Descartan sobrevivientes del choque aéreo en Washington

Un helicóptero Sikorsky H-60 Black Hawk del Ejército de Estados Unidos y un avión Bombardier CRJ700 de PSA Airlines, filial de American Airlines, con 60 pasajeros a bordo y cuatro tripulantes, colisionaron en el aire la noche de este miércoles mientras la aeronave comercial se preparaba para aterrizar en el Aeropuerto Nacional Reagan, en Washington D.C. y se precipitaron a las gélidas aguas del río Potomac.

Las autoridades no creen que haya sobrevivientes del choque, la peor tragedia aérea en Estados Unidos en más de una década.

«A esta altura no pensamos que haya sobrevivientes», dijo el jefe de bomberos de Washington, John Donnelly, en rueda de prensa en el aeropuerto Ronald Reagan. Añadió que están pasando de una operación de rescate a una «de recuperación» de los cuerpos.

Los equipos de rescate, que trabajaron durante toda la noche en las gélidas aguas del Potomac, han recuperado 28 cuerpos hasta el momento, 27 pasajeros del avión y uno del helicóptero, informaron los bomberos.

Según la aerolínea, el aparato viajaba desde Wichita, Kansas, al aeropuerto Ronald Reagan de la capital estadounidense, mientras que el helicóptero efectuaba un «vuelo de entrenamiento», informó un portavoz militar.

El secretario de Defensa, Pete Hegseth, precisó que el helicóptero Black Hawk, con tres militares a bordo, tenía «una tripulación bastante experimentada que estaba haciendo una evaluación nocturna anual obligatoria». «Llevaban gafas de visión nocturna», añadió.

«En este momento, no sabemos por qué la aeronave militar se interpuso en la trayectoria del avión de PSA», dijo la mañana de este jueves el director ejecutivo de American Airlines, Robert Isom.

Por su parte, el secretario del Transporte, Sean Duffy, señaló que ambos aparatos estaban realizando un “patrón de vuelo estándar” cuando ocurrió la tragedia.

Dijo que no entraría en demasiados detalles, ya que la investigación aún está en curso, pero enfatizó que los helicópteros militares a menudo vuelan sobre el río y señaló que «todo era normal en el período previo al accidente». «Esto sucede todos los días», pero «algo salió mal aquí», apuntó.

En un audio del servicio de tráfico aéreo, se oye a los controladores preguntar reiteradamente al helicóptero si tenía «a la vista» el avión de pasajeros y justo antes del choque decirle que «pasara por detrás» del avión.

La Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB) anunció que enviará un equipo para investigar el incidente. Por ahora se han descartados indicios de criminalidad o terrorismo en la colisión.

En su plataforma Truth Social, el presidente Donald Trump dijo que el accidente «debería haberse evitado».

«Ha sido una noche oscura y extenuante en la capital de nuestra nación y en nuestra historia, una tragedia de proporciones terribles. Como nación, lloramos por cada alma preciosa que nos ha sido arrebatada», manifestó Trump este jueves en una comparecencia en la sala de prensa de la Casa Blanca.

Tras unas breves palabras de consuelo, el presidente rápidamente culpó del choque aéreo a los estándares establecidos por los gobiernos de Barack Obama (2009-2017) y Joe Biden (2021-2025) en la contratación de controladores aéreos, con especial énfasis en los programas implementados por ambos mandatarios para promover la diversidad.

Trump también anunció el nombramiento inmediato de Chris Rocheleau, un veterano con 22 años de experiencia, como nuevo jefe de la Administración Federal de Aviación (FAA). Rocheleau deberá ser confirmado por el Senado, de mayoría republicana, antes de asumir el cargo.

Entre los pasajeros del vuelo estaba la pareja de patinadores artísticos rusos Evgenia Shishkova y Vadim Naumov, campeones mundiales en 1994,  junto a otras personalidades del mundo del patinaje que regresaban del Campamento Nacional de ese deporte, celebrado en Wichita.

T: Agencias/Prensa Latina