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El Agua (H2O) y la enfermedad por COVID-19

El 97% del agua en el mundo es salada, el 3% de agua dulce está disponible de manera subterránea. El estimado de agua en la tierra es de 1400 millones de Kilómetros cúbicos (Km3), pero sólo 2,5% de esta cantidad (35 millones de Km3) es agua potable.

El agua potable se distribuye en 69,7% glaciares y hielo, mientras que 30% en acuíferos subterráneos y 0,30% Aguas superficiales provenientes de la lluvia o el afloramiento del agua a través de manantiales.

La enfermedad por COVID-19 que para esta fecha ha cobrado la vida de casi un millón de habitantes en el mundo y casi supera los 30 millones de infectados, tiene un influencia sobre personas expuestas a la falta de acceso al agua, el agua mal tratada, pero algo que recientemente está descrito, el agua sobre clorada puede exacerbar los cuadros de COVID-19, por eso este factor pudiera explicar parte de la disparidad de la letalidad en el mundo, según la revisión que se hiciera por ejemplo en países europeos donde los países que más han clorado el agua resultan ser los que mayor tasas de letalidad han presentado.

“Cada año se dan 4.000 millones de casos de diarrea y 1,8 millones de personas mueren a causa de esa enfermedad, más del 90 por ciento (1,6 millones) son niños y niñas menores de cinco años. Asimismo, cuando los menores sufren episodios repetidos de diarrea quedan en estado de mayor vulnerabilidad ante la desnutrición y otras enfermedades”. UNICEF.

La población infantil es la más afectada por la falta de suministro de agua potable

La enfermedad diarreica es un problema de salud serio, se estima que con sólo el lavado de manos con agua y jabón pueda reducir por lo menos un tercio tal flagelo, pero el problema en el  mundo en el acceso al agua potable cada vez es más complejo. A esto se le suma por ejemplo la contaminación por arsénico del agua, que también constituye un grave problema que es responsable de enfermedades graves en seres humanos.

Países como el norte de Italia, Francia, España y el Reino Unido han sufrido 5 veces más muertes por la infección por el virus de la corona que países vecinos como Alemania, Suiza, Austria y Dinamarca en relación con el tamaño de sus respectivas poblaciones. Existe una correlación sorprendente entre el nivel de contaminantes ambientales, incluidos los pesticidas, las dioxinas y la contaminación del aire, como el NO2, que se sabe que afecta la función inmunológica y el metabolismo saludable con la tasa de mortalidad en la pandemia de COVID-19 en estos países europeos. También existe una correlación con el uso de cloración del agua potable en estas regiones.

los niveles de contaminación han hecho que cada día existan menos fuentes de agua potable en el planeta

“En todos los países del mundo occidental el agua se puede utilizar para beber del grifo. Sin embargo, existe una diferencia crucial. Mientras que en países como Estados Unidos, Reino Unido, Francia, España e Italia el agua del grifo está altamente clorada, países como Alemania, Austria, Suiza y Escandinavia se abstienen de clorar el agua potable. De hecho, encontramos una intrigante correlación de la tasa de cloración del agua del grifo en diferentes países con la incidencia de la gravedad de la enfermedad COVID-19”, De hecho, existe evidencia amplia y sustancial de que el agua clorada puede afectar varias funciones de nuestro sistema inmunológico.

El cloro gaseoso es una formidable toxina pulmonar. La lesión de las vías respiratorias se produce debido al daño oxidativo, el enjambre de células inflamatorias y la hipersensibilidad de las vías respiratorias resultante. La peroxidación lipídica es un evento de daño importante en el pulmón y puede afectar críticamente la capa superficial de las vías respiratorias y su capacidad tensoactiva”. Del Estudio:  Is There a Role for Environmental and Metabolic Factors Predisposing to Severe COVID-19? Stefan R Bornstein Agosto del 2020, revista Thieme.

 Es importante entonces, hacer una revisión del agua que se está consumiendo, además que uso se le está dando, priorizar entre las poblaciones que puedan tener más acceso al agua potable, para poder tener la higiene respectiva y reducir radicalmente la infección no sólo de COVID-19 sino las otras enfermedades que producen muchas muertes en el mundo por el solo hecho de no lavar las manos y las superficies donde estas permanecen.

Por: 

Dr. Ricardo León

Especialista en Medicina Interna e Investigador

OSIMAVEN.- @RicardoMedicina

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