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Presidente argentino promulgó la ley de interrupción voluntaria del embarazo

“Ya no tendremos muertes en abortos clandestinos. Habrá menos lesiones en la la salud de las mujeres. Habrá menos perforaciones de útero. Habrá menos humillaciones, menos sufrimientos y esa reparación que hace hoy el Estado nos enorgullece profundamente”, enumeraba la Secretaria Legal y Técnica de la Presidencia argentina, Vilma Ibarra, en el Museo del Bicentenario de Buenos Aires.

Caía la tarde y un auditorio que reunía a integrantes de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto, activistas de otros espacios del movimiento de mujeres y de derechos humanos, diputadas, diputados, funcionarios nacionales, venía de emocionarse, minutos antes, con otro tramo del discurso, que puso calor a un espacio frío, poco receptivo a la mística de la militancia verde. Lo que estaba por suceder, la promulgación de la Ley 27.610, de interrupción voluntaria del embarazo (IVE), iba a abrir la puerta a otro mundo, había dicho Ibarra.

En la clandestinidad “han dejado su vida más de 3 mil mujeres desde que recuperamos la democracia. Allí las mujeres han visto afectada su salud. Allí, en esa clandestinidad se han sentido humilladas. Y hoy venimos a reparar esto”, había detallado la funcionaria, visiblemente conmovida, y estallaron los aplausos. Instantes después, cuando faltaban cinco minutos para las 7 de la tarde, Ibarra alcanzaba al presidente Alberto Fernández los textos de las leyes del Plan de Mil Días (Ley 27.611) y de IVE que el Congreso sancionó en diciembre; el presidente firmó ambas. La promulgación era un hecho.

La norma se publicará hoy en el Boletín Oficial, comenzará a regir el 24 de enero. No hace falta que cada provincia adhiera a ella para que entre en vigencia en todo el país. “Tenemos una mejor sociedad, más igualitaria. Hoy empezamos a escribir otra historia, que es la de buscar más derechos”, dijo Fernández, escoltado en la mesa también por el jefe de gabinete, Santiago Cafiero, la ministra de las Mujeres, Elizabeth Gómez Alcorta y el ministro de Salud, Ginés González García.

«Hoy todas las mujeres saben que, embarazadas, van a tener un Estado detrás de las que le va a dar salud y garantía de ingresos suficientes para que ella y su hijo o hija puedan desarrollarse como corresponde”, describió el presidente, en referencia a la ley de Mil Días. Pero el acto, añadió, también daría fuerza de ley a otro texto, que marca “también la posibilidad de que la mujer que no quiera seguir adelante con su embarazo pueda ponerle fin y el Estado esté allí para garantizar la salud que la clandestinidad hoy no le garantiza. Por lo tanto, lo que estamos ampliando es simplemente la capacidad de decidir, que no es poco

La Historia que trazó el futuro

El pañuelo verde coloreaba hasta las muñecas de camarógrafas y camarógrafos encargados de la transmisión oficial, que comenzó –como el acto– a las 6.39, cuando los funcionarios nacionales se sentaron a la mesa. “Estamos haciendo historia”, dijo la ministra Gómez Alcorta, ante la mirada de algunas activistas y referentes del movimiento de mujeres que hoy revisten en esa cartera, como Alba Rueda y la cordobesa Cecilia Merchán. “Estamos acá porque se conjugó una larga historia de luchas de los feminismos, de miles de mujeres, del movimiento de mujeres y de la diversidad y también la decisión política de un gobierno, de su Presidente y Vicepresidenta por seguir ampliando derechos”, añadió, antes de augurar que la ley generará más que un cambio de estatus de una situación sanitaria: “también implicará una enorme transformación cultural, material y subjetiva, vinculada a la autonomía de los cuerpos y los deseos de las mujeres que tienen implicancias en nuestras vidas diarias”.

Poco después, Ibarra se definió como “coordinadora de un equipo” y recorrió no sólo los cambios vitales que la ley de IVE abrirá para las argentinas, sino también lo que el trayecto para alcanzarla significó para las políticas (y los políticos) involucradas en el proceso, a quienes agradeció por el “clima de diálogo democrático”. “Hemos hecho una red de un profundo trabajo , sobre todo de un compromiso de trabajo conjunto. Hemos tendido puentes, hemos hablado, hemos confiado en nosotras y hemos salido adelante para sancionar estas leyes”, describió la funcionaria en referencia a legisladoras y legisladores, pero también a las y los responsables de ministerios nacionales como Gómez Alcorta, González García, Wado de Pedro, ministro del Interior, Daniel Arroyo, de Desarrollo, y también a la responsable de la Anses, Fernanda Raverta, “que trabajaron muchísimo en la sanción y redacción de la ley de Mil Días”.

Ibarra reservó otro tramo de sus agradecimientos para trazar una línea histórica fuertemente vinculada a la ampliación de derechos y que conecta 2020 con 2010: recordó al equipo jurídico con el que trabajó hace diez años y en 2020. “A mi equipo jurídico sólo le puedo decir gracias. Allí estuvo la pluma también de la ley de matrimonio igualitario, de identidad de género y ahora estas leyes”, señaló. Esas leyes, dijo la funcionaria, «viven en un mundo y en un país que todavía guarda desigualdades muy fuertes para las mujeres, donde la pobre tiene más rostro femenino, la brecha salarial tiene más rostro femenino, la discriminación tiene más rostro femenino, donde a las mujeres nos cuesta más y nos resulta más difícil cada paso desde cada día, esperamos dejar a las nuevas generaciones un país un poquito más igualitario”.

Auguró: “Esas jóvenes que vemos en las calles, esas jóvenes que vemos peleando por sus derechos van a seguir garantizando la igualdad. Hoy dejamos un país que las va a tratar con más dignidad, con más respeto, que les va a garantizar la salud y ellas se van a encargar de seguir peleando por la justicia que nos merecemos las mujeres y las diversidades”.

T/ Página12/ LRDS

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