Este jueves, el presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro, y el Patriarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa, Vladímir Mijáilovich Gundyaev, abogaron por un mundo de respeto e igualdad, durante un significativo encuentro que el respeto por la cultura y los valores del pueblo ruso.
Esta reunión que se inscribe en la visita oficial que realiza el jefe de Estado venezolano a la Federación de Rusia, ratifica la Diplomacia Bolivariana de Paz, una bandera que busca fortalecer las relaciones internacionales basadas en el respeto mutuo y la cooperación.
El Patriarca, nació el 20 de noviembre de 1946 en Leningrado (actual San Petersburgo) y desde una temprana edad, se dedicó al servicio de la iglesia, culminando sus estudios en Teología en la Academia de Teología de Leningrado.
Durante la reunión, el Patriarca recordó con afecto su visita a Caracas y la conmemoración conjunta de la Gran Guerra Patria.
“Presidente, usted muestra una buena actitud hacia nuestro país con el papel decisivo que desempeñó el pueblo ruso en la Gran Victoria de la Guerra Patria sobre el nazismo”, expresó el Patriarca al jefe de Estado venezolano.
Por su parte, el presidente Maduro destacó el papel histórico de la Iglesia Ortodoxa Rusa en el contexto global.
“El mundo fue unipolar, pero ya no lo es. Ustedes tienen una gran historia como Iglesia y, por primera vez en la historia de la humanidad, está surgiendo un grupo de superpotencias no colonialistas. Estamos construyendo un mundo multipolar donde podamos convivir las grandes potencias con países intermedios y pequeños”, señaló en este diálogo el Dignatario nacional.
En contexto, la Iglesia Ortodoxa Rusa es la mayor de las iglesias ortodoxas del mundo, con más de 150 millones de seguidores a nivel global, lo que representa cerca de la mitad de los 300 millones estimados en total para esta tradición cristiana.
Con 160 diócesis y más de 30,000 parroquias atendidas por un amplio clero, la iglesia desempeña un papel fundamental en la vida espiritual y cultural del país.
Este encuentro entre el presidente Maduro y el Patriarca no sólo refuerza los vínculos entre Venezuela y la nación euroasiática, sino que también simboliza un compromiso hacia un futuro donde las naciones puedan colaborar y coexistir pacíficamente en un mundo multipolar.
Con Prensa Presidencial
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