Columnas

Cambios sutiles en la política exterior suramericana.

En días recientes, el actual presidente de Ecuador, el derechista Guillermo Lasso, visitó la República Popular China. Allí fue recibido por el Presidente Xi Jinping en el Gran Salón del Pueblo, luego de asistir a la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de invierno que se celebran en Beiying por estos días.

El objetivo de la visita de Lasso a China, fue el de profundizar las relaciones bilaterales entre China y Ecuador. Al respecto, el Presidente Xi, ha indicado y citamos: «las dos partes deben fortalecer la comunicación estratégica, aprovechar la oportunidad de iniciar negociaciones en torno a un acuerdo de libre comercio y profundizar la cooperación práctica».

En adición, el Presidente Xi, señaló que «ambas partes deben continuar promoviendo la cooperación de la Iniciativa Belt and Road (BRI) – la Franja y la Ruta, también llamada la nueva Ruta de la Seda – y crear nuevas áreas de crecimiento como la salud, la economía digital y la Ruta de la Seda verde.

Vale decir que la República Popular China ha prestado a Ecuador, una valiosa ayuda para poder superar los estragos de la pandemia en ese país. Al respecto, en las declaraciones emitidas, China está dispuesta a seguir prestando ayuda al Ecuador en la lucha contra la pandemia y a fortalecer la cooperación bilateral en materia de vacunas.

Pero lo mas notorio por ser un mandatario electo por la derecha ecuatoriana, se expresa en la siguiente declaración. Lasso dijo que «China es el socio más importante para Ecuador» y que «la cooperación con China es crucial para el desarrollo social y económico su país», al tiempo que «expresó su agradecimiento» por el apoyo de China en la implementación de la vacunación contra la COVID-19 en su país.

Como solemos decir en Venezuela, mas claro no canta un gallo.

No podriamos pasar por alto la visita de Alberto Fernández, el presidente argentino, tanto a la Federación Rusa como a la República Popular China.

En Moscú, el mandatario argentino fue recibido con mucho afecto y cortesía, por el presidente Vladimir Pútin y luego de la reunión, Fernández exclamó: «Argentina tiene una deuda con Rusia porque fue la primera en preocuparse por que el país tuviera vacunas». Por su parte, el presidente Putin indicó que «Argentina es uno de los socios clave de Rusia en América Latina» señalando además que ambos países buscan «encontrar nuevas vías de cooperación».

Putin también destacó la cooperación bilateral en el ámbito del transporte, de cara a la licitación de trenes eléctricos del Gobierno de Argentina, que ganó la empresa rusa Transmashholding. Alberto Fernández, mandatario argentino, comentó que ambos Presidentes mantuvieron una conversación «muy franca y muy abierta», sobre los temas que naciones como la Federación Rusa y la República Argentina, «tienen que enfrentar como países en un mundo multilateral», refiriéndose así, al mundo multicéntrico y pluripolar en construcción.

Posteriormente, Fernández visitó Beijing, donde fue recibido por el Presidente Xí Jinping. La estrategia anunciada por Fernández es la de diversificar sus relaciones económicas con China. Los acuerdos entre ambos mandatarios y sus respectivos gobiernos fueron trascendentes, en adición a lo anterior podemos citar, que «Argentina se ha unido oficialmente a la Iniciativa de Cinturón y Ruta (BRI), la moderna Ruta de la Seda, iniciativa propuesta por China a esa nación, en el marco del 50 aniversario de las relaciones diplomáticas entre China y Argentina.

Ambas naciones lograron acuerdos entre los que se cuentan, inversiones chinas por más de 23.700 millones de dólares, estableciendo un marco conjunto «inclusivo y que contribuya al desarrollo sostenible”, a fin de superar la crisis económica que golpea a la Argentina, luego de la pandemia y el excesivo endeudamiento externo que dejara la administración anterior de Macri.

