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Polacos escogen este domingo a su próximo presidente

30 millones de electores deberán decidir en el balotaje entre Rafał Trzaskowski o Karol Nawrocki

Unos 30 millones de polacos decidirán este domingo si quieren como presidente a Rafał Trzaskowski, respaldado por la coalición gubernamental de centro-liberal Plataforma Cívica (KO), o a Karol Nawrocki, apoyado por el partido opositor de derecha populista-nacionalista Ley y Justicia (PiS).

Los resultados de la primera vuelta mostraron una ventaja mínima para Trzaskowski (31,36 %), el actual alcalde de Varsovia, frente a Nawrocki (29,54 %), presidente del Instituto de la Memoria Nacional (IPN), y las encuestas para la segunda vuelta indican una diferencia aún menor.

Trzaskowski, figura del centro-liberal, se presenta como un político proeuropeo y reformista. Ha puesto el énfasis en los derechos de las mujeres, la accesibilidad a los servicios públicos y su experiencia en la gestión local, y su programa incluye la liberalización de las leyes de aborto.

Por otro lado, Nawrocki, historiador respaldado por el PiS, encarna una postura más conservadora y nacionalista. Su visión prioriza los intereses polacos, que considera en conflicto con el eje franco-alemán en Europa, e incluye propuestas como la reducción del IVA y la revalorización de las pensiones.

Aunque el presidente tiene un papel casi simbólico en la gobernanza diaria y la política exterior, sus poderes son significativos, especialmente en periodos de ‘cohabitación’ como el actual, donde el gobierno es de un signo político (coalición de Donald Tusk) y la presidencia de otro (Andrzej Duda, alineado con el PiS).

El presidente polaco posee el derecho de veto legislativo, puede enviar leyes al Tribunal Constitucional (cuyos miembros fueron nombrados en su mayoría por parlamentos dominados por el PiS), es comandante en jefe de las fuerzas armadas, y debe aprobar todos los nombramientos importantes, como los embajadores.

El actual presidente, Duda, ha ejercido activamente estos poderes para obstaculizar las reformas del gobierno de Tusk, especialmente en el ámbito judicial.

La primera vuelta de hace dos semanas evidenció un profundo cansancio de los polacos con el duopolio que ha marcado el ritmo de la política polaca durante casi 25 años, y las opciones de ultraderecha acapararon uno de cada cinco votos.

Se observó una participación récord en la primera vuelta (67,31 %), y las expectativas para la segunda vuelta son aún más altas.

Los cuarteles generales de ambos candidatos están trabajando en la movilización; el de Trzaskowski organizó una campaña puerta a puerta, mientras que el PiS utilizó la figura de Jarosław Kaczyński (jefe del PiS) y el apoyo del sindicato Solidaridad para movilizar a sus votantes.

T: Agencias

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