deber ser, la legalidad, el tránsito cierto de las cosas».

Interpretando sus palabras, indicó además que se revierte toda esa construcción malvada, equivocada, agresiva, que afecta a ambos pueblos. Puede interpretarse como el final de un capítulo desagradable en las relaciones entre Colombia y Venezuela, cuando mediante una componenda negativa se ha pretendido hacer daño, de molestar y hacer sufrir al pueblo venezolano.

Indiscutiblemente, pareciera finalizar un período gris en las relaciones entre Colombia y Venezuela, propiciado por la posición agresiva del expresidente Iván Duque, cuando plegándose a las pretensiones de los Estados Unidos, intentó junto a otros gobiernos de derecha suramericana (el extinto grupo o cartel de Lima), aislar a Venezuela, prestando el territorio colombiano para agredir a Venezuela, desde donde se desarrolló inclusive, varias operaciones de invasión paramilitar y militar a nuestro país.

Entre muchas acciones, Duque gestionó el secuestro de una empresa de capital venezolano – Monómeros – que en buena lid, fue adquirida por el Estado Venezolano en tiempos del Presidente Hugo Chávez Frías, con la idea de potenciarla e impulsarla para el servicio del desarrollo de ambos países y sus pueblos.

Sin embargo, a juzgar por la redacción de esta noticia en portales de la derecha internacional, CNN por ejemplo, el acercamiento entre ambos gobiernos no ha sido bien recibido con beneplácito por sectores de la derecha internacional y sobre todo, aquellos que apostaron a la guerra en contra Venezuela, al saqueo de nuestros recursos económicos, dedicándose a presentar a nuestro país como un Estado fallido a nivel internacional.

Entre el 17 y 18 de septiembre del corriente, se celebró entre poetas de ambas repúblicas, un Encuentro Binacional, promovido por los mandatarios, Nicolás Maduro y Gustavo Petro, cuyo objetivo era y es, impulsar la cultura de paz y el reconocimiento entre los pueblos.

Encuentro Binacional de Poetas de Venezuela y Colombia ha sido parte de las acciones relevantes que ambos gobiernos, han trazado para restablecer las relaciones diplomáticas y vivenciales entre ambas naciones, ayudando así, a construir e impulsar la cultura de la paz y el reconocimiento entre los pueblos.

En este encuentro participaron activamente, autoridades de Venezuela como fueron los ministros Ernesto Villegas y Freddy Ñáñez. Este último ha indicado que los «hombres y mujeres que trabajan en el lenguaje, sirven para desarmar el lenguaje de odio». También ha señalado Ñáñez que «hay que buscar verdaderas alternativas para superar los prejuicios que se han ido inoculando en los pueblos a través de una propaganda incesante de guerra, de banalización y de estigmatización de los otros”.

También participó en el citado encuentro, Patricia Ariza, homóloga colombiana del ministro Ernesto Villegas junto a otros representantes de la vecina república, con la idea de convertir la frontera común, en un corredor cultural donde se incorporan todas las artes en ambos países.

Todo lo anterior sucede en paralelo a las visitas que la jefa del Comando Sur de los Estados Unidos, Laura J. Richardson, quien visita diferentes países suramericanos señalando a China y a Rusia como agentes desestabilizadores en América Latina. El descaro de la funcionaria es inmenso, pues es justamente los Estados Unidos, el principal agente de desestabilización en una región que con esfuerzos y pese a su intromisión, se ha mantenido en paz durante las últimas décadas.

Richardson ha declarado que «China está jugando ajedrez y Rusia está jugando damas», declaración que ignora el historial de intromisiones y agresiones que han recibido los pueblos de América Latina de parte de los Estados Unidos de América del Norte, principal desestabilizador de toda la región.  El comentario de la señora Richardson, merece un análisis más detallado, el cual, pretendemos hacer en otra entrega.

Las noticias emanadas desde los altos niveles gubernamentales de Venezuela y Colombia, constituyen indiscutiblemente «buenas noticias», aunque a los EE.UU. y a la derecha continental y europea, no les parezca.

Un giro de 180 grados se ha producido en las relaciones entre Colombia y Venezuela, luego de la salida de Iván Duque de la presidencia de Colombia, esto es innegable; lo que ha permitido restablecer en tiempo récord, las relaciones diplomáticas, consulares, comerciales y hasta familiares, entre ambas naciones, unidas desde sus inicios por la gesta independentista, dirigida por la monumental figura histórica de El Libertador, Simón Bolívar. Todas estas son, sin lugar a dudas, buenas noticias para los pueblos de Venezuela, Colombia y la América Latina en pleno, sobre todo por ser noticias de paz entre ambas naciones y en la región.