En el marco de un Grupo Ad Hoc creado entre ambos países para iniciar el trabajo tras la adhesión a la Franja y la Ruta, se administrará lo relacionados con el financiamiento de obras estratégicas de infraestructura en la Argentina, mismo que se desarrollará en dos etapas; uno, ya aprobado por 14 mil millones de dólares, bajo el mecanismo del Diálogo Estratégico para la Cooperación y Coordinación Económica (DECCE); y un segundo paquete, por 9.700 millones de dólares, que la República Argentina presentará en la comisión Ad Hoc antes mencionada.

Como fue expresado por el jefe de la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma, el principal planificador económico de la República Popular China, He Lifeng, ambos gobiernos firmaron un «Memorando de Entendimiento (MoU) sobre cooperación en el marco del BRI», con el objetivo de promover la construcción dicho mecanismo de cooperación entre China y Argentina, en varios campos, dentro de los que se encuentran, las comunicaciones, la conectividad, el comercio sin obstáculos, la integración financiera, los intercambios entre personas y los mercados de terceros. De igual manera, ambas repúblicas y sus mandatarios, lograron acuerdos en materia de desarrollo ecológico, economía digital, aeroespacial, Sistema de Navegación por Satélite BeiDou, innovación tecnológica y agricultura.

La estrategia económica de China de formar un nuevo eje económico mundial, ha sumado un importante miembro suramericano dentro de esta estrategia, y mas, cuando los líderes de ambos países, expresaron su voluntad de profundizar aún más la cooperación bilateral, así como la cooperación entre China y América Latina.

Por parte de Argentina el acuerdo fue firmado por el actual canciller argentino, Santiago Cafiero. Para culminar, la República Popular China ha manifestado su apoyo «a los reclamos de ejercicio pleno de soberanía de la Argentina en la cuestión de las Islas Malvinas», lo que provocó la inmediata respuesta de la Cancillería inglesa, que a su vez fue replicada posteriormente, por el Ministerio de Relaciones Exteriores, Santiago Cafiero, de la actual administración gubernamental argentina.

China apoya a Argentina en su reclamo por la soberanía de las Islas Malvinas y desatando el enfado de Reino Unido, que afirma que dichas islas «son parte de la familia británica», es decir, del extinto imperio inglés. Diría el expresidente venezolano, Luis Herrera Campins, respecto a la posición de China, «lo que es igual no es trampa».

Ahora, se espera la visita del inefable, Jair Bolsonaro, a la Federación Rusa, donde será recibido por el Presidente Vladimir Putin. Bolsonaro, en esta oportunidad, no se ha dejado intimidar por las advertencias del Departamento de Estado de los Estados Unidos de América del norte, quien le ha aconsejado no visitar Moscú, a lo que este, Bolsonaro, para sorpresa de muchos, ha expresado: «Brasil es Brasil. Rusia es Rusia. Hago relaciones con todo el mundo». En esta oportunidad no pareciera haber acatado la orden de Washington.

Vale señalar que las declaraciones de Bolsonaro se dan luego de una publicación del medio brasileño Folha de Sao Paulo, que denuncia que la administración Biden, presionó a los presidentes de Argentina, Alberto Fernández, y de Brasil, Jair Bolsonaro, para cancelar sus respectivos viajes a Rusia, en medio de las crecientes tensiones entre Washington y Moscú, provocadas por la estrategia «goebbeliana» de EEUU respecto a una supuesta invasión de Rusia a Ucrania.

Así las cosas, el mundo sigue girando y trayendo consigo, un nuevo mundo multicéntrico y pluripolar (como lo soñara Hugo Chávez). Los constantes cambios no se detienen y marchan a ritmo acelerado. Estos cambios emergen ante nuestros ojos en nuestro propio tiempo histórico. Estos acontecimientos siguen en constante evolución enrumbándose hacia la pérdida continua y sostenida de la hegemonía occidental, capitaneada por el decadente imperio estadounidenses y su atrasada visión unipolar.

Por Vladimir Adrianza Salas.

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