El gobierno de Colombia y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) reinician este lunes en Venezuela los diálogos de paz que fue interrumpido hace cuatro años y con el que se busca dar cumplimiento a una de las principales promesas que el presidente Gustavo Petro hizo antes de asumir el cargo. El ELN anticipó el viernes que propondrá un alto el fuego bilateral durante las negociaciones, mientras el Ejecutivo terminaba de conformar a su equipo negociador.
La postura del ELN
Para Antonio García, comandante del ELN y miembro de su delegación en Caracas. García enfatizó que el cese de hostilidades deber ser bilateral y que se debatirá apenas se instale la mesa de negociación.
Por otro lado, defendió el carácter político de la guerrilla frente a los detractores del plan de paz total del presidente Petro, que instan al gobierno a juzgarlo como grupo criminal. «Están en su derecho, pero la realidad es que el ELN existe como parte de unas contradicciones en una sociedad», apuntó García, quien a su vez admitió que algunos sectores de ese grupo insurgente también tienen reparos sobre la llamada paz total.
García es el jefe de esta organización armada que está en Venezuela esperando al equipo designado por Petro para reanudar las conversaciones de paz que quedaron congeladas en 2019. Por el lado del ELN también participará de los diálogos Israel Ramírez Pineda, alias «Pablo Beltrán», segundo al mando de esa guerrilla. Beltrán ya fue el jefe de la delegación de paz para los diálogos iniciados en 2017 por el expresidente Juan Manuel Santos, que empezaron en Quito y al año siguiente fueron trasladados a La Habana.
La delegación que acompañará al gobierno
El jueves pasado Petro confirmó que el esperado diálogo de paz se inicia formalmente este lunes en la capital venezolana, poco después de que la Fiscalía suspendiera las órdenes de detención contra 17 miembros de la guerrilla que serán parte de las conversaciones.
El mandatario de izquierda también reveló que Otty Patiño, exmiembro de la guerrilla del M-19, de la que Petro formó parte, será uno de los delegados del gobierno en la mesa de conversaciones. Y este viernes se supo que el jefe de la organización de los ganaderos en Colombia, José Félix Lafaurie, hasta hace poco opositor acérrimo del gobierno, será parte del equipo de paz.
«El sector ganadero no puede negarse a una solicitud como la que hizo el presidente con mucha generosidad. Y si el presidente me pide una colaboración en esta dirección lo voy a hacer», señaló Lafaurie, presidente de la Federación Colombiana de Ganaderos (Fedegan). Lafaurie es, además, el esposo de la senadora María Fernanda Cabal, del uribista Centro Democrático, opositor a negociar con la insurgencia.
Resta que el gobierno informe oficialmente sobre los otros negociadores que enviará a Caracas, mientras ya circulan versiones preliminares difundidas en la prensa. Uno de los más mencionados es el senador Iván Cepeda, defensor de los diálogos de paz e hijo del dirigente del Partido Comunista Manuel Cepeda, asesinado por paramilitares en 1994.
Diálogo en pausa desde 2019
Los diálogos con el ELN estuvieron congelados durante todo el gobierno de Iván Duque, el antecesor de Petro, y se cortaron del todo en enero de 2019 después de que la guerrilla explotara un coche bomba en una Escuela de Cadetes de Bogotá, dejando un saldo de 22 muertos.
Estas conversaciones en Caracas tienen varias particularidades, entre ellas que se reinician en medio de situaciones locales e internacionales que no se habían dado antes. Una de ellas es que por primera vez el ELN se acerca a una mesa de diálogos en la que el Estado estará representado por un gobierno de izquierda.
En las anteriores negociaciones la guerrilla lo hizo con gobiernos pertenecientes a los partidos tradicionales o a coaliciones de derecha. Esos intentos tuvieron como contraparte los gobiernos de César Gaviria en 1991 y 1992; Ernesto Samper (1998), Andrés Pastrana (1999), y entre 2005 y 2007 se hicieron fases exploratorias en Cuba y Venezuela con el gobierno de Álvaro Uribe.
Esa situación «podría abrir oportunidades, pero también generar tensiones sobre cómo se concibe la solución de los asuntos estructurales y la terminación del conflicto armado», según un reciente análisis de la Fundación Ideas para la Paz (FIP), un centro de pensamiento independiente. «El ambiente es favorable, pero no está exento de las complejidades que han acompañado los acercamientos con esta guerrilla», indicó la FIP, que recuerda que el ELN no es una organización del todo jerárquica y que las decisiones las toma por consenso.
Una promesa de Petro
El gobierno de Petro impulsó desde su primer día las negociaciones de paz, no solo con el ELN, sino con otros grupos armados en busca de acuerdos similares a los que desarmaron a las FARC en 2016 y las convirtieron en partido político legal. El pasado tres de noviembre, el Congreso colombiano sancionó por amplia mayoría la Ley de Paz Total que ofrece un marco jurídico para poner en marcha los diálogos entre el gobierno y todas las organizaciones armadas que actúan en el país.
Se trata de una reforma a la ley 418 de 1997, también conocida como la «Ley de Orden Público», que ahora brinda herramientas para llevar a cabo acercamientos y conversaciones de paz con los distintos grupos armados, además de suspender las órdenes de captura y extradición en contra de los grupos que entren en negociaciones.
Hace algunas semanas, el canciller Álvaro Leyva anunció que España y Chile serán los acompañantes del proceso. Las partes también acordaron dialogar en «sedes rotativas» entre los países garantes del proceso: Venezuela, Cuba y Noruega.
El ELN, guerrilla de formación marxista que tuvo su mayor fortaleza militar en la década del 80, suma actualmente unos 2 mil efectivos, se estima que llegó a tener más de cinco mil.
T/ Página12/ LRDS