El Mundo

Centroamérica cada vez más vulnerable a los desastres naturales

Con unos 50 millones de habitantes, Centroamérica es un territorio con costas en el Atlántico y el Pacífico, volcanes y montañas, en cuyas laderas se levantan comunidades pobres y rurales, lo que la hace una de las regiones más vulnerables del mundo a los desastres naturales.

Durante la temporada de huracanes de este año, la región fue azotada en forma despiadada y en de manera consecutiva por los huracanes Eta e Iota, que se sumaron a otros mortíferos fenómenos que recordaron el paso de nombres como Fifi en 1974, Mitch en 1998 y Stan, más recientemente, en el 2005.

Esos fenómenos naturales no habían representado ningún riesgo para Panamá y su población no tiene memoria de lo ocurrido en el pasado en países vecinos. Su salvaguarda ha sido, hasta el momento, estar en una latitud entre los 0.5 y 0.8 grados, y por la fuerza de coriolis -un efecto que resulta de los giros de la Tierra- según explicó la agencia EFE en un reportaje la semana pasada.

Sin embargo, los expertos alertan de que no se puede asegurar que el país nunca será afectado por un huracán. Además, cada vez es más común que las lluvias que traen aparejadas esos fenómenos afecten su territorio. Un caso ejemplar ha sido el grave impacto que significaron los huracanes Eta e Iota que dejaron una treintena de muertos y desaparecidos, enormes danos a la infraestructura y la producción agrícola, cuantificados por el gobierno nacional en unos $100 millones.

Costa Rica, por las similares condiciones de ubicación geográfica de Panamá, rara vez es impactada  directamente por los huracanes que azotan a sus vecinos. En el caso de Eta e Iota, los registros fueron mínimos.

Sin embargo, ese país sufrió en el 2016 los embates del huracán Otto, que lo atravesó desde el Caribe hasta el Pacifico, con un saldo de 10 muertos, 11,000 damnificados por inundaciones y severos daños en infraestructura y cultivos agrícolas.

El huracán más mortífero para Costa Rica fue César que en 1996 causó daños importantes. Hubo 63 víctimas entre muertos y desaparecidos, mientras que dos años después Mitch dejó seis fallecidos.

El Salvador, que en esta temporada de huracanes, no sufrió mayormente los impactos meteorológicos, al no contar con costas en el Caribe, salió bastante bien librado. No fue así en el caso del huracán Mitch que en solo tres días de 1998 dejó 240 muertos,  85,000 damnificados, destruyó unas 11,000 viviendas y más de 300 centros educativos. Las pérdidas económicas se calcularon en $135 millones.

El huracán Ida en el 2009 dejó a su paso 200 muertos y graves destrozos a lo largo de El Salvador.

Los más afectados 

La peor parte de los fenómenos naturales que cada año se ensañan con la región, se la llevan Guatemala, Honduras y Nicaragua con extensas costas en el Caribe. Es como un destino maldito.

Son fenómenos que se repetirán todos los años, cada vez más extremos pero, comparativamente con el pasado, también de corta duración.

Las agencias de Naciones Unidas reconocieron que ante los continuos embates de catastróficos, los fenómenos naturales que azotan Centroamérica se están quedando sin superlativos para los cada vez más potentes huracanes que impactan la región. 

“Estamos teniendo estos enormes impactos que golpean básicamente la misma área. Nicaragua, Honduras y otras partes de Centroamérica no se han recuperado del huracán Eta, y son azotados por Iota, un nuevo y poderoso huracán”, dijo Clare Nullis, portavoz de la Organización Meteorológica Mundial, citada en un boletín oficial.

Entre octubre y noviembre se sucedieron cuatro huracanes en la región con los nombres de  Delta, Epsilon, Eta e Iota, todos tomados del alfabeto griego porque la lista regular de nombres de tormentas se ha agotado. 

Los huracanes Eta e Iota afectaron a cinco millones de personas en la región. Las continuas inundaciones en países como Guatemala, Honduras y Nicaragua dañarán la cosecha entrante, y eso ejercerá una gran presión sobre los agricultores de subsistencia y, aunque todavía es temprano, está bastante claro que extenderá la emergencia incluso hasta mediados de 2021.

Según los expertos, estos fenómenos son evidencias de que los impactos del cambio climático están a la vista.

“La cantidad y fuerza de los huracanes este año se debe a varios factores, como la ausencia de un evento de El Niño, la temperatura del océano, los patrones atmosféricos, todos factores que ocurren en una era de cambio climático. Generalmente hablamos de por encima o debajo del promedio, pero estos promedios tienen un significado distinto al que tenían 50 a 100 años atrás”, dijo Nullis.  

Desde 1966 la llegada de huracanes, según cifras de organismos internacionales, han dejado solo en Guatemala, Honduras y Nicaragua, unos 25.000 muertos, daños a la infraestructura, viviendas, sistemas productivos y servicios básicos por unos $15.000 millones, destrucción de más de 10,000 hectáreas de bosques y decenas de millones de damnificados. La CEPAL estimó que si se suma el daño total, el impacto de esos fenómenos naturales sería el equivalente al 77% del PIB de toda Centroamérica.

Aumento del coronavirus

Una secuela de los huracanes estriba en las dificultades de acceso a agua potable, saneamiento e higiene, seguridad alimentaria, salud y  protección, lo que puede ser causa de aumentos de contagios y subsecuentes muertes por el covid-19.

La Organización Panamericana de la Salud (OPS) reconoció la semana pasada que la respuesta al covid-19 en Centroamérica está amenazada por la temporada de huracanes, y anticipó un alza de los contagios tras el devastador paso de Iota y Eta por la región.

El director de Emergencias Sanitarias de la OPS, Ciro Ugarte, citado por la agencia AFP, destacó que la muerte y destrucción que dejó la estela de Iota solo dos semanas después del azote de Eta, contribuirá a la propagación del nuevo coronavirus en la región en las próximas semanas.

“Las condiciones posteriores a un huracán aumentan el riesgo de exposición y facilitan la transmisión, particularmente en situaciones de emergencia cuando es difícil mantener la distancia física, la ventilación, el uso de mascarillas y la higiene de las manos”, dijo Ugarte.

t/ / Ensegundos.com.pa/ LRDS

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba