A lo largo de la historia y con el desarrollo acelerado de la tecnología, nuestras vidas se han visto cada vez más vinculadas con dispositivos y equipos que facilitan tareas diarias, que nos acercan para comunicarnos y que hacen posible cosas que antes tomaban años o casi eran impensables. Algunos pueden relacionarse a simple vista, muchas veces por su uso, por ejemplo es fácil entender lo que tienen en común una computadora y una impresora, o una TV y un descodificador pero…
Hoy, intentaremos responder desde la ciencia ¿Qué tienen en común, el horno microondas y la conexión Wi-Fi?.
El horno microondas, es una caja metálica que posee un cañón de ondas electromagnéticas, estas son radiadas sobre los alimentos que encerramos en su interior generando su cocción o calentamiento, pero ¿Por qué pasa esto?.
La onda radiada en el interior del horno, oscila en algunos diseños a 2,4 GHz y en otros a 5 GHz. A esta frecuencia de oscilación hace que el agua que contienen los alimentos vibre como la cuerda de una guitarra, generando en ellos calor.
Todas y todos sabemos que un Wi-Fi es usado básicamente para conectarnos a internet de manera inalámbrica. Para esto usamos un dispositivo denominado “terminal Wi-Fi» que desde su antena emite ondas electromagnéticas que son captadas por nuestros dispositivos como las tablets, las laptops, los celulares, entre otros.
Para responder a ese “estímulo” estos dispositivos emitirán más ondas electromagnéticas que serán recibidas por el módem generando un intercambiando de información sin la necesidad de estar conectados entre sí por una red cableada. Todo ocurre a través del aire y viaja en forma invisible. Un dato importante es que las ondas electromagnéticas que se utilizan para Wi-Fi oscilan a 2,4 GHz en algunos diseños y a 5 Ghz en otros.
Un momento, entonces el horno microondas y el Wi-Fi coinciden en algo, ambos radían a la misma frecuencia.
¿Cómo es que podemos estar tan cerca de una antena de Wi-Fi y no nos calentamos como la comida en el microondas?
La clave es el tiempo y la intensidad con que las ondas hacen vibrar nuestras moléculas de agua. El Horno microondas radia con una intensidad 5mil veces más potente que un módem Wi-Fi y lo hace de forma constante, es decir desde que enciende hasta que apaga.
El Wi-Fi por el contrario, radía con poca intensidad y está enviando constantemente ráfagas que duran algunos segundos, aunque si están transmitiendo información estas pueden ser un tanto más seguidas.
La organización mundial de la salud en conjunto con La Comisión Internacional de Protección contra las Radiaciones No Ionizantes, ICNIRP y el Instituto de Ingenieros Electricistas y Electrónicos IEEE, han elaborado directrices internacionales sobre los límites de exposición para ofrecer protección contra los efectos reconocidos de los campos de RF. estableciendo niveles límites de intensidad y tiempo de exposición, que determinan hasta donde una onda electromagnética puede ser tolerada por los seres humanos, todos los dispositivos de Wi-Fi deben ser certificados para garantizar que cumplen con estos niveles y así tener el visto bueno para poder ser usados sin causar daños como inflamaciones, quemaduras, tumores o melanomas.
Es inevitable que la onda electromagnética afecte nuestro cuerpo, o ¿acaso no has sentido como tu oreja se calienta después de una llamada telefónica?, queda de parte de nosotros los usuarios y usuarias hacer uso consciente de estas tecnologías.
– Evitar exponernos a las radiaciones directas del horno microondas
– No permanecer cerca de un módem Wi-Fi por tiempos prolongados
– No agregar a los módem Wi-Fi los conocidos amplificadores de potencia dentro de las casas
Son algunas recomendaciones que podemos ofrecerte para que protejas tu salud y la de los tuyos.
Por:
Dino Di Rosa Profesional de Investigación y Especialista en Comunicaciones de Alta Frecuencia
Gloria Carvalho Kassar Doctora en Fotónica y Presidenta de la Fundación Cendit
