Columnas

Guerra híbrida contra elecciones

Por: Juan Miguel Díaz Ferrer

Con mucha antelación Occidente se empeñó en torcer a su interés las elecciones presidenciales en Rusia; su objetivo era que el presidente Vladímir Putin no fuera reelecto y que su lugar lo ocupara alguien dócil a sus intereses. Se intentó alcanzar un objetivo más pretencioso; derrocar al presidente Putin.

Las acciones más decisivas de ese plan estratégico fueron las que comenzaron desde inicios de 2022, con nuevos planes de expansión de la OTAN hacia las fronteras de Rusia, usando a Ucrania, para provocar así el actual conflicto bélico y arrastrar al presidente Putin a una guerra impopular, con muchas bajas y desgaste económico.

Era un gran plan de guerra híbrida, todo combinado, guerra caliente con guerra económica mediante sanciones sin precedentes, guerra mediática global y un intento mundial de aislar a Rusia, pero el plan fracasó. Rusia está ganando la guerra, su economía no pudo ser destruida, no se logró su aislamiento mundial y la popularidad del presidente ruso no se redujo, sino que ha crecido.

Occidente tuvo que reajustar su plan a propósitos más modestos y tácticos, dada su incapacidad de poder controlar los resultados de esas elecciones. Saben que el presidente Putin será reelecto. El objetivo entonces cambió y se decidió dañar en todo lo posible la legitimidad de esas elecciones con una nueva ola de guerra híbrida de carácter más táctico, que incluye la combinación de una descomunal guerra cibernética contra, principalmente, la plataforma de voto en línea, se cuentan hasta 160.000 ataques (16.03.2024), con incursiones e invasiones militares punitivas al territorio de Rusia, sobre todo a la región de Bélgorod, ataques a las cuidades del Donbass que ya son partes de Rusia, tratando de producir bajas civiles e intimidar la participación en las elecciones, sabotajes, intentos de protestas con activistas pagados. Y no en último lugar una guerra mediática internacional con una estrategia de deslegitimación previa, en el proceso y a sus resultados.

Se propone la idea desesperada de no reconocer a Putin como presidente, vana ilusión que aumentaría la desunión dentro de la Unión Europea. En fin, las elecciones serán una nueva derrota para la rusofobia de las élites de Occidente.

T: Juan Miguel Díaz Ferrer/ Profesor del Instituto de Altos Estudios Diplomáticos Pedro Gual y  fundador del Movimiento Rusófilo en Venezuela.

 

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