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López Obrador pide perdón a pueblos yaquis a nombre del Estado mexicano

Se trata de una política de reivindicación a pueblos indígenas

A nombre del Estado mexicano, el presidente Andrés Manuel López Obrador ofreció perdón a los pueblos yaquis por la marginación, abusos e injusticias cometidos con mayor rudeza desde la época del porfiriato.

Aseveró ante los pueblos indígenas del estado de Sonora, que el régimen de represión ha quedado atrás y el Estado mexicano no debe permitir nunca más esas agresiones contra ningún grupo étnico.

Ahora se reparará el daño –en la medida de lo posible, aseguró el mandatario– a partir de un programa integral que prevé la restitución de tierras (hasta 20 mil hectáreas); acciones legales y obras –con un presupuesto de alrededor de 6 mil millones de pesos– para garantizar el derecho al agua, a la par de un plan de bienestar social.

Dejó en claro que las acciones de reparación deberán estar listas a más tardar en diciembre de 2023, porque si bien su mandato concluye en septiembre de 2024, para el último año de gobierno no quiere dejar obras a medias, “y yo me pueda ir con mi conciencia tranquila”. Prometió volver a la región cada tres o cuatro meses para supervisar los trabajos.

Acto de Justicia

 

Es un acto de justicia a sus antepasados los yaquis y es un acto de justicia a todos los pueblos indígenas de México, la verdad más íntima, más entrañable de nuestra nación”, expresó el mandatario.

En su mensaje –interrumpido varias veces por los aplausos de los asistentes– relató que durante los 34 años del porfiriato (1876-1911) las comunidades indígenas “padecieron la más brutal represión que se haya registrado en la historia de México”, no menos brutal que la de 1521, al asesinar a quienes defendían las tierras comunales.

Mencionó, por ejemplo, el desalojo de los totonacas, en Veracruz, en 1895, operativo en el que mataron a unos 400 indígenas; la represión y despojo a los rarámuris, unos años después, y la “cruel guerra de exterminio” contra los mayas, en la Península de Yucatán, así como a los yaquis, mayos y seris en Sonora.

“Con justificaciones racistas, todos fueron tratados con brutalidad”, porque las élites consideraban a los indígenas un obstáculo para la modernización del país, señaló el Presidente.

Las guerras de exterminio, subrayó, tenían como propósito el despojo de quienes se encasillaba como rebeldes, salvajes, bárbaros, que se habían adueñado de tierras; “esa concepción racista que se padece desde la llegada de los invasores españoles”, sostuvo.

T/ La Jornada/ LRDS

 

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