Columnas

Actores de la desestabilización y sus circunstancias

Como lo hemos dicho tantas veces, Venezuela ha sido objeto de la aplicación del concepto de Guerra Híbrida, un esquema de guerra que utiliza la diplomacia pagada, los ciber-ataques, la guerra informativa y de propaganda, el apoyo financiero a la subversión local de derecha, la guerra económica, las fuerzas armadas irregulares dígase paramilitares, las operaciones de las fuerzas especiales del país o países agresores y por último, la fuerzas regulares de los mismos.

Una Guerra Híbrida no es más que una combinación de factores convencionales y no convencionales para hacerle la guerra a un país. Esa guerra, es auspiciada por los intereses geoeconómicos y geoestratégicos de una potencia interesada – EE.UU.- bien sea, en apropiarse de los recursos naturales del país o en eliminar su «mal ejemplo», es decir, la lucha de ese pueblo y sus autoridades por defender la soberanía del mismo.

Mediante diversas artimañas destinadas a deponer un gobierno o derogar una constitución, el imperio occidental decadente, ha utilizado a varios de sus actores políticos, bien sea civiles o militares en el terreno, para cambiar las bases de un sistema que le es adverso a tales intereses, como lo son los regímenes constitucionales de Cuba, Nicaragua, Bolivia y Venezuela.

Los medios de comunicación de la derecha, nacional, regional e internacional, deliberadamente han minimizado los múltiples actos de desestabilización provocado por sus actores, al extremo que han puesto en duda la veracidad y su responsabilidad en la ejecución de tales tácticas. Por supuesto, no es de esperar otra actitud dentro del esquema de Guerra Híbrida, eso forma parte de la guerra de propaganda o de las operaciones psicológicas proyectadas sobre el país objetivo, en este caso, Venezuela.

La CIA, Central de Inteligencia de los EE.UU. y otras agencias de seguridad e inteligencia de ese país, han dado cátedra de desestabilización alrededor del mundo y en diversos países del orbe, no solamente deponiendo gobiernos sino asesinando a personalidades que luchan a favor del bienestar de sus pueblos, como lo hicieron con diversos líderes en África durante el siglo XX y en América Latina, como el Che Guevara y particularmente, con Hugo Chávez, del que esperamos que algún día se aclaren los hechos de cómo le fue inducida una enfermedad que le llevó a la tumba, físicamente hablando.

Al hacer un simple seguimiento de los actores mediáticos de las potencias agresoras usados para idear e implantar las tácticas de estas agencias, emerge la identidad de estos profesionales de la desestabilización. En lo diplomático, surge una figura siniestra que ha acaparado titulares durante años en medios privados, estadounidenses, europeos, regionales y locales, advirtiendo sobre la supuesta dictadura de Maduro y las violaciones a los Derechos Humanos supuestamente producidos en Venezuela. Esta figura actualmente venida a menos, es el inefable, Luis Almagro.

Almagro, secretario general de la OEA, un funcionario que declinó las obligaciones de su cargo, para convertirse en el actor de la desestabilización de gobiernos legítimos en Sur América, agrediendo a países como Bolivia y Venezuela, y que ha llevado a esa organización a punto de poder colocársele una lápida RIP como epílogo a sus actuaciones.

Pero, ese actor asalariado seguramente por la CIA, pese a todo el daño causado a Bolivia y a Venezuela, es solo parte del entramado dispuesto por el imperio decadente para tal fin. Otros personajes más siniestros se juntan en la escena entre los cuales figuran, Mike Pompeo, exdirector de la CIA, el personaje que ha dado cátedra en el arte de mentir y particularmente, a John Bolton, el exasesor de Seguridad Nacional de EE.UU., quien al contrario de Pompeo, recientemente ha afirmado públicamente, lo que muchos opositores al chavismo, dentro y fuera de las fronteras venezolanas, les dio por negar durante años, la participación estelar de los EE.UU. en el caos que intentaron provocar en Venezuela.

