Asamblea de los Pueblos proclama a Caracas como capital global de las resistencias
Delegaciones de más de 50 países, representantes de pueblos originarios, gobiernos, parlamentos, sindicatos, organizaciones juveniles, culturales, espirituales, comunales y movimientos sociales, denunciaron el viejo orden internacional

La Asamblea de los Pueblos por la Paz y la Soberanía de Nuestra América, que se desarrolló 9 y 10 de diciembre en el Círculo Militar, culminó con la emisión de un manifiesto en el que, además de instar a construir un nuevo orden mundial basado en la justicia, la independencia y el fin del intervencionismo, se proclamó a Caracas como “capital de los pueblos que no se rinden” y “corazón simbólico de una red de resistencias” a escala global.
Delegaciones de más de 50 países, representantes de pueblos originarios, gobiernos, parlamentos, sindicatos, organizaciones juveniles, culturales, espirituales, comunales y movimientos sociales, denunciaron el viejo orden internacional, descrito como un sistema cimentado en el miedo, la mentira y el despojo, que hoy se disfraza de “seguridad”, con cercos militares, y de “libertad”, con cadenas económicas.
Frente a ello, los pueblos reunidos en la Asamblea afirmaron que “no basta resistir, hay que florecer y vencer”, en tanto reivindicaron la paz como lucha que siembra y cosecha justicia, no como silencio impuesto a los sometidos.
El manifiesto reconoce a la República Bolivariana de Venezuela como “laboratorio de resistencias” y “faro de convocatoria”, destacando el legado del Libertador Simón Bolívar, la visión estratégica del Comandante Hugo Chávez en la construcción de un mundo multipolar y el papel del presidente Nicolás Maduro en la articulación de esta instancia internacional frente a la “guerra multidimensional” contra los pueblos del Sur.
Igualmente, rinde homenaje a la resistencia del pueblo cubano, que durante más de seis décadas ha enfrentado bloqueos, invasiones y campañas de odio sin renunciar a su soberanía, y reconoce la coherencia ética de Fidel Castro como referencia para las luchas actuales.
En rasgos generales, el manifiesto establece seis grandes compromisos políticos:
1. Declarar la paz como “territorio a conquistar”, denunciando cada base militar extranjera en Nuestra América como “espina clavada” y asumiendo la “paz activa” como estrategia de combate contra la guerra.
2. Construir “soberanía cognitiva” frente a la guerra mediática y los algoritmos, mediante una constelación de medios populares y libres que desmantelen las noticias falsas y la manipulación.
3. Forjar un “mundo sur” articulado económica y tecnológicamente, rompiendo el bloqueo con producción, nuevas rutas comerciales, monedas y sistemas financieros alternativos al dólar.
4. Unir luchas ecológicas y migrantes, defendiendo a la Madre Tierra y reconociendo en los desplazados las huellas del saqueo, con la consigna de que la Tierra no es recurso, sino hogar.
5. Consolidar a Caracas como ciudad de encuentro permanente para asambleas, misiones, acuerdos legislativos y articulaciones populares Sur–Sur, tendiendo un puente entre la ALBA y los BRICS+.
6. Entregar a la juventud “la llave de las grandes alamedas”, reconociéndola como motor creativo y actor con voz y voto en las decisiones estratégicas.
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