El Sur

Estudiantes argentinos marcharon contra la represión del gobierno de ciudad de Buenos Aires

También reclaman presupuesto justo para la educación

Miles de estudiantes argentinos marcharon ayer en contra de la represión ejercida por el gobierno de la ciudad de Buenos Aires.

«Dejen de hostigarnos, solo queremos estudiar y enseñar en condiciones dignas»; «ministra, empiece a invertir y deje de hacer marketing», fueron parte de los carteles y de las consignas que enarbolaron los jovenes argentinos en la movilización que culminó frente a la sede del gobierno municipal dirigido por el derechista Horacio Larreta.

Las consignas eran variadas pero dos puntos las aglutinaban: el primero, un pedido muy concreto de diálogo con las autoridades porteñas ante reformas inconsultas como la de la Secundaria del Futuro o las prácticas laborales obligatorias.

Los estudiantes de Buenos Aires también reclamaron por mayor presupuesto en un área que es la que más recortes y subejecuciones la Ciudad de Buenos Aires como es la educación.

Histórica marcha

Los organizadores calificaron la marcha como «histórica», no sólo por lo masiva, sino también por la contendente convergencia de estudiantes y docentes, nuevamente reunidos en un reclamo común. Tanto la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE) como Ademys, los dos gremios docentes más importantes de la Ciudad, llamaron ayer a un paro que tuvo gran acatamiento.

Testimonios de los estudiantes argentinos

«La marcha es en común porque el reclamo es común. ¡Viva la lucha docente y viva la lucha estudiantil», celebraba Juli, de la escuela Julio Cortázar. «Nos han querido ensuciar, infantilizar. Nos dijeron que fuimos ‘de 0 a 100’ con las tomas cuando estuvimos con medidas y pedidos de reunión todo el año. Nos acusaron de delincuentes, y a nuestras familias también. Somos personas autónomas y seres pensantes y militantes, estamos organizados pero no ‘mandados'».

Se refería a la acusación de la ministra de educación municipal sobre el reparto entre los estudiantes de «manuales de tomas redactados por los gremios kirchneristas». En realidad se trataba de material que circuló entre los propios centros de estudiantes, que cuentan con sus redes organizativas, para compartir medidas de cuidado frente a, por ejemplo, la ilegal irrupción de la policía frente a las escuelas para pedirles datos a los menores.

Muchos padres y madres se vieron también esta vez acompañanando a sus hijes. María Delia fue una de ellas. «COMO EN LA DICTADURA», se leía en la fotocopia que había hecho de la denuncia contravencional que llegó a su casa, acusándola de haber incumplido cierto artículo 60.

«Dicen que intrusé una escuela, o sea que lo hice por intermedio de mi hija», dice con una sonrisa resignada. Su relato, dice, es el de tantos padres y madres del Lengüitas, y también de otros colegios. La policía llegando a la noche a la casa, la angustia de no saber si debía recibir la orden judicial o no, la sensación de «estar viviendo otras épocas». Pero también «la convicción de que mi hija no estaba haciendo nada malo, al contrario, y tiene nuestro apoyo como familia. Por eso vinimos hoy a acompañar».

Haciendo números

«¿En qué cabeza cabe que estemos pidiendo por el derecho a comer, o a no trabajar gratis y de cualquier cosa, y nos presenten como delincuentes?», se preguntaba Mery, de la escuela Rodolfo Walsh. Celebraba la gran concurrencia, como lo hizo Nicolás, vicepresidente de la Unión de Centros de Estudiantes, al pasar a hablar entre varios docentes y estudiantes.

«Siempre fuimos protagonistas de la educación, y hoy lo estamos siendo. Les estamos diciendo a Larreta y a Acuña: escúchennos. Vengan a ver cómo estudiamos. Vengan a ver los techos que se caen, las viandas que no alcanzan y son horribles. Vengan a hacer una pasantía de idiomas y que te manden a un hotel a lavar los platos y a que te acosen», se escuchó por parte de los manifestantes.

Los datos concretos que muestran docentes y estudiantes hablan por sí mismos. En la Ciudad más rica de Argentina, el presupuesto de Educación cayó un 14 por ciento en términos reales —descontando el efecto de la inflación— entre 2011 y 2021, mientras que su peso dentro del total de gastos del Gobierno porteño se redujo del 23,8 por ciento al 18,5 por ciento en el mismo período.

Según un informe de la Auditoría General de la Ciudad, en 2021 representó el porcentaje más bajo sobre el presupuesto total (0,99 por ciento), y en el caso específico de infraestructura, sólo en el último año el recorte presupuestario fue del 63 por ciento.

T/ Página12/ LRDS

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