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Trump promete un «boom económico» para 2026

El presidente de EEUU centró su balance de sus primeros 11 meses de gestión responsabilizando al gobierno de Biden de los problemas actuales, en política exterior esquivó las tensiones con Venezuela.

Ante la creciente impaciencia de los estadounidenses, el presidente Donald Trump prometió el miércoles un «boom económico» el año próximo, en coincidencia con el 250º aniversario de la independencia.

Trump lleva casi un año prometiendo una «Edad de Oro» que no acaba de concretarse en términos de poder adquisitivo o de empleo. El presidente ha culpado con frecuencia a Biden por problemas que se han agravado durante su primer año de regreso al poder y este miércoles en su alocución volvió a recurrir a ese guion, especialmente en relación con el alto costo de la vida, que intentó presentar como temporal.

«Heredamos un desastre» insistió Trump, en alusión a la presidencia del demócrata Joe Biden, pero el país está «a las puertas de un boom económico como el mundo nunca ha visto», dijo.

El republicano intentó, en una alocución desde la Casa Blanca, retratar su primer año de regreso al cargo como una historia de éxito, dejando de lado la ansiedad de los votantes por la economía y minimizando los riesgos políticos que enfrentan los republicanos de cara a las elecciones legislativas de 2026.

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Trump pronunció el discurso desde la Sala de Recepciones Diplomáticas y no desde el Despacho Oval, un escenario que le permitió hablar más al estilo de sus mítines característicos, de pie detrás de un atril.

Sujetó el atril y expuso sus puntos a un ritmo vertiginoso, de pie entre dos banderas y con una guirnalda verde como telón de fondo.

El presidente ofreció poco ánimo o empatía hacia los estadounidenses que luchan con los altos costos de los alimentos, la vivienda y las fiestas. Su único saludo estacional llegó al final, con un breve «Feliz Navidad» y «Feliz Año Nuevo».

Trump ofreció pocos detalles sobre sus planes futuros. Afirmó que su administración impulsará políticas agresivas de vivienda el próximo año, prometió nombrar pronto a un nuevo presidente de la Reserva Federal y anunció un plan para enviar cheques de 1.776 dólares a las tropas estadounidenses.

Por lo demás, el discurso fue en gran medida una versión de grandes éxitos de los mítines políticos de Trump. Arremetió contra los somalíes en Minnesota, a quienes acusó de robar a Estados Unidos; habló de hombres compitiendo en deportes femeninos y repitió su afirmación habitual de que el país hace un año estaba «muerto».

De manera notable, el discurso careció de un enfoque sostenido en la política exterior, a pesar de su relevancia durante el segundo mandato.

Antes del discurso, aliados de Trump especularon sobre cuán prominente sería su enfoque en una confrontación creciente con Venezuela. Esta cuestión quedó sin respuesta el miércoles. En su lugar, Trump se centró solo en una breve vuelta de victoria por su trabajo en Oriente Medio y en la mediación de paz en general.

El presidente estadounidense dijo que su palabra favorita es “aranceles” y defendió el uso de esta medida económica como un instrumento geopolítico que, según su versión, le ha traído grandes beneficios a Estados Unidos. Desde su regreso al poder, Trump ha provocado un revuelo comercial a nivel global por la imposición de estas tasas a economías de todo el mundo.

T: Agencias

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