
El Gobierno Bolivariano de Venezuela, presidido por Nicolás Maduro, saludó la reapertura de las fronteras marítimas y aéreas con la isla de Curazao, territorio del Reino de los Países Bajos en el Caribe, planteada para el próximo 3 de abril de 2023.
El canciller venezolano Yván Gil, indicó en la plataforma Twitter que «esta decisión contribuye al desarrollo económico, la interacción social y el fortalecimiento de nuestros lazos históricos”.
Cabe destacar que esta frontera se mantiene cerrada desde hace cuatro años.
El Gobierno Bolivariano saluda la reapertura de las fronteras marítimas y aéreas con la isla de Curazao el próximo 3 de abril de 2023. Decisión que contribuye al desarrollo económico, la interacción social y el fortalecimiento de nuestros lazos históricos https://t.co/rWjuzvWNYW
— Yvan Gil (@yvangil) February 9, 2023
El jefe de la diplomacia bolivariana refirió que el Gobierno de Curazao informó que en reunión del Consejo de Ministros de la isla, el pasado 8 de febrero, la administración gubernamental decidió proponer a Venezuela como fecha para la reapertura de la frontera binacional, por mar y aire, el 3 de abril próximo.
Ambos países iniciaron en diciembre pasado las conversaciones técnicas para la reapertura gradual de las fronteras marítimas y aéreas entre Venezuela y Aruba, Bonaire y Curazao, islas vecinas del Caribe pertenecientes a la nación europea.
Estas islas, que forman parte del reino de los Países Bajos pero tienen autonomía, en principio negociaban en bloque la restitución de conexiones.
El viceministro para Europa del Ministerio del Poder Popular para Relaciones Exteriores, Franklin Ramírez Araque, sostuvo el lunes pasado un encuentro con el Jefe de la Misión Diplomática del Reino de los Países Bajos acreditado en Caracas, Robert Schuddeboom, en el que se puntualizaron temas de interés bilateral, incluido el concerniente a la reapertura de la frontera.
Intercambio comercial con Curazao
El intercambio comercial con las islas, también conocidas como las ABC, rondó en promedio unos 200 a 300 millones de dólares entre 2010 y 2019, al momento del cierre de la frontera.
La orden vino en un momento de alta tensión, en febrero de ese año, para impedir la entrada por mar de ayuda humanitaria en medio de la crisis social reinante.
Curazao servía de centro de acopio de esa asistencia, en un momento de severa escasez de fármacos y una hiperinflación que dificultaba la compra de alimentos y otros bienes esenciales.
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