
Hace 36 años, Venezuela experimentó uno de los sucesos más crueles y violentos de su historia moderna, conocido como El Caracazo. El 27 de febrero de 1989, el gobierno del neoliberal expresidente Carlos Andrés Pérez (CAP), alto subordinado al Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial y la Organización Mundial de Comercio (OMC), instauró el denominado «Paquetazo» económico.
Las medidas contemplaba un conjunto de acciones económicas que perjudicaban el bienestar social de los venezolanos, tales como el incremento en el precio de la gasolina.
También incluía el incremento en el precio de los boletos del transporte público y la liberación de los costos de artículos de primera necesidad, así como, la privatización injusta de entidades estatales, la congelación de sueldos y salarios, y la reducción de todos los «gastos» o presupuestos asignados al sector social, además de un incremento gradual de la deuda externa del país.
Estas acciones provocaron eventos violentos que desencadenaron un estallido social, inicialmente en la ciudad de Guarenas del Estado Miranda, y que luego se propagó hasta la capital, provocando decenas de autobuses incendiados y el saqueo de comercios.
Para frenar la insurrección popular, CAP limitó algunas garantías constitucionales de la constitución de 1.961, tales como libertad y seguridad personal, libertad de movilización, inviolabilidad del hogar, libertad de expresión, derecho a reunión y derecho a manifestaciones. Sin embargo, la población se mantuvo en las calles en su deseo de frenar la puesta en marcha de las medidas económicas propuestas, lo que resultó en una intensa represión por parte de los cuerpos de seguridad del Estado, que lanzaban disparos a gran escala a los manifestantes.
La brutal represión resultó en más de 200 muertes, aunque tras 36 años, aún se desconoce la cifra exacta, razón por la cual se le considera una gran masacre.
Estos sucesos provocaron dos consecuencias; en primer lugar, una matanza sin igual en la historia de la República Bolivariana de Venezuela y en segundo lugar, una transformación de paradigmas, promovida desde la conciencia colectiva para modificar el sistema de la democracia representativa.
Para el comandante eterno, Hugo Chávez, El Caracazo “fue la chispa que encendió el Motor de la Revolución Bolivariana”, ya que hizo despertar a la población e impulsó el plan del Golpe de Estado, el cual lideró, el 4 de febrero del año 1992.
Fuente/Telesur
Pueblo venezolano marcha para conmemorar 36º aniversario de ‘El Caracazo’