John Bolton ha admitido que ayudó a planear golpes de Estado en otros países y aunque rehusó dar más detalles sobre la organización de este tipo de levantamientos en diferentes partes del mundo, mencionó a Venezuela, donde, según él, los esfuerzos no «resultaron exitosos».

Claro que no resultaron exitosos. Todavía las agencias de inteligencia de los EE.UU. deben estar estudiando los motivos por los cuales, les ha fallado toda la andanada de acciones proyectadas y ejecutadas sobre Venezuela a lo largo de los 23 años del Proyecto Bolivariano y particularmente, desde 2013 a la fecha, en tiempo de la Guerra Híbrida, multidimensional o multifactorial, que aún no han finalizado.

John Bolton, veterano funcionario del Pentágono, disertó en el programa «The Balance», con su presentador, Eric Bolling, el 13 de julio, calificando el intento de derrocamiento del presidente venezolano, Nicolás Maduro, como «un buen ejemplo» de golpe de Estado.

Aseguró además, que el exmandatario Donald Trump, «no es lo suficientemente competente» para llevar a cabo un «golpe de Estado» cuidadosamente planificado. Bolton se autocalificó «como alguien que ha ayudado a planear golpes de Estado, no aquí, pero ya sabes [en] otros lugares, sé que requiere mucho trabajo. Y «eso no es lo que él – Donald Trump – hizo», aseguró este personaje al entrevistador, indicando más adelante que se había referido a Venezuela.

A confesión de partes relevo de pruebas, suelen decir los abogados. La declaración de John Bolton confirma que durante la Administración Trump-Pence la Casa Blanca desarrolló un plan de golpe de Estado en contra de Venezuela a fin derrocar su gobierno legítimo presidido por Nicolás Maduro Moros, calificándolo de ilegítimo, para lo que además libraron varias órdenes ejecutivas y entre estas, la Orden Ejecutiva 13857 publicada en 2019, donde reconocen a su títere, Juan Guaidó, autojuramentado en Altamira-Caracas, como presidente interino de Venezuela. Estas acciones fueron parte del golpe de Estado que no lograron consumar.

Un fragmento de un documento publicado por el Departamento de Estado de los Estados Unidos reza:
Original: Executive Order 13857 recognizes the swearing-in of interim President Juan Guaido and amends the above-mentioned E.O.s to define “Government of Venezuela” to ensure that the Maduro regime remains the focus of our sanctions measures.

Traducción:
La Orden Ejecutiva 13857 reconoce la juramentación del presidente interino Juan Guaidó y modifica las O.E. mencionadas para definir «Gobierno de Venezuela» y asegurar que el régimen de Maduro siga siendo el foco de nuestras medidas de sanción.

Resulta evidente que los intentos por derrocar al gobierno venezolano no han logrado el éxito esperado dado que el Presidente Constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro Moros, continúa en el poder político y así será, mientras el pueblo venezolano en equipo con su Fuerza Armada Nacional Bolivariana, en libérrimas elecciones como las que suelen ocurrir en nuestro país, así lo decida, ejerciendo la democracia directa que nos ha caracterizado, sobre todo, en los últimos 23 años. Y al decir democracia directa, es necesario afirmar el carácter protagónico de la misma, soportado en el Art. 5 de las Constitución Bolivariana de 1999, donde expresa claramente, «la soberanía reside en el pueblo».

La declaración de Bolton, confirma que las agresiones en contra de Venezuela han sido orquestadas por diferentes administraciones del gobierno de los EE.UU. durante ya varios lustros y aún siguen en agenda, pese a que personajes como Bolton, ya no sean parte de la actual administración Biden-Harris.

La Asamblea Nacional de Venezuela, aprobó un acuerdo en repudio a las declaraciones del exfuncionario y de la exsubsecretaria de Estado Carrie Filipetti. Su actual presidente, el Diputado Jorge Rodríguez, tildó de «psicópata» al exasesor de Seguridad Nacional de EE.UU. John Bolton, por «intentar invadir» al territorio venezolano, luego que dicho exfuncionario, admitiera su participación en golpes de Estado en diversos países y avalado y justificado, las medidas contra Caracas.

