
Fort Hood es la base militar estadounidense con más población permanente en el mundo, está ubicada en el estado de Texas y su nombre está vinculada a la tragedia y a la violencia. Sobre todo en estos últimos meses y pese al silencio oficial, el lugar y sus inmediaciones han sido escenarios de una serie de crímenes que simbolizan la putrefacción existente en las fuerzas militares del imperio.
El cuartel ha sido también históricamente, el lugar de agrupamiento de batallones que parten desde Estados Unidos a invadir a otras naciones a asesinar a otras naciones, casi siempre a “nombre de la libertad”. Muchos de los “habitantes” de Fort Hood son veternados de guerra, afectados por secuelas “post-traumáticas”, de su participación en guerras.
En 2009, Fort Hood se hizo noticia mundial por un extraño episodio en el que un sujeto ingresó a disparar indiscriminadamente contra el persona, causando la muerte a 13 personas e hiriendo a otras 30. Nunca hubo una versión definitiva sobre los hechos, el atacante logró sobrevivir luego de quedar gravemente herido de bala y posteriormente, en el año 2013 fue condenado a muerte.
En 2014 ocurrió un nuevo episodio de ataque, cuando precisamente uno de los veteranos que habita en el fuerte y que formaba parte del grupo de efectivos afectados mentalmente por las guerras, disparó a la multitud matando a 3 personas e hiriendo a 16, para posteriormente suicidarse.
Fort Hood es parte de la degradación y el culto a las armas, sembrado o inoculado en la sociedad estadounidense y que desgarra también la tranquilidad en centros de estudios y otros espacios de la nación norteamericana.
Más reciente, el mayor cuartel militar de Estados Unidos es también escenario de crímenes en serie y el incremento de los delitos sexuales, lo que ha hecho que su nombre surja nuevamente a la opinión pública.
¿Un asesino o una manada de asesinos?
Este año, como un film complejo de asesinos en serie, comenzaron a ocurrir extrañas desapariciones y cadáveres en las inmediaciones de Fort Hood. El primer caso fue el de la soldado de origen latinoamericano Vanessa Guillén, quien desapareció en misteriosas circunstancias el pasado 22 de abril.
A comienzos de julio, la familia de Guillén recibió de parte de las autoridades militares estadounidenses la notificación de que la joven había sido localizada muerta. «Le dije a mi madre que uno de mis sargentos me estaba acosando sexualmente en Fort Hood. Mi madre intentó convencerme de que le diera el nombre de la persona que me estaba acosando, pero no quería meterme en problemas», publicó la familia en una página web creada para la búsqueda de la soldado.
El mutismo de los mandos militares era absoluto acerca de las denuncias sobre abusos sexuales en la base, por el contrario guardaron silencio absoluto sobre la situación y no notificaron a los familiares de Guillén de nada relacionado con su desaparición. Uno de los sospechosos del asesinato de Guillén se suicidó antes de ser detenido por el crimen, al parecer la mató a martillazos.
«Mi hermana fue víctima de acoso sexual, pero no se hizo nada al respecto. Fort Hood no ofreció seguridad ni respeto. No garantizaron la seguridad de mi hermana», expresó Guadalupe Guillén poco después de confirmada la muerte de su hermana Vanessa.
Más de 20 solados estadounidenses han sido encontrados muertos en los alrededores e instalaciones del fortín militar este año. La macabra saga no contó durante todo este lapso de tiempo con explicación alguna de parte de las autoridades.
El 1 de marzo los mandos militares informaron sobre la muerte del soldado Shelby Tyler Jones de 20 años. Había sido asesinado de un disparo en las inmediaciones de un club de striptease cercano a Fort Hood. Según la policía allí en ese club le habrían atacado, no obstante, a Tyler Jones se lo localizó a una 800 metros del lugar, frente a un tienda de variedades.
En junio, fueron localizados los restos de Gregory Scott Morales, un soldado que llevaba 10 meses desaparecido, lejos de preocuparse por su suerte, sus superiores lo incluyeron en una lista de desertores.
«Están suponiendo que simplemente se fue por su cuenta. Y no comparten la información que tienen. Entiendo que parte de esto quizás tiene que ver con tratar de mantener lo que ellos saben en secreto, para hacerle la pregunta correcta a la gente y averiguar. Pero, como madre, simplemente sería fabuloso si tuviéramos algunas pistas», dijo su madre Kim Wedel, cuando Gregory aún se encontraba desaparecido.
El carro donde había sido visto por última vez con vida Scott Morales fue hallado en enero de este año. Sólo faltan dos días para culminar su servicio reglamentario y volver a su vida civil, ¿Qué motivo tendría para desertar en esa oportunidad?
