
A inicios de año el diario estadounidense The Washington Post reveló mediante un reportaje las negociaciones insólitas del gobierno paraguayo de Mario Abdo Benítez para “deshacerse” de una deuda contraída por la estatal paraguaya Petropar con la venezolana PDVSA.
Al gobierno de Abdo Benítez, hijo de uno de los más cercanos colaboradores del exdictador paraguayo Alfredo Stroessner, no le bastaba con las maniobras írritas. También querían verse favorecidos en sus entorno a través de las turbias negociaciones con el entorno del proyecto de usurpador venezolano Juan Guaidó.
Una ventajosa comisión de millones de dólares iba a beneficiar al grupete que se reunió en torno a la corrupción y a lastimar el patrimonio económico de todos los venezolanos, a espaldas también del pueblo de Paraguay.
Al frente de la parte paraguaya, se encontraba Juan Ernesto Villamayor, el jefe de gabinete de Abdo Benítez. El escándalo lo llevó a ser interpelado ante el Congreso de Paraguay. Allí trató de evadir primero sus responsabilidades y en segundo término el ridículo de haberse asociado con un grupo de personas que no tienen ninguna legitimidad jurídica ni de Estado en Venezuela para efectuar el despropósito que pretendían.
Villamayor se salvó esta semana de sufrir un voto de censura por parte del Parlamento. Un solo voto faltó para su destitución. Asombrosamente 9 diputados fueron impedidos de concretar su voto por “problemas de conexión”. Entonces en un nuevo chanchullo dieron por terminado el respectivo debate legislativo.
“No le debe nada”
“La República del Paraguay no le debe nada a PDVSA, el que le debe a PDVSA es Petropar”, aseguró Villamayor durante una de las interpelaciones. El cinismo de quien pretende obviar que ambas empresas pertenecen a sus Estados.
“Paraguay no suscribió nunca ningún documento, ni lo va a hacer, mientras mientras no se defina el laudo arbitral al que llamamos recibo de pago”, agregó Villamayor. El reportaje de The Washington Post y la prensa paraguaya habían develado acuerdos concretados y las respectivas comisiones que obtendrían en rédito los usurpadores.
Son alrededor de 300 millones de dólares lo que adeuda Paraguay a PDVSA y su mágica desaparición implicaba una comisión de 26 millones de dólares para un bufete de abogados liderado por Sebastián Vidal, tío de Mario Abdo Benítez.
La usurpación de la corrupción llegó a Paraguay.
T/ Chevige González Marcó/ La Radio del Sur