El Diputado Jorge Rodríguez, Presidente de la AN, también calificó de «basura» al actual Secretario General de la casi extinta Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, por sumarse a las pretensiones estadounidenses.

Los ataques a la infraestructura de Venezuela, ocurridos durante el tiempo de la Administración Biden-Harris, seguramente no son desconocidos por las mentes que dirigen políticamente esa potencia, como tampoco lo son, las mal llamadas «sanciones» que aún pesan sobre nuestra patria.

El ministro del Poder Popular para el Petróleo de Venezuela, Tareck El Aissami, denunció el 17 de julio, un nuevo «ataque terrorista» contra un gasoducto operado por PDVSA en el oriente del país. Dijo El Aissami por twitter: «Elevamos nuestra denuncia al país, y [a] los pueblos del mundo, sobre un nuevo ataque al sistema gasífero del oriente venezolano. Se trata de los mismos grupos terroristas de siempre, que han actuado contra el interés nacional para afectar la vida de nuestro pueblo».

Y valga decir, «grupos terroristas» de siempre, bajo dirección de factores aliados al Gobierno de los Estados Unidos.

El Gobierno Constitucional de Venezuela ha denunciado durante años, numerosos ataques, es decir, sabotajes a instalaciones de empresas estatales como PDVSA y Corpoelec, hechos que se han enmarcado en las acciones de la Guerra Híbrida aplicada por los EE.UU. y sus aliados, para desestabilizar nuestra patria.

Los coletazos de la despedida de Iván Duque de la presidencia colombiana, personaje graduado de «servil lacayo» de los EE.UU. e instrumento fiel, de las acciones del imperio decadente para garantizarle a esa potencia, el control de su hinterland, es decir, su traspatio que es como considera los EE.UU. a la América Latina.

De allí se puede concluir que el imperio decadente de los EE.UU. ha perdido fuerza en sus acciones injerencistas o tal vez, se ha topado con un hueso duro de roer, tanto en Bolivia, Nicaragua y Cuba, como en Venezuela. Otros tiempos pudieran estar llegando al acontecer mundial. Resulta evidente por ejemplo, que con todo el abierto apoyo militar y financiero del imperio en decadencia al gobierno de Zelensky, este no haya logrado su objetivo. Zelensky, es actor calificado de occidente y de los neonazis en Ucrania, en su ataque a Rusia y a la cultura rusa.

EE.UU. y occidente, pierden la guerra en Ucrania en estos momentos, así como, la han perdido durante todos estos años en Venezuela. Eso no quiere decir que se encuentran de capa caída, pues seguramente, luego de la salida de Duque de la presidencia colombiana, es de esperar que sigan los ataques en contra de Venezuela, tal vez al margen de la presidencia de Gustavo Petro, y más, cuando se recrudezca la escasez de petróleo en occidente.

Recordemos que si algo ha quedado de manifiesto en el conflicto que los EE.UU. y la UE desarrollan en contra de Rusia, es la debilidad manifiesta que se presenta en la matriz energética europea y de allí, derivarán seguramente acciones a futuro, como las ocurridas en el pasado reciente, para tratar de controlar al Estado venezolano y no solo para intentar controlar los recursos de Venezuela, sino para mantener a los países suramericanos, como periferia servil de las otroras potencia coloniales e imperiales occidentales.

Notas de final de documento.

Este hecho es una de las tantas muestras del doble discurso, del doble rasero, de la farsa que siempre muestran altos voceros de los Estados Unidos en sus declaraciones. Mike Pompeo, admitió que la mentira es parte de sus artimañas personales y de las artimañas de la CIA, para ejecutar estas atrocidades alrededor del mundo. Mike Pompeo sobre la CIA: «Mentimos, engañamos y robamos». Fuente: http://www.cubadebate.cu/noticias/2019/04/22/mike-pompeo-sobrela-cia-mentimos-enganamos-y-robamos/ ii U.S. Department of State. Venezuela-Related Sanctions. URL: https://www.state.gov/venezuela-related-sanctions/

T/ Vladimir Adrianza Salas.

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