
Si algo ha caracterizado la Política Exterior Venezolana en el devenir del siglo XXI, es la Diplomacia Bolivariana de Paz (DBP) (MPPEF, 2023), tanto desde los tiempos del Presidente Hugo Chávez Frías como durante el mandato del Presidente Nicolás Maduro Moros.
La DBP no ha sido un simple enunciado o eslogan, sino que en la práctica, ha permitido proyectar un conjunto de valores que se han reflejado en toda la Región Latinoamericana y en el orbe incluso, contrastando con la Política Exterior agresiva y guerrerista, de los Estados Unidos de Norteamérica y sus socios internacionales.
El énfasis en la diplomacia como vía para la solución de conflictos y controversias, la visión multicéntrica y pluripolar global, la integración regional suramericana y caribeña, y cooperación Sur-Sur, es decir, entre las naciones del Sur Global, constituyen valores fundamentales implícitos en la DBP.
La génesis de estos principios se remonta a tiempos del Precursor, Sebastián Francisco de Miranda, quien planteó un ambicioso proyecto de unión de toda la América antes española en un solo Estado, gobernado bajo la figura del «incanato».
Posteriormente, la lucha independentista liderada por el Libertador, Simón Bolívar, retomó el bien inestimable de la unión en las naciones liberadas del dominio español por su espada, planteando este valor entre los Estados recién emancipados, durante el augusto Congreso celebrado en Panamá en 1826.
El inestimable valor de la unión, la defensa mutua, el arbitraje interno de potenciales conflictos, la igualdad jurídica entre los Estados y el progreso social necesario, ejemplificado en la abolición de la oprobiosa esclavitud, marcaba el camino de las jóvenes repúblicas en toda la Región, asociado a un cambio en sus estructuras.
Durante el siglo XX, inspirados en la visión mirandina y bolivariana, diversos intentos de integración se produjeron en Latinoamérica, entre los que figuran: La Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC), el Sistema de Integración Centroamericano (SICA), la Comunidad Andina (CAN), y el Mercado Común del Sur
(MERCOSUR).
Durante el siglo XXI, en tiempos de Hugo Chávez, la creación de organizaciones regionales como la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR), PetroCaribe y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), formaron ejemplo elocuente de los esfuerzos de cooperación e integración entre los Estados de la región, colocando a la diplomacia de paz sobre el tapete.
La Política Exterior venezolana ha estado altamente vinculada a los principios y valores, contenidos en la Constitución Bolivariana de 1999, en la cual, desde su preámbulo, establece la refundación de la república venezolana, bajo los principios de una sociedad democrática, participativa y protagónica, multiétnica y pluricultural en un Estado de justicia, federal y descentralizado, que consolide los valores de la libertad, la independencia y sobre todo, de la paz, necesaria para poder expresar la solidaridad, el bien común, la convivencia y el imperio de la ley.
Estos elementos constituirán un legado para las futuras generaciones, quienes habrán de garantizar, la integridad territorial de la nación venezolana.
En tiempos actuales, la Diplomacia Bolivariana de Paz (DBP) ha constituido un concepto geopolítico fundamental para enfrentar los «25 años de agresión continuada», que ha sido objeto, la República Bolivariana de Venezuela, en momentos donde se redefine el orden mundial.
Tal como señala el 4to. Objetivo Histórico del Plan de la Patria 2013-2019, contribuir al desarrollo de una nueva geopolítica internacional para brindar aportes en la construcción de un mundo multicéntrico y pluripolar, es fundamental en los tiempos presentes y más, cuando el Occidente Colectivo y las naciones que lo componen, se han planteado, la geopolítica de la violencia, basada en la ley del más fuerte, anulando el papel trascendental de la diplomacia en la conducción del mundo en que vivimos, el cual, debería estar signado por la justicia, la paz y la igualdad entre los Estados.
En el Plan de la Patria 2025-2031, la séptima T (7T), Geopolítica, busca consolidar la posición de Venezuela en el contexto internacional, promoviendo la multipolaridad, la integración regional y la construcción de un mundo más justo y equitativo.
Una Diplomacia de Paz es fundamental para garantizar, el bien más importante que hemos conseguido (parafraseando a El Libertador, Simón Bolívar), en más de 200 años de historia republicana: la Independencia Nacional. Siguiendo la idea bolivariana, lograr «el equilibrio del universo», garantizar la paz planetaria y la preservación de la vida en el planeta, no sería posible por la vía de la guerra y la imposición de la voluntad del más fuerte.
