
Más de 230 manifestaciones se han registrado este jueves en Francia, en rechazo ante los inminentes recortes de presupuesto. Sindicatos de múltiples sectores exigen al Gobierno un mayor gasto en los servicios públicos, más impuestos a los ricos y la anulación de una reforma estatal de pensiones ampliamente rechazada.
Los manifestantes portan pancartas y ondean banderas en diferentes ciudades de Francia.
El ministro del Interior, Bruno Retailleau, declaró que las protestas están siendo “menos intensas de lo esperado”. Las autoridades esperan hasta 900.000 manifestantes, una afluencia que superaría con creces la movilización menos estructurada del 10 de septiembre (cerca de 200.000 personas según el recuento oficial) y que igualaría las jornadas de protesta contra la reforma de las pensiones en 2023.
Durante una rueda de prensa, al mediodía, el ministro informó sobre 230 acciones en espacios públicos, 95 intentos de bloqueo de sitios y alrededor de 10.000 participantes, lo que resultó en un total de 58 detenciones, incluidas 11 en París.
Retailleau indicó que la consigna dada a los policías es intervenir de inmediato ante ataques contra bienes o personas. Para hacer frente a estos riesgos hay un operativo similar al del 10 de septiembre, con unos 80.000 policías y gendarmes, apoyados por drones, 24 blindados Centauro y diez cañones de agua.
En París, solo tres de las 16 líneas de metro funcionan con normalidad y el resto opera de manera irregular, mientras que en los trenes circula el 90% de los de alta velocidad, la mitad de los que van a otras ciudades y el 60% de los regionales.
En la segunda jornada de protestas en Francia en ocho días los sindicatos exigen la retirada del recorte presupuestario proyectado para 2026 por el recién caído Gobierno y reclaman “unos presupuestos más justos”.
“El mundo del trabajo no puede ser el único que contribuya a los esfuerzos”, subrayó Marilyse Léon, secretaria general de la principal central sindical del país, la Confederación Francesa Democrática del Trabajo (CFDT), en una entrevista con el canal BFMTV.
Léon también pidió la suspensión de la aplicación de la reforma de las pensiones de 2023, que eleva progresivamente la edad mínima de jubilación de 62 a 64 años, así como un mayor control sobre los más de 200.000 millones de euros en ayudas a las empresas.
Francia afronta actualmente una deuda pública equivalente al 114 % de su producto interior bruto (PIB) y un déficit del 5,8 % en 2024, casi el doble del límite del 3 % fijado por las reglas europeas.
El anterior primer ministro, François Bayrou, se vio obligado a dimitir tras perder una moción de confianza el pasado 8 de septiembre precisamente sobre los presupuestos. Había diseñado un recorte del déficit de cerca de 44.000 millones de euros, principalmente mediante la congelación de las prestaciones sociales y del sueldo de los funcionarios, recortes en algunos servicios públicos y la supresión de dos días festivos.
Aunque su sucesor Sébastien Lecornu anunció la elaboración de un nuevo plan, que no incluirá la supresión de los días feriados, los sindicatos mantuvieron la movilización.
Jean-Luc Mélenchon, fundador de Francia Insumisa, advirtió tras las huelgas nacionales que «este es un acontecimiento que tendrá un impacto político bastante profundo” y reclamó que el ministro Sébastien Lecornu se someta a un voto de confianza, «como lo hizo François Bayrou antes que él».
«O se enfrenta al voto de confianza, o presentaremos una moción de censura. Lo ideal sería que la votación se realizara lo antes posible», añadió, reafirmando su deseo de ver a Emmanuel Macron fuera de la presidencia.
Igualmente, Olivier Faure, líder del Partido Socialista, llamó a trabajadores y ciudadanos a intensificar la presión sobre el gobierno de Macron. Recordó que el gobierno de François Bayrou ya cayó y afirmó que, en consecuencia, su plan de austeridad también debe ser abandonado.
Desde las protestas sociales de los «chalecos amarillos» (2018-2019), originadas por el alza del precio al combustible, el descontento con la política fiscal y social de Macron es una constante en Francia.
T: Agencias/France24





