Violencia en festejo musulmán en Etiopía

Este sábado, se registró un enfrentamiento entre la policía y seguidores del Islam en esta capital etíope durante la celebración del fin del Ramadán (Eid al-Fitr).
Miles de feligreses acudieron al estadio de la ciudad, sede de la ceremonia, pero no todos entraron y muchos utilizaron áreas aledañas para rezar, incluida la plaza Mezkel, lugar del altercado.
Según trascendió, el enfrentamiento comenzó cuando un agente esparció accidentalmente gas lacrimógeno y duró apenas minutos durante los cuales varios jóvenes gritaron “No quemen nuestras mezquitas” y otras consignas, además de apedrear inmuebles, incluidos una librería y un museo.
En este sentido, el enfrentamiento fue calificado como motín por la policía, que arrestó a 76 personas y cuyo trabajo evitó males mayores, porque impidió que los congregados portaran armas.
Para el gobierno, resultó un “complot promovido por los enemigos históricos del país y sus cómplices”, e instó a enfrentar con energía las acciones fanáticas.
“El extremismo religioso y la división étnica son utilizados para destruirnos”, declaró en un comunicado, y aseguró que la conspiración de fuerzas hostiles con traidores internos nunca triunfará.
La comunicación aludió a la violencia en Gondar y denunció que sus promotores intentaron provocar conflictos similares en la Región de las Naciones, Nacionalidades y Pueblos del Sur, y otras áreas.
Precisamente, muchos consideran que el disturbio en Mezkel tiene origen en pugnas entre musulmanes y cristianos en esa ciudad situada al norte del lago Tana, en el septentrional estado de Amhara.
A propósito de la situación, detuvieron a unos 280 ciudadanos en Gondar y las autoridades anunciaron que actuarán enérgicamente contra quienes promuevan inseguridad.
En tanto, varios líderes religiosos instaron a respetar todos los credos, entre ellos el presidente del Consejo Supremo de Asuntos Islámicos, Mufti Haji Omar Idris, quien destacó que “la convivencia entre musulmanes y cristianos permitió a Etiopía superar grandes desafíos”.
No obstante, la preocupación por el estallido de un conflicto religioso permanece en un país que sufre mucho por la sequía y la guerra en el norte, dos de las últimas lágrimas de su desconsuelo.
T/Prensa Latina /LRDS