
El presidente de Panamá, José Raúl Mulino, anunció que la inhóspita selva del Darién, en la frontera entre Colombia y Panamá, dejó de servir como corredor de paso de migrantes que buscan llegar hasta Estados Unidos.
«Hace un año teníamos 36.841 migrantes cruzando por Darién, hoy marzo llegamos a 112. Una disminución importantísima, que representa de entre el 97-98 % de éxito por parte de las autoridades de Migración y el Servicio Nacional de Fronteras (Senafront), detalló Mulino durante su conferencia de prensa semanal.
«No permitiremos más migrantes en esa zona del Darién y cerramos una operación que comenzó en el año 2016 (…) Me da mucha complacencia haber cumplido y haber cerrado el Darién, con lo que eso significa para la seguridad regional y panameña», añadió.
Debido a la reducción del flujo de migrantes el mandatario anunció el cierre paulatino de los centros migratorios que han funcionado desde 2016. Se trata, explicó, de los centros de Bajo Chiquito y Canaan Membrillo, donde las autoridades panameñas, junto con cerca de una veintena de entes de Naciones Unidas y ONG, atendían a los migrantes apenas salían de la peligrosa selva del Darién.
Las deportaciones masivas del nuevo gobierno de Donald Trump están haciendo que los migrantes desistan de entrar a Estados Unidos. Muchos están volviendo desde México, donde habían permanecidos meses intentado obtener una vía legal de ingreso a territorio estadounidense.
«El otro flujo, que viene del norte, comienza a subir», dijo Mulino.
Estos migrantes, sin embargo, no deben cruzar la selva para llegar a Colombia, sino que viajan en lanchas que contratan en pequeños puertos caribeños de Panamá.
Panamá aceptó servir de puente para migrantes deportados por Estados Unidos, al igual que Guatemala y Costa Rica.
T: Agencias
Panamá instala corredor para migrantes irregulares en selva de Darién