La victoria obtenida por el Ejército libertador en las pampas de Junín hace 200 años es el resultado del espíritu unitario de Simón Bolívar y su capacidad estratégica de aprovechar la división del Ejército español, las condiciones geográficas y la experiencia previa en combate.
Así lo expuso el historiador Jorge Berrueta, director general de la Biblioteca Nacional de Venezuela, quien estuvo como invitado en el programa Bolívar Nuestro, transmitido por La Radio del Sur y conducido por los historiadores Rosanna Álvarez y Alejandro López, presidente del Centro de Estudios Simón Bolívar (CESB).
“El Libertador estaba consciente de la importancia de la batalla de Junín en el tránsito hacia la liberación definitiva del Perú”, dijo Berrueta, quien resaltó la visión integradora de Bolívar para articular no solo desde la estrategia política, sino para conformar un Ejército compuesto por hombres y mujeres de diversas latitudes, procedentes en su mayoría de Venezuela, la Nueva Granada y del Perú, pero también constituido por argentinos, chilenos, ingleses, irlandeses y alemanes.
En contraposición, el ejército español estaba dividido en tres grandes bloques, “un error táctico del Virrey Laserna, que fue aprovechado por Bolívar para alcanzar la victoria en Junín” el 6 de agosto de 1824, la primera de las dos grandes batallas que sellaron la liberación del territorio de Perú y Nuestra América, expulsando a los españoles del continente.
Al comentar detalles poco conocidos de esta epopeya histórica, el investigador señaló que revisando los archivos es posible encontrar informaciones que quedaron olvidadas por la historiografía, pero que están registradas, tal es el caso de Domingo Cienfuegos, un capitán oriundo de Calabozo, actual estado Guárico, que luego de la campaña de Venezuela y después haber llegado a su casa con licencia de permiso, atendió el llamado de seguir luchando en el Sur, según relata su esposa en un expediente.
“Murió luchando por la libertad del Sur de América, y así como él, muchos otros”, dijo Berrueta al referirse a los venezolanos fundadores de la República, quienes decidieron expandirla a otros territorios, más conscientes de la necesidad de obtener un triunfo real que líderes como Francisco de Paula Santander, quien se resistía a enviar las tropas solicitadas por Bolívar con tanta urgencia.
Indicó además que, en muchos de los documentos revisados, destaca la participación de las mujeres, “quienes más allá de ser compañeras del Ejército y ejercer labores de alimentación y salud, muchas de ellas combatieron cuando la situación lo ameritaba y eso hay que reconocerlo. Esta es la deuda de la historia insurgente”.
Álvarez apuntó que la presencia de Antonio José de Sucre fue fundamental, a lo que Berrueta expuso que el Libertador, después del triunfo en Venezuela durante la Batalla de Carabobo en 1821, decide asignarlo como Comandante del Ejército del Sur.
“Durante esos años, Sucre se encargó de hacer un diagnóstico y un mapeo de inteligencia, sobre los líderes, las poblaciones, la geografía”, dijo el investigador, quien considera que la Campaña del Sur en general es más estudiada, más táctica y estratégica, se evidencian esos años de dura experiencia obtenidos en las guerras de Venezuela y la Nueva Granada.
La Campaña del Sur representó muchos retos, entre ellos los geográficos, por el clima y la altura, que incluso obligaron a preparar a las bestias o caballos y modificar la alimentación de los soldados incluyendo dulce. Además, no se usaron armas de fuego, por lo que se denominó una «batalla silenciosa», ejecutada con armas blancas, “como las lanzas de nuestros llaneros que eran prodigio en el campo de batalla”, describió Berrueta.
Los 200 años de la Batalla de Junín se celebrarán con un foro organizado por la Comisión Presidencial para la Conmemoración Bicentenaria y la Red de Historia, Memoria y Patrimonio, que tendrá lugar en el Teatro Bolívar, este miércoles 7 de agosto.
Prensa CESB/LRDS
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