En un hecho sin precedentes, la marina de los Estados Unidos y la aviación británica realizaron tareas de control y ejercicios militares con flota de propulsión nuclear en una franja del Atlántico Sur, declarada como Zona de Paz y Cooperación por Naciones Unidas en el marco del reclamo argentino de soberanía por Malvinas y el archipiélago.
El hecho fue advertido y denunciado por la provincia de Tierra del Fuego como una “flagrante violación” a los acuerdos internacionales resueltos en el marco de la disputa por la soberanía de los territorios de ultramar argentinos. Además, se alertó sobre las posibles consecuencias ambientales que podría tener un accidente en la zona.
El despliegue militar fue confirmado por el propio Comando de Fuerzas Submarinas del Atlántico estadounidense, que a través de Twitter precisó que en esa región de ultramar navegó el USS Greenville (SSN 772), un submarino de propulsión nuclear que cuenta en su historial con tres accidentes. En uno de ellos (2001), chocó contra un buque pesquero japonés, lo hundió y provocó la muerte de 9 tripulantes.
En la misma publicación reconoce que las tareas fueron realizadas en colaboración con aviones británicos y lo celebra de una manera desprejuiciada: “Nuestras Fuerzas Submarinas dependen de alianzas y asociaciones para disuadir la agresión marítima, defender nuestros intereses nacionales y dominar el dominio submarino”, según dijo el titular de esa fuerza norteamericana, el vicealmirante Daryl Caudle.
Si esto fuera así, “sería un hecho sin precedentes en nuestra historia” e implicaría “un acto de extrema gravedad para todos los estados de la región”, subrayó el gobernador de Tierra del Fuego, Gustavo Melella.
Esta denominación de Malvinas va a contramano “de las resoluciones de la ONU y la posición oficial del gobierno de Estados Unidos”, advirtió Melella.
El secretario de Malvinas, Antártida e Islas del Atlántico Sur de la gobernación fueguina, Andrés Dachary, explicó que esas acciones no solo transgreden la resolución 41/11 de la Asamblea General de la ONU sino que también van a contramano de una normativa que data de 1986, cuando Naciones Unidas abrió “un paréntesis imaginario entre Brasil, Uruguay y Argentina, hasta las cosas africanas de Senegal y Sudáfrica, que deja a esa zona para acciones de cooperación e investigación científica, prohibiendo taxativamente cualquier presencia nuclear y proceso de militarización”.
Por este motivo, agregó el funcionario a Radio 10, tras la noticia de las tareas militares realizadas en esa región de ultramar, los gobiernos de esos países “deberían hacer una declaración” al respecto.
“Esto preocupa desde muchísimos niveles: (desde la soberanía por) Malvinas, lo ambiental y lo geopolítico. Es un mensaje que se quiere dar al mundo de asociación al Reino Unido y la invocación a Malvinas no es casual”, consideró.
No es la primera vez que se registra actividad militar en lo que fue el teatro de operaciones de la guerra de 1982, en el archipiélago. A pesar de que la Argentina descartó desde entonces el inicio de cualquier conflicto armado, el Reino Unido realizó en 2013 ejercicios militares con arsenal nuclear.
El hecho fue denunciado por la Argentina ante la Conferencia Mundial de Desarme, cuando informó sobre la presencia de submarinos británicos de esas características, en flagrante violación del Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares en América latina.
La actividad angloestadounidense en el archipiélago es también un eco de la política de desentendimiento sobre el reclamo de soberanía argentino durante el gobierno de Mauricio Macri. Esa postura de no reclamos se vio coronada con el cuestionado acuerdo Foradori-Duncan, que en 2016 hizo concesiones al Reino Unido para la explotación de los recursos naturales argentinos en la región y le bajó el tono a los reclamos por Malvinas.
T/ Página12/ LRDS