
La nueva primera ministra de Japón, Sanae Takaichi, prometió el viernes ser intransigente ante el incumplimiento de reglas por parte de la población extranjera, aunque reconoció que el país necesita mano de obra migrante ante el envejecimiento demográfico.
Ante el declive demográfico en Japón, el segundo país más envejecido del mundo después de Mónaco, Takaichi reconoció que «algunos sectores necesitan mano de obra extranjera».
En su campaña para ser elegida líder del Partido Liberal Democrático, la política de 64 años había adoptado posiciones firmes contra los migrantes y contra el creciente número de turistas extranjeros, cuyo comportamiento a veces molesta a la población local.
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«Si bien nos oponemos claramente a la xenofobia, el gobierno reaccionará con determinación» ante los incumplimientos de las reglas, dijo en su primer discurso de política general.





