«Me maltrataron, me humillaron, me ponían cadenas»: la monja colombiana secuestrada por Al Qaeda en Mali en 2017 relata su cautiverio
Gloria Cecilia Narváez, que fue liberada en octubre de este año, declaró que "el peligro de ser asesinada estuvo todo el tiempo" tras su secuestro.
La monja colombiana Gloria Cecilia Narváez, secuestrada por Al Qaeda en el norte de Mali en 2017 y liberada en octubre de este año, relató sobre su vida en cautiverio y dijo que «el peligro de ser asesinada estuvo todo el tiempo», recoge RCN Radio.
En cuanto al día cuando fue secuestrada, Narváez afirmó que estaba viendo las noticias con otras tres religiosas cuando oyó el ladrido de un perro y salió para mirar qué estaba ocurriendo. En aquel momento, «de repente aparecieron cuatro hombres armados con fusiles y machetes» que querían llevarse a dos monjas más jóvenes, pero Narváez logró convencerlos de elegir a otras dos.
La monja afirmó que la «llevaron en una moto» y viajó durante varios días. «También recuerdo que caminamos largos trayectos con muy poca comida y agua». En cautiverio se encontró con otras personas secuestradas, provenientes de Francia, Suecia y Canadá.
Mientras estuvo privada de libertad, sufrió un comportamiento agresivo de sus captores. «Me maltrataron, me humillaron, me ponían cadenas», afirmó, agregando que también «se burlaban» de ella y la golpeaban. «Decían que era un perro de iglesia», admitió.
A pesar de todo esto, Narváez «nunca decía nada» y no guardaba «rencor», y rezaba por sus captores. Asimismo, escribía cartas con carbón a Dios y siempre le daba las gracias «por un día más de vida». «Seguro Dios quiere que yo sea más humilde, más paciente, quizá más entregada a mi labor. Te agradezco por todo lo que me enseñas y te pido por las personas que me tienen secuestrada para que puedan vivir según su religión», concluyó.
Gloria Narváez, oriunda de la ciudad colombiana de Pasto, fue secuestrada el 7 de febrero de 2017 mientras realizaba labores de evangelización en una aldea de Karangasso, a unos 400 kilómetros de Bamako, capital de Mali. En enero de 2018, la religiosa imploró al papa Francisco que intercediera para hacer efectiva su liberación mediante un video en inglés. Seis meses después, se conoció otra grabación en la que nuevamente se dirigía al sumo pontífice.
T/RT/LRDS