
Con la contundente adhesión de alrededor de un millón de personas a una huelga de 24 horas, los sindicatos uruguayos volvieron a desafiar al Ejecutivo de Luis Lacalle Pou en reclamo de mejoras salariales y mayor presupuesto para vivienda y educación. Convocado por la central que reúne a la mayoría de los gremios y sindicatos del país, el PIT-CNT, el cuarto paro general desde la asunción de Lacalle Pou el primero de marzo de 2020 paralizó el funcionamiento de las principales actividades públicas del país.
«Una señal muy poderosa»
«Es una señal muy poderosa, muy fuerte, que está emitiendo el movimiento sindical», destacó el presidente del PIT-CNT, Marcelo Abdala, en conferencia de prensa. El dirigente puso de relieve que participaron del paro «adhiriéndose voluntariamente mucho más de un millón de uruguayos y uruguayas» y remarcó el fuerte cumplimiento «en la administración central, en el conjunto de empresas, en todo el sistema educativo público y privado, en la banca pública y privada, en la construcción, en toda la industria manufacturera».
Abdala reconoció que el paro no afectó el transporte porque hubo unidades circulando en base a un esquema de emergencia que armaron las empresas, aunque dijo que estos vehículos iban vacíos. El sindicalista acotó además que, según los informes que percibió la central desde más de cien filiales distribuidas por el país, se llevaron a cabo «diálogos con la población, barriadas y repartos de materiales» en todo el territorio.
Abdala lamentó que, aunque el PBI uruguayo se recuperó a niveles anteriores a la pandemia, los salarios y las jubilaciones «no solamente no acompañaron el crecimiento, sino que soportan rebajas del cuatro por ciento de todo el poder de compra». Según pudo reproducir El País, el dirigente enfatizó: «Efectivamente, la gente no está llegando a fin de mes. Esto implica que hay una estrategia que ahonda la brecha de la desigualdad, y está concebida como un modelo de crecimiento excluyente y de acumulación que es para unos pocos».
Con la comida no
Sobre la decisión de los sindicatos de la educación de no hacer guardia gremial como en otros paros, en los que las maestras acudieron a los centros de enseñanza para dar el almuerzo a los niños que dependen de ese servicio, Abdala manifestó que la situación no fue distinta de la de un feriado.
En la misma línea se expresó la secretaria general del PIT-CNT y referente del sindicato de maestras FUM-TEP, Elbia Pereira, quien resaltó que el almuerzo en la escuela tiene «una función pedagógica» pero, frente al aumento de la necesidad de muchos niños de disponer de ese plato de comida, deben ser las autoridades quienes respondan. «Claro está que tiene que haber responsables de que esa necesidad no esté los 365 días del año, pero no adjudicárselo a la función de la escuela pública solamente en los días de paro», acotó Pereira.
T/ Página12/ LRDS