
Unas 450 personas han sido desplazadas de la región de Cúcuta y el Norte de Santander tras la masacre de este fin de semana que dejó un saldo de ocho fallecidos en Tibú, al norte de Bogotá.
Ante el peligro para sus vidas, los pobladores del sitio decidieron abandonar sus viviendas y refugiarse en la escuela Rafael García Herreros, en el casco urbano del corregimiento Banco de Arena.
Al respecto, el director de la Fundación Progresar, Wilfredo Cañizares, expresó que aunque los pobladores se encuentran ante la posibilidad de perder sus pertenencias y el patrimonio familiar, prefirieron irse del sitio.

Señaló que hay mucho miedo por la intimidación, por los combates, por los enfrentamientos y los hechos violentos que han ocurrido. “La masacre fue el detonante para que la comunidad se desplazara a pesar de la orden de Los Rastrojos de no hacerlo”, indicó Cañizares.
Por ello, Wilfredo Cañizares, señaló la impunidad de Los Rastrojos, a pesar de estar ahí desde hace ocho años.
Por su parte, la Defensoría del Pueblo instó a los entes de investigación a que se ocupen de forma urgente de investigar el hecho. Además, pide atención inmediata para las víctimas y las numerosas familias que se han desplazado en la zona.
T/ Telesur / LRDS