A mediados de julio, fueron ubicados los restos de otro soldado, Mejhor Morta, fue encontrado en un lago cercano a la base. Fue ahogado intencionalmente. Las autoridades no ofrecieron mayor información.
Otro efectivo de origen latinoamericano, Elder Fernández fue encontrado muerto a mediados de agosto en el perímetro de Fort Hood, falleció colgado de un árbol. Las autoridades mencionaron la hipótesis del suicidio. También había sido víctima de abuso sexual y por ello había sido cambiado de su unidad de servicio.
“Estamos asqueados por esta tragedia que ha sucedido demasiadas veces. Estamos desconsolados por la familia del Elder Fernandes”, expresó respecto al asesinato la abogada de la familia Fernández, Natalie Khawam.
Según los familiares, Fernández había estado hospitalizado desde el 11 de agosto, poco antes de su muerte, nunca les explicaron los motivos del internamiento. En sus redes sociales, el joven militar había escrito “Me aíslo cuando paso por… A mi miseria no le gusta la compañía”.
Cercano en tiempo a la ubicación de los restos de Vanessa Guillén fue encontrado también el cadáver del soldado Christopher Wayner Sawyer en su residencia dentro del Fuerte, como en otros casos privó el silencio sobre su caso.
En marzo habían localizado el cadáver de otro joven solado de origen latinoamericano, Freddy Beningo Delacruz, había sido asesinado junto a otras dos personas dentro de una de las viviendas de Fort Hood. En este caso fue identificado un asesino, aún cuando no se dieron detalles concretos del motivo del triple crimen. También hay que preguntarse cómo dentro del principal cuartel de la mayor potencia militar del mundo, puede ocurrir un crimen de estas características y el asesino huir como si nada.
En agosto un hombre fue detenido por el asesinato del soldado Brandon Rosecrans, adscrito a Fort Hood. El misterio continuó cuando los cuerpos de investigación no supieron dar respuesta alguna sobre la motivación del crimen ocurrido en mayo. «El arresto nos dio aún más preguntas», dijo Thomas Berg, el padre de Rosecrans en su oportunidad.
¿Investigaciones?
La notoriedad de los crímenes ocurridos en torno a Fort Hood provocaron que el Congreso estadounidense decidiera abrir una investigación al respecto. Fue apenas en septiembre cuando esto ocurrió a solicitud de congresistas demócratas de California.
Según una carta enviada por los congresistas al Ejército estadounidense, en las estadísticas del cuerpo castrense, constaba que entre 2014 y 2019, hubo un promedio de 129 delitos graves cometidos, incluidos casos de homicidio, agresión sexual, secuestro, robo y agresión agravada en Fort Hood.
Por su parte el secretario del Ejército estadounidense, Ryan McCarthy admitió que Fort Hood tenía «el mayor número de casos de agresión sexual y acoso y asesinatos en toda nuestra formación del Ejército de los Estados Unidos». Medios de la nación norteamericana aseguran que desde 2016 han ocurrido en el complejo militar texano, un total de 159 fallecimientos, incluidos siete homicidios y 71 suicidios.
Finalmente, ya entrado el mes de diciembre, se conoce la noticia de la destitución de 14 oficiales y soldados militares estadounidenses de Fort Hood a causa de la serie de crímenes allí ocurridos. Se trata de una acción administrativa, muy lejana aún a la acción penal sobre los reclamos de justicia.
En el contexto de ese anuncio, Chris Swecker, abogado y ex director asistente de la División de Investigación Criminal del FBI, admitió que en el transcurso de la investigación hallaron “un gran número de represalias, estigmatismo, ostracismo. También se comprometió la confidencialidad del proceso de información”.
La impunidad es la constante es torno a los crímenes ocurridos este año en Fort Hood. Se trata de casos sin explicaciones ni móviles aparentes en muchos casos. La repercusión del caso de Vanessa Guillén le dio visibilidad a una situación que según admiten los mandos militares era habitual o es habitual en la base, el abuso, el acoso sexual. Ni eso ni los homicidios tienen una explicación en torno a las responsabilidades de los superiores, tampoco de los autores materiales de los asesinato o incitaciones al suicidio.
No es de extrañar tampoco para unas fuerzas armadas preparadas y adoctrinadas para humillar a los contrarios, para tener inmunidad en torno a las barbaridades que comenten en sus “misiones”, es decir en las invasiones y ocupaciones militares que ejecuta Washington a lo largo y ancho del mundo.
T/ Chevige González Marcó / LRDS