Pareciera que los tiempos en que se intentó establecer una brecha en nuestra historia común, han quedado atrás. Dicha brecha intentaron crearla desde Colombia, los gobierno de Duque, Santos, Uribe y Pastrana, quienes actuaron como instrumento de los intereses de la narco-oligarquía colombiana; oligarquía históricamente subordinada a los intereses de los Estados Unidos.

Dicha oligarquía ha colaborado con los Estados Unidos a distanciar ambas repúblicas, sumándose en los últimos dos lustros al desarrollo de una Guerra Híbrida en contra de Venezuela, con aviesos intereses y cuyas consecuencias apreciablemente aún vivimos.

Esperemos que los nuevos tiempos confirmen los anuncios que ha hecho público el Alto Ejecutivo nacional en materia económica y confirmen que las relaciones diplomáticas entre ambas repúblicas, continúen un camino de ascenso.

Esperemos también que algún día, los traidores a la patria venezolana, que han tomado como refugio o guarimba el territorio de la antigua Nueva Granada, vengan a rendir cuentas a la justicia venezolana por todos los delitos cometidos en contra de nuestra nación y que el derecho de asilo no se interponga ante la necesidad de justicia demandada por amplios sectores de la población venezolana.

No sé si será mucho esperar en el devenir de los tiempos, que pueda detenerse algún día, el asqueroso tráfico de drogas que ha existido por más de cinco décadas desde la vecina nación, principal productor de cocaína del mundo, cuyos transportes continuamente intentan transitar por nuestro espacio aéreo y geográfico en general.

La guerra contra las drogas ha fracasado según el Presidente Gustavo Petro en la ONU y si algún país ha combatido al deplorable tráfico, habiendo sufrido los embates de ese asqueroso negocio, ha sido Venezuela. Por eso quien escribe espera que pueda encontrarse una solución para la erradicación de un medio que tanto degrada la naturaleza humana.

Las múltiples agresiones que ha recibido Venezuela por décadas, deben enseñarnos a ser cautos y no exagerar las buenas expectativas que se derivan de los cambios recientes. Aunque apostamos por la paz, el diálogo y el entendimiento, debemos considerar también que la oligarquía colombiana continúa allí y que sus acciones en contra de Venezuela han conducido a pérdidas históricas de territorio, incidentes como el de la Corbeta Caldas en los 1980s y todas las agresiones recibidas durante los últimos 23 años. Estas no deben caer en el olvido y particularmente las recibidas en el último lustro.

Esperemos, tal vez en forma idealista claro está, que a partir del presente momento, no existan más agresiones, ni provocaciones de Colombia hacia Venezuela y que no se intente desdibujar de la memoria de ambos pueblos, el legado trascendente de Simón Bolívar, quién luchó por la libertad de toda la América Meridional.

No podemos olvidar que, desde el territorio colombiano, derechas e izquierdas, y particularmente las múltiples organizaciones delictivas dedicadas al narcotráfico, han agredido a nuestra nación de diferentes maneras a lo largo del tiempo y en forma sostenida y continua, hechos que no pueden ser negados.

Bueno sería que la totalidad de la población del vecino país, llegare a conocer algún día, los esfuerzos que desde tiempos del Comandante Hugo Chávez Frías, se han hecho desde Venezuela, en favor de la paz en Colombia; esfuerzos que partiendo de una voluntad política, genuinamente bolivariana y humanitaria del Comandante Eterno, fueron secundados también por notorios personajes de la política nacional como Roy Chaderton Matos (extraordinario diplomático venezolano) y el actual Presidente Constitucional de Venezuela, Nicolás Maduro Moros.

Por estos motivos y por estar consciente de que seguramente habrá sectores en ambos países, que se prestarán para continuar las agresiones teledirigidas por el decadente imperio de los Estados Unidos sobre nuestra patria, es que debemos estar alertas y no olvidar todo lo sucedido, a fin de cuidar la paz entre ambas naciones y pueblos.

Debemos realizar incesantes esfuerzos para trazar lazos de unión indisolubles entre ambos pueblos, para evitar el distanciamiento que han intentado inducir diversos factores políticos entre ambas naciones.

Por todo lo dicho, quien les escribe ha sido cauteloso en mostrar su satisfacción por el advenimiento del cambio de orientación política del gobierno colombiano, consciente de que la oligarquía colombiana aún está allí, al servicio de los espurios intereses del decadente imperio de los Estados Unidos, gravemente herido en estos momentos.

Esperemos que algún día, desde Colombia, alguien haga a voz alzada, las meas culpas correspondientes y pida disculpas a la nación venezolana, por todas las ofensa y agresiones recibidas a lo largo de la historia, misma que no han sido dignas de un país libertado por la Espada de Bolívar.

Por: Vladimir Adrianza Salas

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