
El ex-presidente peruano Pedro Castillo pidió asilo en México, luego de ser detenido tras la trama de la mayoría de derecha en el Congreso peruano para destituirlo. La información la confirmó ayer el mandatario mexicano Andrés Manuel López Obrador.
López Obrador, reveló que Castillo lo llamó el miércoles para pedirle asilo. Explicó que luego de eso llamó a su canciller Marcelo Ebrard para decirle que ordene le abran las puertas de la embajada. Castillo abandonó presuroso Palacio de Gobierno con su esposa y sus hijos, pero cuando estaban en camino a la embajada su escolta recibió la orden de detenerlo y nunca llegó a su destino.
El Jefe de Estado mexicano lamentó la destitución de Castillo y recordó que su gobierno estuvo permanentemente bajo el acoso desestabilizador de la oposición de derecha. “Desde que ganó legítimamente las elecciones fue víctima de acoso, no aceptaron sus adversarios, sobre todo las élites económicas y políticas, que él gobernara, entre otras cosas, y eso es lo que más lamento, porque lo consideraban serrano”, señaló el presidente mexicano.
El embajador de México en Perú, Pablo Monroy, fue a visitar a Castillo a la prisión. El abogado del expresidente, Víctor García, oficializó por escrito el pedido de asilo a México. En esa solicitud señala que el expresidente es víctima de una persecución judicial al ser procesado “por meros anuncios de voluntad o intención que no configuran ningún ilícito penal”. En el pedido de asilo dice que Castillo “se encuentra en grave peligro”.
Congresistas oficialistas y algunos de quienes fueron sus ministros visitaron al exmandatario. “Está en buenas condiciones de salud, lúcido. Vamos a velar por su salud, su integridad. Estaremos pendientes”, declaró el legislador Pasión Dávila. “Está sereno, confiado en la justicia de su pueblo”, señaló otro de sus visitantes, Roberto Sánchez, quien fue su ministro de Comercio Exterior durante todo su gobierno.
Mientras Castillo inicia sus días en prisión, la pregunta que todos se hacen es cómo el expresidente decidió lanzarse a anunciar el cierre del Congreso -un Congreso controlado por una derecha golpista- sin un respaldo mínimo que lo sostenga. Ese anuncio terminó siendo un salto al vacío.
Manifestaciones
Luego de estar detenido por varias horas en una dependencia policial, en la noche del miércoles Castillo fue llevado esposado a un cuartel para desde ahí ser trasladado en un helicóptero a la Dirección de Operación Especiales de la Policía, donde se ubica el penal Barbadillo, que ahora comparten Castillo y Fujimori. Frente a este cuartel decenas de sus simpatizantes se manifestaron exigiendo la libertad del expresidente. En ciudades del interior hubo movilizaciones, que no fueron masivas, pidiendo el cierre del Congreso y la convocatoria a elecciones generales adelantadas para la presidencia y el Parlamento. “Congreso corrupto” y “Castillo libertad”, eran proclamas que se escuchaban en esas movilizaciones.
T/ LRDS/ Página12