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La crisis en Eurasia y los intereses occidentales

La crisis en Eurasia y los intereses occidentales

T/ Vladimir Adrianza Salas
El 2 de enero de 2022, se presenta en Kazajistán, unos disturbios inicial y supuestamente motivados por el alza del gas licuado, combustible utilizado en ese país por el parque automotor. Kazajistán, antes llamada Kazajstán, es una nación ubicada en el centro del continente asiático, ex república soviética, país que escasamente aparece en los medios de comunicación occidentales y de pronto, aparece con manifestaciones de grandes magnitudes.
Las protestas se tornan en violentas casi desde el inicio, mostrando así un evidente cariz político. Estas parten desde la ciudad de Janaozen (provincia de Mangystau) y se expanden rápidamente hasta diferentes provincias y urbes de ese país.
Las protestas desembocaron en violencia y se producen enfrentamientos de manifestantes con las fuerzas de seguridad, saqueos a negocios y edificios públicos. Según reflejan algunos medios internacionales, 18 miembros de las fuerzas de seguridad kazajas han perdido la vida y dos de sus miembros han sido decapitados. Es aquí justamente, donde se observa claramente, que estos hechos no pudieron ser el resultado de una manifestación cívica motivada al aumento de gas vehicular, sino que se trata de un guión que persige otros objetivos.
La decapitación huele a terrorismo yijadista, junto al hecho de que varios efectivos de los cuerpos policiales, son atacados por francotiradores, hecho el cual, aleja cualquier posibilidad de que dichas manifestaciones sean civiles y pacíficas, sucesos por cierto, en los que han resultando heridos mas de setecientos agentes del orden.
Durante el jueves Almaty (antigua capital de la nación y calificativo al como han sido nominados los disturbios), los terroristas atacan la antigua sede de gobierno junto a la ex-residencia presidencial, provocando incendios que se extienden a la sede del gobierno regional, al edificio de la Fiscalía y al canal de televisión estatal Qazaqstan.
Posteriormente, el aeropuerto internacional de Almatý es asaltado lo que obligó a desviar vuelos que se dirigían hacia ese puerto aéreo, dejando inmensos daños a su infraestructura, junto con el destrozo de muchos comercios ubicados en sus inmediaciones.
El incendio de mas de 100 vehículos, 33% de estos oficiales, casi dos centenares de restaurantes y cafeterías, cerca de un centenar de oficinas y el intento de establecer puestos de control fuera de las ciudades, se encuentran dentro de los elementos considerados por el alto gobierno kasajo para decretar el estado de emergencia y la autorización a las fuerzas de seguridad al uso de armas letales.
Las autoridades bloquean el acceso a Internet a nivel nacional para controlar la comunicación entre los mandos de los terroristas, lo que impidió el retiro de fondos bancarios por parte de la ciudadanía.
En ese momento, el Presidente Kasim-Yomart Tokáev, pide ayuda militar a la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC-1992), organización formada por Rusia, Armenia, Bielorrusia, Kazajistán, Kirguistán y Tayikistán, a fin de sofocar los disturbios. Para ese momento, la situación ha sido considerada una amenaza a la seguridad y la soberanía de ese país (Kazajistán) y es percibida la situación como una invasión de grupos terroristas y criminales desde el extranjero.
En tiempo record y con la autorización debida, las tropas pacificadoras de la Federación Rusa acuden en ayuda. Vale decir que “en cuestión de horas”, dichas tropas logran controlar la agresión y su eficacia logra evitar el socavamiento del poder del Estado, así como, un “deterioro total de la situación interna”, tal como lo manifestó el Presidente de Rusia, Vladimir Putin.
Todo hace pensar en estos momentos que Kazajistán, ha vuelto a la normalidad, las tropas rusas han regresado al su país, contrario a lo expresado por Antony Blinken, subsecretario de Estado de EEUU, quien en su declaración, pareciera haber olvidado que han sido las tropas estadounidenses, las que han tenido que ser echadas de lugares como Vietnam o que ante su fracaso, han tenido que abandonar Irák luego de causar la muerte de millones de personas.
Las tropas rusas, han despejados de terroristas, lugares vitales como el aeropuerto de Almatý, desde el cual también se produjo la evacuación de civiles de diversas nacionalidades muchos de ellos disfrutaban de vacaciones en dicho país. Esta evacuación se produce en aviones militares rusos, que habían transportado las tropas pacificadoras.
El presidente kazajo, Tokáyev, declaró finalmente, que hubo un intento de golpe de Estado en el país, durante el cual, murieron 17 policías y 26 manifestantes y más de mil personas resultaron heridas.
Para quien suscribe, lo mas curioso de esta revuelta es el hecho de que la misma se presenta en momentos en que la Federación Rusa y los EEUU, realizaban negociaciones respecto al caso de la agresión ucraniana a las fronteras rusas y sucede previo a las reuniones que en definitiva se efectuaron la pasada semana entre las parte – Rusia-EEUU-OTAN – para tratar el tema.
Altos funcionarios de China, Rusia y Kasajistán, han declarado sobre la participación de fuerzas externas en los sucesos, lo que demuestra que varios países del Asia Central, afrontan algunos problemas de seguridad en vista que intereses externos no desean ni paz ni tranquilidad en esa región, una región rica en petróleo y uranio entre otros minerales. Es evidente que entes extranjeros han orientado estas acciones para obstaculizar, tanto las conversaciones entre Rusia y sus adversarios, como para bloquear el avance de la iniciativa llamada «la Franja y la Ruta» o nueva «ruta de la seda», a la que en lo económico, teme occidente.

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