Desde la «Irenología» como disciplina para el estudio de la paz, podemos estudiar las causas que conducen a la misma. Estudiar las motivaciones de los conflictos y la violencia, son elementos altamente importantes para lograr determinar aquellos elementos que nos lleven a una «Paz Positiva», es decir, un ambiente de convivencia que permita el sostenimiento de la paz real. En otras palabras, comprender las condiciones estructurales y culturales que fomentan la convivencia armónica en las sociedades y entre los Estados, es fundamental para
alcanzar una «cultura de paz».
Con la DBP del Presidente Nicolás Maduro Moros, ha pretendido y pretende lograr este objetivo, impulsando una «cultura de convivencia y cooperación» entre las naciones, desafiando la hegemonía unipolar promovida por el Occidente desarrollado y promoviendo fuertemente la cooperación Sur-Sur, es decir, la cooperación entre las naciones del Sur Global.
Pasar de una «Paz Negativa», es decir, de una ausencia de hostilidades únicamente, a una «Paz Positiva», que se sostenga en realidades estructurales, impulsando una cultura de convivencia, respeto mutuo, valoración de la vida humana, la preservación y uso adecuado de los recursos naturales del planeta, que impulse la igualdad entre individuos, sociedades y naciones, garantizando la convivencia y la solución pacifica de controversias, forma parte de todas las ideas planteadas por el Presidente Nicolás Maduro Moros en su Diplomacia Bolivariana de Paz.
Lograr alcanzar un Orden Mundial más equitativo y sin hegemonías, que permita la convivencia y la prosperidad de todas las naciones del orbe y en especial, el desarrollo de las naciones del Sur Global, constituye el centro del planteamiento de la Política Exterior venezolana, en el futuro previsible. Un futuro sin factores que conlleven a «violencias estructurales» perpetuadas, impulsadas por la clase dominante global que ejerce su hegemonía en el Occidente Colectivo; un sistema mundo unipolar capitalista, basado en la guerra perpetua depredador de la vida
en el planeta, debe dar paso a un sistema de convivencia donde se sostenga, estructuralmente, una «paz positiva» entre toda la humanidad.
La búsqueda de un orden mundial más equitativo y menos hegemónico, desde la perspectiva venezolana, se alinea con la eliminación de «violencias estructurales» perpetuadas por el «sistema unipolar». La construcción de la multipolaridad, requiere de un camino que lleve a la construcción de una «paz positiva» 1. Un orden mundial más equitativo, no hegemónico, que garantice la convivencia y el desarrollo de todas las naciones del planeta.
Así, de esta manera, promover un modelo de Relaciones Internacionales más justo, refundando los organismos de la diplomacia internacional y fomentando la «paz positiva», desde la perspectiva venezolana es fundamental, para la construcción de un mundo multicéntrico y pluripolar, sin hegemonías, garante de la Paz.
Para cerrar
En fecha 15 de julio de 2025, el Presidente Nicolás Maduro Moros (PNMM) ha lanzado la loable idea de realizar una cumbre por la paz 2. Ha dicho que y citamos: «He propuesto convocar a una gran cumbre mundial por la paz y en contra de la guerra, con el propósito de construir una salida colectiva y firme que detenga la masacre [en la Franja de Gaza], desarme nuclearmente al régimen israelí y lo obligue a someterse al sistema legal internacional».
En adición, el PNMM mostró su «alta preocupación por los numerosos agravios contra los palestinos que residen en la Franja de Gaza» 3, los cuales, han sucedido desde el 7 de octubre de 2023 hasta el presente, sin que organismo internacional o gobierno alguno en el planeta, haya podido detener a Israel en el genocidio perpetrado.
1 Según Johan Galtung (1969), la paz positiva no es solo la ausencia de violencia, sino la presencia de condiciones que permiten el florecimiento humano y la justicia social, eliminando las causas estructurales de la violencia (pp. 167-191).
2 RT. La paz en el mundo no la van a hacer ni EE.UU. ni Israel»: Maduro propone cumbre global antiguerras. 15 de julio de 2025.
3 RT. Venezuela reitera su convocatoria a una cumbre mundial por la paz en Palestina. 16 jul 2025.
El 15 del corriente mes, saludó también, la reunión de emergencia promovida por los Gobiernos de Colombia y Sudáfrica destinada a «abordar de manera coordinada y urgente las atrocidades que se siguen cometiendo contra el pueblo palestino».
Desde esta tribuna, hacemos votos porque que desde los pueblos del mundo, desde el Sur Global, se pueda llevar a cabo esta iniciativa en pos de lograr alcanzar una «paz positiva» a nivel global y parar, de una vez y por todas, el genocidio que se perpetra a diario en la Franja de Gaza.
T: Dr. Vladimir Adrianza Salas.
Doctor en Seguridad, Defensa y Desarrollo Integral.