
El presidente peruano, Pedro Castillo, señaló que el país vive una “crisis institucional sin precedentes” y rechazó las acusaciones de corrupción que le hacen sus oponentes, luego de que el Parlamento admitió debatir en dos semanas un pedido para destituirlo por “incapacidad moral”.
Castillo pronunció un discurso en el Congreso ayer, en el cual admitió errores en su gestión, pero “eso no significa aceptar los supuestos delitos que me imputan”, y afirmó que pretenden involucrarlo en actos ilegales por “motivos políticos”. El Mandatario pidió dejar de lado las rencillas y poner primero al país.
“Por encima de las diferencias ideológicas y políticas están los intereses de la patria. Es el momento de poner fin a las disputas mezquinas y trabajar por los grandes objetivos nacionales”, sostuvo el Mandatario en un intento por finalizar el conflicto político con el Legislativo.
El Congreso aprobó debatir un pedido de destitución por “incapacidad moral permanente” contra Castillo, a siete meses del inicio de su gestión. El Parlamento convocó a una sesión el 28 de marzo al Mandatario, quien puede asistir o enviar a su abogado para defenderse de las acusaciones. Luego se necesitarán 87 votos para destituirlo y no está claro si los opositores los conseguirán.
La derecha peruana con mayoría en el Congreso no ha cesado casi desde el primer día de gobierno de Castillo de insistir en su destitución y de provocar un estado permanente de crisis política en el país.
T/ LRDS/ Agencias