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Partido de Lula Da Silva denuncia amenazas y ataques contra sus militantes

Luego del asesinato de un peón rural simpatizante del Partido de los Trabajadores (PT) ocurrido la semana pasada en la Amazonia, este lunes la presidenta de esa fuerza política, Gleisi Hoffmann, denunció amenazas con armas de fuego contra dos militantes cuando panfleteaban en Brasilia.

«Estamos tomando medidas para localizar a los criminales, con seguridad estaban con armas liberadas por Bolsonaro», afirmó la titular del partido antes de denunciar el caso ante el Tribunal Superior Electoral (TSE).

El clima de intimidación surgido de los «ejércitos en la sombras» al servicio del régimen ha recrudecido a 20 días de las elecciones en las que se juega el destino de lo que resta de la democracia brasileña.

Quince puñaladas

Fue el «genocida Bolsonaro» el verdadero responsable del asesinato con quince puñaladas del trabajador rural Benedito Cardoso dos Santos, ocurrido el 7 de setiembre, en el día del Bicentenario de la Independencia, aseguró Luiz Inácio Lula Silva durante un acto proselitista.

El matador, un hachero bolsonarista de 22 años, luego de acabar con la vida de Dos Santos, de 44 años, intentó decapitarlo y tomó imágenes del cuerpo inerte con su celular como si quisiera tener un trofeo petista.

El crimen ocurrió horas después de que el mandatario pronunciara un discurso frente a miles de seguidores, igualmente poseídos, para conmemorar el Bicentenario cuando propuso «extirpar» a la oposición petista porque con ello se respetaría un mandato del Señor en esta guerra del «bien contra el mal».

A su lado aprobando las palabras de odio se encontraba el pastor Silas Malafaia una de las cabezas del movimiento neopentecostal al que muchos vinculan con algunas corrientes supracistas blancas norteamericanas y el evangelismo sionista.

Antes y después de esa apoteosis del «Independence Day» tropical, con toques de escenografía fascista el excapitán-presidente realizó una defensa de la venta de armas sin restricciones e incitó a «barrer» de la faz de la tierra al PT.

Lo visto en el día patrio pareció un desfile del «Ku Klux Klan» con desfiles de militares, estancieros y pastores y sin que se vieran ni «negros, pardos ni pobres», describió Lula.

Récord de armas

El diario Valor Económico informó este lunes que en los meses de julio y agosto fueron importados poco menos de 80 mil pistolas y revólveres, la cifra más alta en los últimos 25 años, un aumento ligado a la alta demanda de los Cazadores, Tiradores y Coleccionistas (CACs, según la sigla en portugués).

Los CACs pasaron de tener unas 350 mil armas a un millón, en los casi cuatro años del actual gobierno, algo de lo cual el mandatario se declaró «orgulloso» hace diez días durante una visita a Rio Grande do Sul en la que aseguró que la tenencia de armas es requisito para defender la libertad y prometió que hará lo imposible para impedir que Lula regrese al poder.

Campaña inédita

Es la campaña electoral más violenta desde el fin de la dictadura, en 1985 con dos petistas asesinados en menos de tres meses, el primero de ellos era el tesorero del partido en Foz de Iguazú y fue baleado a quemarropa por un agente penitenciario federal al grito de «Aquí el que manda es Bolsonaro».

«No es la primera campaña en que yo participo pero nunca vi tanta violencia», ponderó Lula en el marco de su sexta disputa por el Palacio del Planalto, la primera de las cuales sucedió en 1989.

Y agregó, que su partido no se dejará intimidar por las amenazas venidas desde grupos ultras ni le soltará la mano a las víctimas de esta hostilidad que tiende a aumentar conforme se acerque el 2 de octubre, día de la votación.

«El PT tiene la obligación de prestar ayuda» a la mujer e hijos de ese peón de 44 años asesinado por su compañero de trabajo en una finca del estado de Mato Grosso, en el oeste de la floresta amazónica.

T/ Página12/ LRDS

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