
El Departamento de Comercio de EE.UU. (DOC, por sus siglas en inglés) impondrá aranceles de 17,09 % a la importación de tomates mexicanos, medida que se aplica para contrarrestar lo que la Administración de Donald Trump considera «prácticas comerciales injustas».
Conforme a un comunicado del DOC, los impuestos al tomate mexicano se implementarán ahora que Washington ha decidido retirarse del acuerdo con México de 2019, que había suspendido una investigación ‘antidumping’.
El Acuerdo de Suspensión de la Investigación Antidumping sobre Tomates Frescos de México, según el DOC, permitía que la mencionada fruta importada se vendiera a precios inferiores de lo que ofrecen los productores estadounidenses, lo que considera «precios injustos» o competencia desleal.
«México sigue siendo uno de nuestros mayores aliados, pero desde hace demasiado tiempo nuestros agricultores han sido aplastados por prácticas comerciales desleales que reducen los precios de productos como los tomates. Eso termina hoy», declaró en el comunicado el secretario de Comercio estadounidense, Howard Lutnick.
La medida surge luego de que, en abril pasado, la misma entidad anunciara que implementaría una tasa del 20,9 % sobre la mayor parte de las importaciones del tomate si no alcanzaban un trato. En días recientes Trump amenazó con imponer un arancel del 30 % a las importaciones de México, medida que comenzaría el 1 de agosto.
La advertencia se originó tras semanas de negociaciones entre ambos países, donde no pudieron alcanzar un nuevo acuerdo comercial integral. El pacto que mantenían las dos naciones sobre las exportaciones mexicanas de tomate fue suscrito por primera vez en 1996 y renovado en 2019.
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¿Qué dice México?
Las secretarías de Economía y Agricultura de México reaccionaron en un comunicado conjunto manifestando su «desacuerdo con la decisión anunciada» por considerarla «injusta y en contra de los intereses no solo de los productores mexicanos, sino de la industria estadounidense».
«El terreno que ha ganado el tomate fresco mexicano en EE.UU. deriva de la calidad del producto, y no de práctica desleal alguna», señalan.
Las secretarías pronosticaron que la medida anunciada por Washington «lo único que hará es afectar los bolsillos de los consumidores estadounidenses», argumentando que «dos de cada tres tomates que se consumen en los Estados Unidos son cosechados en México» y que «será imposible sustituir el tomate mexicano».
En abril, cuando se hizo pública la decisión de imponer aranceles sobre el tomate mexicano, desde el Gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum vaticinaron que los costos de esa medida recaerían sobre los consumidores finales.
«¿Cuál va a ser la consecuencia de esto, si es que se lleva a cabo? […] Pues que sus tomates van a ser más caros, les van a salir más caras sus ensaladas, su kétchup y todo», sostuvo el secretario de Agricultura de México, Julio Berdegué.
El funcionario advirtió, entonces, que EE.UU. está virtualmente imposibilitado de reemplazar a México como proveedor de tomates, debido a que ningún otro país produce ese alimento en cantidad, calidad y precio que demanda el mercado estadounidense.
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