
El Partido de la Libertad de Austria (FPÖ) ha ganado las elecciones generales celebradas hoy en Austria, según los sondeos a pie de urna difundidos por los medios locales. De confirmarse estos pronósticos, sería la primera vez que la derecha radical se impone en las urnas desde la II Guerra Mundial en Austria.
De nada han servido las advertencias de los partidos democráticos ni las pesadillas que evocan un vídeo aparecido en vísperas de la jornada electoral. En el que se ve a políticos de alto rango del FPÖ en un funeral cantando una vieja canción de lealtad a SS nazis.
La victoria del FPÖ ha sido a costa de los populares. En 2019, el VPÖ, entonces liderado por Sebastian Kurz, ganó las elecciones con mas del 37% de los votos. Que el FPÖ pueda formar Gobierno también dependerá de los conservadores, el único partido que no ha descartado volver a colaborar esta formación y ya lo ha hecho en dos legislaturas,. La condición es que si su líder, Herbert Kickl, no esté en el gobierno.
Esto significa que Kickl tendría que retirarse, lo que es poco probable que haga dadas sus actuaciones anteriores. Por ello, los expertos austriacos creen posible una coalición tripartita de conservadores (ÖVP), socialdemócratas, y liberales verdes (Neos). Las grandes coaliciones son muy impopulares en Austria, nunca cubrieron las expectativas.
A menudo estaban enfrentados y se bloqueaban mutuamente. La economía tampoco está entusiasmada con una posible coalición a tres bandas. Austria se encuentra en la recesión más larga desde la Segunda Guerra Mundial y necesita urgentemente reformas económicas.
El resultado final del resto de los partidos podría abrir el abanico de coaliciones, pues de ellos dependerá en gran medida si dos formaciones pequeñas entran en el Consejo Nacional, el Partido de la Cerveza y el Partido Comunista. Que superen la barrera del 4% podría decidirse incluso el jueves, cuando se cuenten los últimos votos por correo.
Una vez que el resultado es oficial, el Presidente Federal mantendrá conversaciones con todos los partidos. Normalmente, el Jefe del Estado encarga también al partido más fuerte que forme gobierno. Sin embargo, Alexander Van der Bellen ha dejado entrever que hará una excepción por el FPÖ por el daño que supondría para Austria y para la Unión Europea.
Antes incluso de que comienza el recuento, Herbert Kickl tiene dos obstáculos en su camino hacia la cancillería. Está lejos de la mayoría absoluta y, por tanto, necesita uno o dos socios de coalición y Van der Bellen no le prestara juramento como canciller porque es prorruso y antieuropeo.
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